“Estamos pasando un momento dónde se habla sin parar de la plata y elegí hacer esta obra porque trabaja con el honor de la palabra, y creo que es un buen momento para recordar que hay otros valores posibles”, dice Maxi Rofrano, dramaturgo y director de teatro oriundo de Avellaneda.

Rofrano no tuvo un camino lineal, su formación universitaria la inició como contador público, después pasó por el periodismo deportivo y escribió para el diario El Popular, pero confiesa que arrancó la vida con miedo. “No me animaba a hacer las cosas que me gustaban, tenía pánico de quedarme en la lona, pero un día conocí a una chica que vendía ropa para perros y pensé: si ella puede hacer eso, ¿por qué yo no voy a poder hacer lo que quiero?”.

Ahí empezó su indagación en la ficción, primero como guionista y después como dramaturgo. Hoy en día también es director de la fundación UNSAM Innovación y Tecnología.

Es oriundo de Avellaneda y fanático de Racing. Nació a dos cuadras de la cancha. La pasión por el fútbol la heredó de su padre. “Mi niñez fue muy linda, jugábamos en la vereda, se armaban partidos en la calle todo el tiempo, con una mochila marcábamos el arco, los pibes de Capital no lo tienen eso y me da nostalgia, una cierta tristeza”.

El viernes 2 de agosto en el Espacio Callejón se estrenó “Fájense”, con su autoría y dirección. Se trata de una obra de teatro basada en el cuento “El negro ortega” del autor sanpedrino Abelardo Castillo. La obra versa sobre el tramo final de la carrera de Jacinto “El negro” Ortega, quien recibe la propuesta de pelear en el mítico Luna Park contra la joven promesa del boxeo argentino, Carlitos Peralta. Sin embargo, la oferta conlleva un elevado precio: dejarse vencer por el novato. Las dudas de Ortega oscilan entre el honor, encarnado en su entrenador de toda la vida y la propuesta económica que lo salvaría. El dilema se resuelve en el ring, parte central de la puesta en escena que replica una pelea de boxeo, con comentadores incluidos.

Rofrano nombra que Abelardo Castillo fue el primer autor que leyó con gusto de adolescente. El candelabro de Plata y otros cuentos fue un regalo que le hizo una amiga de su madre para engancharlo con la lectura que hasta ese entonces era algo que no lo convocaba. Fue su mito fundante como lector, después de esa experiencia no paró de leer con voracidad. Llevar a las tablas un cuento de Castillo, es una forma de homenajear a ese chico que fue.

El negro ortega, el cuento en sí, lo eligió por la relación que se da entre boxeador y entrenador, que tiene remembranzas a la relación padre e hijo. Tema que lo obsesiona e indaga en varias de sus obras. “Hay algo en la figura paterna que me conmueve mucho. Que alguien quiera ser padre me llama la atención. El vínculo padre e hijo y cómo lo lleva cada quién me parece intrigante. Miro la película Big Fish y tengo que poner pausa para llorar. Avellaneda es para mí, mi papá. La plaza, jugar a la pelota en la calle, correr el tren, mi papá y Avellaneda tienen límites borrosos. No sé quién es quién”.

Pero confiesa que su elección también tuvo que ver con la época que estamos atravesando. “El cuento se ancla en una hipótesis donde el honor, la palabra, el legado, son cosas que importan. Estamos viviendo en un momento, en donde no importa nada pareciera, donde lo efímero arrasa con todo, y da la sensación de que se haga lo que se haga y se diga lo que se diga, todo pasa de largo. Es un zapping constante. La palabra pierde su valor y potencia. Los hechos no tienen peso. Lo único que vale es la plata. Solo importan las finanzas: el mercado, la guita que hay, la que falta, la que se necesita. Números. Quería poner ese tema en cuestión y proponer otra mirada”.

El libreto de la obra lo trabajó en el curso de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, donde Rofrano se recibió de dramaturgo.

En "Fájense", el boxeo juega un papel central. El mundo del boxeo estuvo presente desde su infancia. “Los sábados que peleaba Tyson, mi viejo se entusiasmaba mucho con que yo viese eso. El boxeo era un ritual compartido y a la vez fueron las primeras horas que yo trasnoché, que accedí a quedarme despierto después de la medianoche. Aunque era gracioso porque las peleas de Tyson duraban dos segundos. Ese era su yeite. Así que apenas me acomodaba, ya había que volver a la cama”, agrega Rofrano.

Para la obra, Juan Mendé, quien interpreta a Carlitos Peralta, y Leandro Orellano, quien hace del protagonista, El negro Ortega, tuvieron que entrenar boxeo profesional por varios meses. “Yo quería llevar la belleza y el vértigo del peligro del boxeo al teatro” dice Rofrano y confiesa que espera que la obra sea recibida como un “golpe de teatro”, a lo Tyson. Por su brevedad e intensidad. La duración es de cincuenta minutos.

La obra también tiene músicos en vivo, un mashup de tangos y cuartetos de Rodrigo compuestos por Bruno Leichman. El bandoneonista es un personaje más dentro de la escena, las canciones son interpretadas por Fabián Petroni, quien hace del entrenador del Negro Ortega, y por Leandro Orellano.

El elenco lo completan Federico Milman como "El rumano" Morescu y Santiago Maurig, quien junto a Lorenzo Martelli comenta y relata la pelea.

Fájense se puede disfrutar los viernes a las 20hs en el Espacio Callejón, Humahuaca 3759, Capital Federal hasta el 27 de septiembre. Las entradas se pueden adquirir vía Alternativa Teatral.

Los viernes a las 22.30 también con autoría y dirección de Rofrano se puede asistir a Trenkeleuke en Humboldt 1857, en el teatro NoAvestruz. La obra es una comedia política drag sobre una supuesta monarquía parlamentaria en Sudamérica que ha eliminado todas las formas poéticas del territorio. Basada en una idea original de Maruja Bustamante y Nahuel Vec.