Cientos de miles de bangladesíes se manifestaron este domingo para exigir la renuncia de la primera ministra, Sheikh Hasina, en una de las jornadas más violentas desde que empezó la movilización con al menos 93 muertos. Las protestas, que se iniciaron en julio para exigir el fin de unas cuotas al empleo público que consideran discriminatorias, se transformaron en los peores disturbios a los que se vio confrontada Hasina en sus 15 años en el poder.
Según informes policiales y médicos recogidos por el diario local The Daily Star, 93 personas murieron en enfrentamientos entre manifestantes opositores, por un lado, y policías y partidarios del gobierno, por el otro, lo que eleva la cifra de muertos desde julio a cerca de 300. Entre los últimos fallecidos hay "al menos 14 policías", señaló el vocero del cuerpo armado, Kamrul Ahsan, agregando que cientos de agentes resultaron heridos.
La policía indicó que manifestantes atacaron a sus agentes y asaltaron una comisaría en la localidad de Enayetpur, en el nordeste. Fuentes hospitalarias y oficiales confirmaron varios de los muertos y heridos en distintos distritos del país recibieron heridas de bala. En varios casos los soldados y la policía no intervino para frenar las protestas, a diferencia de las manifestaciones del mes pasado, que derivaron repetidamente en una feroz represión.
Un respetado exjefe del ejército exigió al gobierno que retirara las tropas y permitiera las protestas, lo que constituye un reproche enormemente simbólico a Hasina. "Pedimos al gobierno en funciones que retire inmediatamente las fuerzas armadas de la calle", indicó Ikbal Karim Bhuiyan en una declaración conjunta con otros exoficiales de alto rango, en la que condenaba "asesinatos atroces, torturas, desapariciones y detenciones masivas". Ante la escalada de violencia el ministerio del Interior reimpuso un toque de queda en todas las ciudades del país.
"Queremos vivir libremente"
Las manifestaciones empezaron con una movilización estudiantil contra una norma que permite a los hijos de los veteranos de guerra acceder más fácilmente al empleo público, que fue suavizada por el Tribunal Supremo pero no anulada. Sin embargo "la cuestión ya no son las cuotas de empleo", aseguró Sakhawat, una joven manifestante que solo dio su nombre y llamó "asesina" a Hasina. "Lo que queremos es que nuestra próxima generación pueda vivir libremente en el país", agregó.
Hasina se ofreció a hablar con los manifestantes pero los organizadores de las protestas rechazaron la oferta y exigen en su lugar que se disculpe públicamente, castigue a los responsables de la represión y eche a varios ministros, entre ellos los de Interior, Educación y Justicia. La primera ministra, en el cargo desde 2009, acusó este domingo a "grupos terroristas" infiltrados entre los estudiantes de los disturbios que se están extendiendo por todo el país.