“Hoy me acuerdo de pasar Semana Santa comunicada con los padres de los chicos, con sus familiares y con otros directivos para que se cuiden en la calle porque era muy difícil la situación”, rememora Claudia Quadri. La directora del Colegio Modelo Mármol relata lo que vivió un grupo de alumnos de sexto año tras perder mucha plata en las apuestas virtuales. Resaltó el valor de la cercanía y la mirada de los chicos para una escuela que se convierte en “salvadora”.
Pasadas las vacaciones de verano, la institución comandada por Quadri quedó sacudida por la noticia. Un grupo de chicos organizó una fiesta, pero apostó el dinero de las entradas, lo perdieron, y la fiesta no se hizo. El conflicto llegó por duplicado: el enojo de quienes compraron su ticket y el de los cajeros virtuales a los que los chicos les quedaron debiendo lo perdido en el casino online.
“Aquel fin de semana fueron a buscar los chicos a sus casas, los escracharon en redes sociales y los amenazaron”, relata la directora del Modelo Mármol. La escuela de gestión privada alojada en el municipio de Almirante Brown tuvo que idear los mecanismos para cuidar a sus alumnos, porque los venían a buscar a la puerta de la institución para agredirlos y golpearlos.
En su charla con Buenos Aires/12, Quadri describe el impacto de lo sucedido en las chicas y los chicos. “Los movilizó”, asegura. Remarca que fue el propio colectivo de alumnos el que pidió tener charlas por el miedo que les ocasionó la situación de sus pares. Cuenta que le escribió la presidenta del centro de estudiantes, que se potenció el rol del padrinazgo de los alumnos de sexto año para con los de primero, y se tejió una labor conjunta con toda la comunidad educativa que arrojó muy buenos resultados: “Casi no se ven apuestas en las aulas”.
Por su experiencia, Quadri fue convocada por la Universidad Nacional Guillermo Brown y la Municipalidad local para contar su trabajo en una serie de charlas que se lanzaron en mayo. Aquellas conversaciones se convirtieron en un Programa Integral para la prevención y la concientización del fenómeno de las apuestas online o virtuales que recorre escuelas del distrito.
¿Por qué? Porque este fenómeno avanza. Día a día, tal como viene contando este medio, las situaciones emergen y distintos especialistas detallan cómo afloran múltiples consultas al respecto en sus consultorios. Por eso, la provincia de Buenos Aires anunció hace un par de semanas su propio programa a partir de una encuesta del Ministerio de Salud que demostró que un tercio de los alumnos de la escuela secundaria afirma haber apostado en plataformas online.
El Instituto de Lotería se puso al frente del trabajo con el objetivo de combatir los sitios ilegales de juego, ya que en los legales existen múltiples barreras para evitar el ingreso de menores. Pero los ilegales acaudalan el mayor volumen de apuestas con, según el titular del Instituto, Gonzalo Atanasof, el 80 por ciento del juego virtual.
“Acercate a pedir ayuda”
“El 90 por ciento de los alumnos tienen mi teléfono”, asegura Quadri. Lo dice porque sostiene que la cercanía y el contacto cotidiano alimenta un vínculo con los chicos que les da confianza para buscar soluciones en la escuela. Y eso sucedió tras el episodio de los alumnos que, de un día para el otro, eran buscados por gente a la que le debían plata.
Cuenta la directora que los chicos no querían volver al colegio porque tenían vergüenza por lo que hicieron. Se organizaron charlas en aulas cerradas para los chicos puedan conversar con sus compañeros, explicaran sus miedos y afronten la situación como un aprendizaje. A partir de ese momento, relata la docente, los propios chicos que atravesaron este problema quisieron llevar un mensaje a los más chicos. “De ellos surgió decirles: acércate a pedir ayuda”.
Así, la escuela comenzó el trabajo de charlas con una pediatra y apuntó a focalizar a los adolescentes que estaban envueltos en la ludopatía. Se trabajó individualmente en cada caso. “Vimos que cada uno tenía algo que lo identificaba con la ludopatía y muchos entraban al juego por sus vínculos de afuera de la escuela, en su gran mayoría adultos, que ya apuestan o son cajeros o conocidos de cajeros”, señala Quadri.
Los chicos pasaron por aulas a dar las charlas. También, resalta la directora, se desarrolló un sistema de padrinazgo de parte de los alumnos más grandes para con los chicos. En la escuela, cuenta, había dos perfiles de apostadores. Por un lado, los chicos de quinto y sexto año que apostaban mucho y perdían mucho. Por otro, los de primero y segundo año que jugaban menos dinero y se pedían plata entre ellos. “Esta situación que desbordo a los grandes, tristemente sirvió de ejemplo”, apunta.
Quadri asegura el nivel de juego “bajó muchísimo”. Que en las aulas no se percibe y sólo hay mucho movimiento en los recreos. Pero, afirma, los propios chicos avisan cuando otro está apostando. “Hoy en los grandes casi no se ve y es el alumno grande el que le pone el limite a los chicos”, dice. Y, cuando no da resultado ese pedido, hay un llamado al adulto: “Mirá Claudia le hablé, pero no cambia, me dicen, y ahí piden tu intervención”.
“Tienen una mirada de la escuela como salvadora”, alega.
Con siete años al frente del Modelo Mármol, a sus 57 años Quadri tiene una frase de cabecera: “Soy muy defensora de la escuela pública”. Fue directora de una institución de gestión pública de Llavallol en Lomas de Zamora que fue “elegida la mejor de la Provincia en su momento por los proyectos que presentaron los chicos”.
“No creo que le falten herramientas, las herramientas están, dependen de las personas, y en educación hay que comprometerse”, remarca. “No diferencia entre la escuela pública o privada, los problemas chicos no hacen diferencia”, subraya.
En este sentido, sostiene que trabaja para que en su escuela haya un sentido de pertenencia. “Usualmente, el adolescente escucha más a un ajeno que a la propia familia, por eso necesitan ser escuchados, son ellos los que te dicen lo que pasa, porque uno puede armar una escuela bajo una nube que no existe, pero son los chicos los que te dicen la realidad”, señala.
Para Quadri, es de suma importancia que existan los centros de estudiantes y programas como Jóvenes Parlamentarios o Jóvenes y Memoria. Afirma que los chicos tienen que compartir experiencias en distintos ámbitos, que se hablen entre ellos porque “no hay nada como la voz de otro pibe, que es tan importante como que un pibe venga a buscar la voz del adulto y pregunte qué decir o qué hacer”.
Una cuestión de Estado
El trabajo de Quadri llegó a oídos de la UNAB y fue convocada para dar una charla en la Casa de la Cultura de Almirante Brown a fines de mayo. Allí estuvo, entre otros, el intendente local, Mariano Cascallares, que impulsó, mediante una ordenanza, un programa integral en conjunto con la universidad para abordar esta problemática que crece a lo largo de toda la provincia de Buenos Aires.
La iniciativa se enmarca en la Secretaría de Extensión de la UNAB que lidera Ignacio Jartuschenko. “Este trabajo se enmarca el programa Universidad en tu escuela, con el que ya fuimos a 83 secundarias, para generar el puente con la universidad y fue ahí donde nos encontramos con un relato alarmante: un grupo de chicos había apostado y perdido la plata de su viaje de egresados”.
A partir de entonces, se gestaron las charlas en la Casa de la Cultura con Lucía Fainbom a la cabeza. Licenciada en Comunicación, diplomada en Educación e investigadora especializada en Ciudadanía Digital, estuvo al frente de la primera experiencia que fue abierta a la comunidad y generó una fuerte convocatoria y una amplia demanda. Hoy coordina el programa desde la UNAB y trabajarán con el Método Pavlovsky, ideado por el psiquiatra Federico Pavlovsky.
“Pensamos entonces en un programa con dos proyectos, donde por un lado se dé un curso formativo para docentes, directos y personal de salud sobre ludopatía y apuestas digitales y, en paralelo, charlas sincrónicas sobre pantallas para conversar sobre cuándo habilitarlas, hablar de la convivencia digital, de la crianza digital, con un foco más abarcativo para que las familias cuenten con más herramientas”, explica a este medio.
La primera charla del programa fue en la Escuela Secundaria N°35 “La Calandria” de San José. Allí se acercó como invitado, Facundo Bianco de la consultora Bienestar Digital que se especializa en el diseño de proyectos de alcance regional “con el objetivo de construir vínculos más saludables con las tecnologías digitales”.
“Esto viene de la mano de la mercantilización de las experiencias humanas, con las pantallas como mediación de los vínculos y con un uso excesivo de todos, pero principalmente de los chicos”, señala Bianco a este diario. Describe un escenario fértil para que emerjan las apuestas online: uso en soledad de las redes en edades cada vez más prematuras, la cultura de la influencia, el extractivismo de datos, a lo que se le suma la crisis económica que incita a hacer plata de manera simple y rápida. “La tormenta perfecta”, asegura.
“Yo me cruzo con videos de youtubera que dicen que la facultad quedó obsoleta y hay que hacer cursos rápidos de traders”, señala con un halo de bronca. La contextualización que hace Bianco tiene como premisa que las apuestas son un “signo de época” y no, simplemente, un diseño de plataforma.
Asegura estar preocupado por los roles y figuras que generan los casinos virtuales, por lo que hoy se encuentra con chicos que hablan de que trabajan de cajeros. “Muchas veces se montan sobre estructuras del narco en barrios humildes, donde chicos cooptan a otros a sumarse, que se endeudan muchísimo, lo que tiene como consecuencia casos de chicos o chicas que dan soluciones finales a su vida”, detalla.
Al igual que Quadri, sostiene que la problemática no distingue clases sociales. Remarca la gravedad de cómo se está naturalizando la idea de hacer dinero apostando por parte de los jóvenes. Pide que se intervenga, al menos, en el circuito de publicidades sobre el juego y las casas de apuestas. Y, apunta, hay cuestiones que no merecen discusión: “Un chico de doce años no puede estar en un casino virtual, así como no puede entrar al Casino de Mar del Plata”.
Desde su mirada, la experiencia en La Calandria fue “divina” porque se pueden acercar conceptos, ideas y, ante todo, herramientas a toda la comunidad, incluidos los jóvenes. En los talleres, afirma Bianco, se puede constatar, por ejemplo, que los chicos no tienen en claro como monetizan las plataformas de juego.
“Cuando les contás que con sus datos o con su permanencia en el sitio ganan plata les hace ruido”, advierte. “Explicamos que da una relación de asimetría, que te sacan datos para venderte una publicidad hipersegmentada, que hay un negocio ahí, y eso los interpela”, relata.
A su vez, sostiene que no se le puede pedir a los chicos un nivel de criticidad o reflexión para atravesar estos temas que son de adultos. “La ludopatía era de los adultos que en algunos casos les cuesta un montón salir, imaginemos uno de doce años”, indica Bianco.
Por eso remarcar que, al menos, hay que comenzar por regular la publicidad como “puntapié muy positivo”. “No digo que sea la única medida, pero sí para tomar en cuenta, y ahí es necesaria la colaboración de influencers, publicistas, la Selección Argentina de Futbol, la Liga, los clubes, porque el futbol debería ser un aliado en esto”, subraya.
Cuenta que, en estos momentos, desde la consultora, están realizando una encuesta junto a UNICEF para recabar datos en los jóvenes sobre el tema de las apuestas online porque la información sistematizada al respecto es escasa.
“Nos pasó por primera vez que, el año pasado, los docentes nos vinieron a plantear que los chicos apostaban en el recreo, que tenían deudas, y ahí se nos disparó el trabajo por el lado de las juventudes y las apuestas”, dice. A este trabajo se le sumó la propuesta de la UNAB este año con la que esperan recorrer múltiples instituciones educativas en Almirante Brown.
“Esto tiene que ser un tema de Estado”, asegura Bianco.