Esta semana en Resistencia, la capital del Chaco, se realizó el 29º Foro por el fomento del Libro y la Lectura, que desde mediados de los ’90 es una marca cultural y educativa chaqueña. El balance es positivo a pesar de limitaciones impuestas por la obstinada incertidumbre económica. Pero la asistencia de cientos de docentes, estudiantes y bibliotecarios del Chaco profundo y de provincias vecinas (Corrientes, Formosa, Misiones y Norte de Santa Fe, por lo menos) llenaron de libros y lecturas el aire de la ciudad, con visitas a escuelas, talleres y conferencias. Y no decayó ni un milímetro la mística que se sostiene desde mediados de los 90’ del Siglo 20.

Tanto fue así que a pesar del desastre económico-social que hoy padece el pueblo argentino, en ningún momento hubo dudas de que este 29º Foro se iba a hacer. Y así campeó un espíritu positivo durante las jornadas, con una intensa sucesión de conferencias y mesas de debates, con tertulias de lectura de prosas y poesías que llegaban de las provincias vecinas y algunas de muy lejos: México, Ecuador, Paraguay.

En discurso inaugural en la temprana tarde del pasado jueves 1º, y con la presencia de autoridades provinciales y municipales, este columnista abrió el Foro señalando con prudencia, pero con firmeza, que ante el desastre económico y social que padece hoy el pueblo argentino –con millones de compatriotas sometidos a intereses de minorías y de poderes extranjeros– este encuentro masivo, como cada uno de los 28 anteriores, es una respuesta sincera. Porque no es ningún milagro sino el fruto de la pasión, los sueños, la ansiedad y hasta la alegría que se ve en los rostros de maestros/as, y de bibliotecarios/as, y de cientos de estudiantes y mediadores de lecturas. Que son los verdaderos héroes de jornadas como estas, que protagonizan mujeres y hombres que no dejan de enseñar, llevar libros y ayudar a descubrir la maravilla que es leer. Verdadera patriada que protagonizan en cada escuela, en cada biblioteca, en cada lectura de las vastas geografías provincianas para iluminar a un pueblo agobiado y desconcertado.

Y es que así también se hace Patria, desde el viejo y nunca derrotado compromiso supremo de la educación: la lectura, la literatura, la bibliotecología y todo el universo de saberes, inquietudes, ideas y propuestas que miles de argentin@s procuran brindarle cada año a nuestro pueblo y a los hijos de nuestro pueblo.

La Pedagogía de la Lectura que desde el Chaco y hace ya 29 años se propone y se enseña, es de hecho un sueño que está vivo. Por eso después de casi tres décadas aportando ideas, y sobre todo ahora cuando la Patria está en emergencia, este Foro se propuso explorar el deseo de leer. Es decir los imaginarios territorios de estos tiempos de velocidad, complejidad y superficialidad en los que ninguna propuesta educativa es seria y posible si no es cultivando el saber que solamente da la lectura, única vía para autorizar la audacia de contrariar a los poderes de lo establecido, a lo falso que se pone de moda, a lo tonto que es carecer de pensamiento propio.

Y dicho sea esto no por heterodoxia, sino porque estamos, ya, en un año pletórico de alteraciones, provocaciones y esa tóxica especie de libertariaje individualista e insensible y de propuestas insensatas que a este paso sólo embrutecerán más y más a nuestro pueblo. Lo cual en verdad pareciera que es lo que se busca: destruir a la República Argentina.

En estas horas de rechazo a la política, acusaciones con más malas leches que verdades y macizo enseñoreo de la economía, quienes solamente piensan en ganancias y números es visible que proceden con los mismos sentimientos que pueden tener los yacarés y los cuervos.

El desafío, claro está, es el mismo de todos los años, desde 1996: convocar a autores y especialistas capaces de volcar y compartir conocimientos en el camino hacia una sociedad lectora e intelectualmente activa. Porque es cada día más urgente mejorar la educación en la Argentina, que se está desmoronando dramáticamente. Y esto no es una opinión; es un hecho.

Por eso pensar a la lectura como vía ascendente hacia la construcción de una Patria con un pueblo educado y lector, y por ende sensible y solidario. Ir más allá, para que el libro y la lectura sean formativas, porque ahora y más que nunca el pueblo argentino necesita reflexión e ideas para comprender y mejorar la dura realidad de nuestra Patria, nuestra América y el mundo.

Sabemos que en materia educativa todo es horizontal y vertical a un mismo tiempo; por eso la lectura, la imaginación y el conocimiento son, en sí mismos, propuestas. Y así en el Foro chaqueño, cada año, se propone, se inquieta, se conmueve y se sacude la inevitable superficialidad acrítica que siembran los poderes fácticos desde la universalización de las llamadas "redes sociales". Y también de las mentiras informativas. Todas las cuales operan objetivamente como hábiles adversarias de la lectura tal como la Humanidad la concibió hace siglos: o sea como acto de meditación, de pensamiento lento que induce y estimula a pensar y analizar.

Ésa es la gran tarea docente, irrenunciable y generadora de la verdadera LIBERTAD. La lectura como acto de soberanía, propuesta de apertura hacia la libertad y la formación de ciudadanía consciente del valor de la democracia y la igualdad, ésa es la gran tarea para que volvamos a ser una sociedad de mentes abiertas y críticas, democrática y de paz, y nunca más engañada con discursos mentirosos.

La Pedagogía de la Lectura difunde la costumbre hermosa que es leer; en el desarrollo de la literatura para niños y niñas y jóvenes; en la lectura constante y amorosa que regalan miles de abuelas cuentacuentos que hoy son ejemplo en decenas de ciudades argentinas y de América Latina. Y no se piense que esto es un arcaísmo; es autodefensa pura y dura, y urgentemente necesaria para enfrentar el mundo que viene, y al que hay que por lo menos reformatearlo, especialmente en un contexto universal en el que la así llamada “Inteligencia Artificial” empieza a ser ya un vendaval que este columnista duda mucho que sea benéfico para la Humanidad. Más bien al contrario, puede ser el medio (el lenguaje) para el definitivo entierro de la libertad de los seres humanos. Y es claro que semejante aseveración es discutible, y qué bueno que lo sea. Es imperativo que se lo discuta, desde por lo menos el campo de la lectura, el arte de escribir, el desarrollo propio y lento y meditado de las ideas, que siempre se encuentran en el maravilloso y largamente secular objeto que llamamos “libro”. No hay ninguna razón para creer a priori que la Inteligencia Artificial será buena para los pueblos. Y aun si lo fuere, sería una peligrosa idea porque su único fundamento es el poder planetario, político y económico, despojado de toda regla moral.

Nuestro planeta en sólo 70 años pasó de tener 1.500 millones de habitantes (en 1945) a los actuales 8.500 millones. Eso es en sí un gigantesco drama humano que hoy se le oculta a los pueblos hipnotizándolos. Y nada hace pensar que la IA no venga a ser un monumental espejismo, un brutal modo de despersonalizar a la ya imperfecta sociedad contemporánea en la que lo que más crece en el mundo es el hambre y la violencia. Y con ello la ignorancia de los pueblos condenados a no leer, a no saber, a no enterarse.

La absurda concentración de conocimiento y conducción política, económica y sanitaria, en ningún punto del planeta está garantizada como igualadora. Y para colmo, y al contrario, está concentrada en manos de un puñado de hipermillonarios a los que nada ni nadie controla mientras corrompen y dominan todos los sistemas de comunicación mundial. Eso a esta columna le parece un alarmante peligro para la Humanidad. @