Durante todo el siglo XX y lo que va del XXI hubo en nuestro país tres intentos de magnicidio a líderes políticos populares. Ellos fueron: Juan B Justo, Lisandro de la Torre y CFK. Ninguno de estos hechos se investigó a fondo y todo quedó en el que jaló el gatillo. Esta lista, obviamente no incluye a referentes sociales, religiosos o gremiales, pero se cuentan por miles los que fueron ejecutados por razones políticas. Como por ejemplo los asesinatos perpetrados por la Triple A. Solo por recordar algunos, como el intelectual Silvio Frondizi, el cura Carlos Mugica o el recordado Rodolfo Ortega Peña; de cuyo crimen se cumplieron 50 años. En este macabro racconto debemos incluir las masacres de obreros: Semana Trágica, Patagonia Rebelde, la Forestal y de pueblos originarios, como Napalpí. También, el genocidio de militantes populares perpetrado por la dictadura civico militar, que se ensañó especialmente con dirigentes obreros y comisiones de fábricas. Tampoco olvidar el bombardeo a Plaza de Mayo, las bombas en el subte (1952) o los fusilamientos de José León Suarez. A todos previamente se los estigmatizó, denunció y persiguió hasta el hartazgo, utilizando la justicia y los medios de comunicación masivos de la época. Lawfare de manual.

Las víctimas se transformaron en verdaderos blancos móviles, para que las fuerzas represivas actuaran con total impunidad. Sean estas regulares o irregulares, las dos variantes juegan en el mismo equipo. A todos los perseguidos se les aplicó las generales de la ley no escrita de la política argentina: si discutes la distribución de la riqueza, desde una posición de fuerza, puedes terminar con un balazo, en la cárcel, o en el exilio. ¡Hola Milagro! ¿seguís presa, no?

Estas acciones violentas enumeradas, costaron la vida a miles y miles de militantes populares, y ocurrieron siempre (no de casualidad) como ayuda externa para zanjar la puja distributiva en beneficio de la oligarquía. ¡Así cuida la derecha sus intereses! Diálogo, consenso, elecciones, republicanismo, respeto a las libertades individuales… ¡te los debo! Como bien lo graficó el “pensador” libertario agrario, Jose L. Espert: cárcel o balas. Más claro, echale agua.

Este comportamiento represivo y antidemocrático se pudo repetir a lo largo de más de 120 años de historia porque nunca, pero nunca, en Argentina se investigó ni juzgó a los responsables intelectuales de esas matanzas; que tanto ayudaron a la regresiva distribución del ingreso y al recurrente endeudamiento externo. Todo terminó siempre en los que apretaron el gatillo ¡y a seguir saqueando! Juzgar a los responsables intelectuales e instigadores es determinante, para no tropezar dos veces con la misma piedra. La derecha siempre recurre a la violencia para garantizar su supervivencia en el poder. Por eso, saber quién mandó a matar a CFK ¡es clave! Ahí se juega buena parte del futuro de la democracia argentina y del bienestar popular.

Volviendo a los que tuvieron el raro “honor” de sufrir atentados individuales, vayamos por orden cronológico. Empecemos con el  Juan B. Justo: médico brillante, fundador del PS, traductor de "El Capital" al castellano, con prólogo de Federico Engels --¿casi nada, no?-- Este tuvo una gran participación tanto en la huelga agraria de 1912 como en la fundación de la FAA; y fue quien presentó el primer anteproyecto de ley de arrendamiento agrario, para límites a la voracidad de subarrendadores y terratenientes.

La oligarquía no le perdonó nunca “ese detalle” de defender obreros rurales y chacareros. Y le aplico el remedio que mejor conoce. El 7 de junio de 1916, a las 2.00 PM en Reconquista al 600 (CABA), a plena luz del día y con total impunidad, un individuo le descerrajó cuatro balazos Dos impactaron de lleno y dos erraron. Salvó su vida de milagro. Sesenta días después, en Rosario, por parecidos motivos, matan a Francisco Netri. Amigos: con la renta terrateniente ¡¡¡no se jode!!!

Sigamos con Lisandro de la Torre. Este venía dando una gran batalla parlamentaria en defensa del interés nacional, enfrentando y desenmascarando la estafa de los frigoríficos ingleses y sus socios argentinos. Lo que la historia recuerda como el debate por las carnes. Lisandro, intelectual, brillante orador, de una trayectoria personal intachable, venía ganando ampliamente la simpatía de la opinión pública. Al fraudulento gobierno del general Agustín P. Justo se le complicaba. Entonces sucedió lo que sucede a menudo en la Argentina: el comisario retirado Valdez Cora (el Sabag Montiel de esta historia) le descerrajó varios disparos en pleno recinto parlamentario, que en vez de impactar en su humanidad, pegaron en la de su correligionario Enzo Bordabehere, ocasionándole la muerte. El matador era un hombre vinculado estrechamente al ministro de Agricultura Luis Duhau, un gran terrateniente, que la estaba pasando muy mal en la interpelación. Así lo cuenta Lisandro: “Hechos y no suspicacias comprometen la posición del ministro de Agricultura.. (...) Este negó, ante la Comisión Especial y ante el juez, conocer al asesino del doctor Bordabehere, y prueban lo contrario testimonios fehacientes”. Son los Caputo de la vida, negando lo evidente. La historia se repite. Sigue De la Torre: “Pasemos a un segundo falso testimonio grave del ministro de Agricultura. En la declaración que prestó respecto de su caída en el recinto. Inventó un golpe no recibido, favoreciendo así la situación del asesino. Si fuera cierto,como se pretende, que entre el ministro de Agricultura y Valdez Cora no existía relación alguna,(...), resulta inexplicable, tanto en él como en su sobrino Duggan, la súbita e irresistible simpatía que les despierta Valdez Cora y los actos que realizan para favorecerlo.” Es una simpatía similar a la que despiertan Jonathan Morel y Revolución Federal, en Patricia Bullrich, Caputo, Millman y Cia. ¿no?

Sigamos con el orden cronológico ¿Por qué mandaron a matar a CFK? En su gestión de gobierno está la respuesta. Hay que mirar cuatro ítems principales. a) Los datos de distribución del ingreso. El salario siempre le ganó a la inflación b) Su lucha nacional e internacional contra los fondos buitres, sector de donde provienen los financistas que ocupan hoy el Palacio de Hacienda, y aparecen vinculados con Revolución Federal. d) Conflicto por las DEX. Igual que en los casos de Justo y De la Torre, con la renta terrateniente no se jode. c) La defensa de la soberanía nacional (estatizaciones, ciencia, etc ). Su presidencia afectó muchos intereses poderosos y eso no gusta a los dueños de todo. Por ahí va la cosa.

Cristina, como Justo y de la Torre, se compró todos los boletos para entrar en la historia de los magnicidios argentos. Pero hay una diferencia no menor entre ellos, y es que CFK era una vicepresidenta en ejercicio. La Plaza de Mayo se llenó inmediatamente de ciudadanos pidiendo el esclarecimiento del atentado. El presidente de la República, que era a su vez presidente del PJ, en vez de asumir el liderazgo para que se aclare el hecho, prefirió que se redactara un comunicado y lo lea una querida artista. No dio  la talla o no le interesaba ¡Dios sabrá!

¿Y qué tenían en común, un socialista, un demócrata progresista y una peronista?, todo lo bueno que da la política, el amor a la patria y al pueblo.. Los tres se habían vuelto molestos para las clases dominantes. Porque expresan en concreto, la defensa del interés nacional y popular frente al imperialismo y la oligarquía. Si favoreces sus intereses, podes definirte en lo teórico como más te plazca: trotskistas--guevarista-peronista-chavista, eso no les molesta. Lo que los vuelve locos es que les hagas pagar impuestos y mejores la calidad de vida de la población. ¡Y los tres estuvieron en esa! No es cuestión de siglas partidarias que hoy dicen poco, sino de ideas e intereses que se defienden.

La derecha siempre procura vender una versión parcial e interesada de los hechos, para lo cual la desconexión de los mismos y la ignorancia histórica operan como una configuración de sentido; así después se vota con ese ese sentido común impuesto.

La vida, es decir la política, es decir la historia, es una continuidad de sucesos, de luchas de los pueblos por vivir mejor. Si no aprendemos a enlazar en nuestra conciencia lo vivido, si no sacamos ninguna conclusión, estaremos siempre empezando de cero.  Es lo que pasa en la Argentina de hoy, donde vuelven los que deberían estar presos. El olvido no es inocuo. Se necesita justicia que castigue a los culpables, para que la historia no se repita.


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