El integrante de H.I.J.O.S. Córdoba, Raúl Enrique González Ittig, se mostró conmocionado tras el asesinato de Susana Beatriz Montoya, esposa del subcomisario y militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Ricardo Fermín Albareda, y madre de Fernando Albareda, otro militante de la agrupación de Derechos Humanos.

Según González Ittig, esta situación se da ya que "después de la dictadura la policía no se terminó de depurar". "Fernando es hijo de un subcomisario que fue torturado y asesinado en la Casa Hidráulica y desaparecido desde 1979, y él se dedicó durante mucho tiempo a hacer formacion a los cuadros policiales, a dar charlas de derechos humanos. El año pasado logró la reparación del legajo de su papá, porque allí decía que lo habían despedido por abandono de sus funciones", contó en diálogo con la 750.

"A Fernando ya el año pasado lo habían amenazado, le habían dejado casquillos de balas y pintadas con consignas incluso nazis. Y esta vez pasaron de la amenaza a la acción: mataron a la mamá en una situación terrible. Estamos muy conmocionados. Dejaron también pintadas amenazando a sus hijos. Lamentablemente toda la sospecha está sobre la policía o el entorno policial", agregó.

Para el militante de H.I.J.O.S. Córdoba, el contexto nacional con ataques sistemáticos a la lucha por los derechos humanos y las sucesivas declaraciones negacionistas del presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel promueven este tipo de acciones violentas.

"Hay un discurso que permite que grupos violentos tengan vía libre para hacer cosas que antes no lo hacían. "Es un contexto nacional muy poco amigable para los derechos humanos", remarcó.

"Y, por otro lado, hay una situación puntual de Córdoba en que Fernando estaba amenazado y la Justicia no encontró nada. Si hubieran investigado con seriedad, tal vez hoy no hubiéramos tenido esta situación", concluyó.