La antesala del discurso de CFK corrió por cuenta de Arturo Morell Barraga, coordinador general de asesores de la Ciudad de México. El funcionario definió a Cristina Kirchner como "una de las personalidades más distinguidas del último siglo". Y remarcó que la exjefa de Estado fue pionera en la posibilidad real de que las naciones de América Latina sean gobernadas por mujeres. Esa corriente derivó en que, por primera vez en 200 años de historia, México no solo tenga una presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, sino también paridad de género en todos los ministerios.
En su alocución, CFK destacó la hospitalidad de México, su presidenta Sheinbaum y de Andrés Manuel López Obrador, creador de Morena y exmandatario del país norteamericano. Cristina reflexionó que esa hospitalidad fue similar a la que tuvo el DF en la época más oscura del país. "Esta maravillosa ciudad que recibió, en el siglo pasado, época de las terribles dictaduras que azotaron a América del Sur, a miles de compatriotas que huían del terror, de la muerte, de la tortura y de la desaparición. La CDMX lo alojó a todos. Hasta se creó una nueva categoría, los arg-mex. Porque así como muchos volvieron a nuestro país una vez que retornó la democracia en 1983, otros se quedaron definitivamente y se constituyó esa categoría de arg-mex. Hombres y mujeres de la cultura, de la educación, del arte, de las ciencias sociales. Así que este reconocimiento de parte de la Ciudad de México es una caricia al alma", apuntó Cristina, incluyendo que varios integrantes de su entorno -desde un secretario privado hasta el padre de su nieta Helena- son nacidos en esa ciudad producto del exilio.
Luego hubo tiempo para el análisis político. Y allí CFK dejó definiciones que pueden reinterpretarse a 7000 kilómetros de la CDMX. Porque la expresidenta elogió el accionar de Morena como "constructor de una nueva sociedad mexicana. Y lo digo en presente porque la construcción nunca se termina, menos en política. Siempre es permanente y siempre se renueva", comentó.
El cierre le correspondió a Batres, jefe de Gobierno, quien trazó un paralelismo entre los movimientos populares de México y Argentina que a lo largo de la historia se retroalimentaron en sus luchas por más y mejores derechos sociales, económicos y políticos. El alcalde destacó, en especial, los gobiernos kirchneristas en su búsqueda por achicar la brecha de desigualdad en el terreno latinoamericano y remarcó la persecución que sufre la exvicepresidenta por parte del Lawfare.
Y cerró con un anhelo: "Deseamos lo mejor al pueblo argentino y que pronto se desenmascaren engaños de una derecha vulgar, falsamente libertaria y verdaderamente rapaz".