A siete meses del inicio de la gestión de Leonardo Cifelli al frente de la Secretaría de Cultura de la Nación, lxs trabajadorxs de ATE Cultura publicaron un balance que analiza un modelo concentrado y elitista. El documento indica que el presidente Javier Milei, la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello y el secretario de Cultura ejecutaron el 37,7% del presupuesto vigente, cuando debería ser del 59%. El desglose es aún más preocupante y sostienen que "un inciso clave como el de fomento, promoción y apoyo a la cultura apenas alcanzó el 1% de ejecución, según datos del propio gobierno".

En diálogo con Página/12, Valentina Viglieca –secretaria general adjunta de ATE Cultura– destaca que ese 1% destinado al fomento "significa concentración en la ciudad de Buenos Aires: lo contrario a federalizar, territorializar y garantizar el derecho de acceso a la cultura por parte de las mayorías", y explica que "está todo concentrado en la ciudad más rica y poderosa del país, la que tiene mayor cantidad de acceso a oportunidades culturales". Al mismo tiempo, objeta el "aval del gobierno a la privatización": un caso paradigmático es Tecnópolis, donde ahora "hay espectáculos carísimos e imposibles de pagar versus un parque científico, tecnológico y cultural abierto a las mayorías para que la gente pueda visitarlo sin pagar una entrada".

La secretaria apunta contra "los funcionarios que son la verdadera casta en la cultura, encerrados en sus oficinas, pensando cómo hacer para ceder espacios públicos a sectores privados y saquear los derechos culturales de las mayorías". Para Viglieca uno de los datos más alarmantes es la cantidad de despidos en el sector. Hasta ahora hubo 248 trabajadorxs despedidxs en dos tandas –diciembre y marzo– que afectaron el funcionamiento de diversos programas de alcance federal (muchos de ellos dirigidos a poblaciones vulnerables) o áreas que se ocupan de la protección de monumentos, asistencia técnica federal, derechos humanos, comercialización de artesanías y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares. 

La Subsecretaría de Promoción Cultural y Artística fue el área más afectada con el mayor número de despidos. Los recortes presupuestarios se suman a la "inusitada burocracia generada por no tener administración propia, además de las constantes renuncias de funcionarios y la falta de un organigrama definido". En el reciente desmantelamiento del INCAA identifican "un caso testigo del propósito de esta nefasta gestión: su desguace responde a una política integral de destrucción del fomento de una industria como la cinematográfica, reconocida mundialmente y que generaba miles de puestos de trabajo". El informe detalla que "con la desregulación total promovida por Federico Sturzenegger se ha derogado la cuota de pantalla nacional, dando un golpe de gracia a nuestro cine en favor de las producciones extranjeras" y Viglieca agrega que el ataque del ministro de Desregulación avanzará también sobre otras instituciones como el Instituto Nacional del Teatro (INT), el Fondo Nacional de las Artes (FNA) y CONABIP.

Un modelo sustentado en las tijeras

¿Qué es lo que se perdió con la gestión Cifelli? Los recortes revelan el modelo cultural impulsado por el actual gobierno. Algunos programas cerrados pertenecían a la ex Dirección de Acción Federal: Latte, apoyos federales y Festivales Argentinos, por ejemplo, realizaron en 2023 más de 300 actividades que disfrutaron cerca de 7 millones de personas en distintos puntos del país. Las funciones de la Secretaría no se limitan a CABA (para eso está la cartera a cargo de Gabriela Ricardes) sino que deberían extenderse a todo el territorio argentino, pero parece haber una clara decisión de gestionar exclusivamente para el distrito más rico del país.

Viglieca sostiene que "la ausencia de federalización es una política cultural elitista porque supone pensar la cultura para unos pocos" y subraya: "Los trabajadores queremos trabajar. Nosotros no somos los ñoquis; lo son aquellos funcionarios que desde sus oficinas le ceden nuestros espacios a sectores privados". Las demandas concretas incluyen "la reincorporación de la totalidad de los despedidos, que el secretario Cifelli se haga cargo de gestionar políticas públicas, que el presupuesto se ejecute y haya trabajo para los compañeros, que el ministro Sturzenegger no avance sobre los organismos descentralizados, que se paguen los subsidios a las bibliotecas populares y los salarios a los monotributistas (el sector más precarizado porque desde que llegó esta gestión vienen cobrando tarde, con pequeños aumentos que aún no se hicieron efectivos) y que la Secretaría sea un lugar de fomento, distribución y acceso federal a los derechos culturales". Viglieca subraya: "Queremos volver a la promoción de la cultura, festivales, artesanías, becas. Que los pasajes no sean para los vuelos particulares del Presidente sino para que llegue cultura a cada punto de la Argentina".

A Tecnópolis se le dedica un párrafo aparte porque, aunque no tuvo despidos, se suspendió la programación de vacaciones de invierno por primera vez desde su creación. "Solo se puede acceder a actividades organizadas por empresas privadas que además son excesivamente costosas para el bolsillo del público habitual de este querido parque. Luego de varias renuncias, Tecnópolis sigue sin autoridades designadas, cuidado sólo por sus trabajadorxs", denuncian. También hay otras instituciones afectadas como la CONABIP –con despidos en áreas fundamentales y recortes a  programas y subsidios– o el Instituto Nacional Juan Domingo Perón que pasó a depender directamente de la cartera de Pettovello y, por ende, "no se les paga desde enero a los compañeros monotributistas y se les niega horas extras al personal".

El informe consigna otras cuestiones como los salarios adeudados de 40 trabajadorxs precarizadxs de Elencos Estables, la falta de viáticos para técnicos de la Comisión de Monumentos, el freno a obras públicas destinadas a evitar que se derrumben edificios históricos, la falta de caja chica que afecta a 25 museos nacionales o la escasez de muestras temporales. En términos de cooperación tampoco hay buenas noticias: se suspendieron acuerdos con provincias e instituciones públicas para espacios dentro de Tecnópolis, convenios de colaboración mutua con otros países y el programa Becar Cultura que promovía la formación de artistas en el exterior. 

"No hay plata para los artistas, pero sí para los viajes privados del presidente. La verdadera concepción que el gobierno de Milei tiene sobre la cultura se pudo ver en el proyecto de la Ley de Bases que directamente proponía clausurar el INCAA, el INT, el FNA y desfinanciar la CONABIP. Todos estos espacios, importantísimos para garantizar el desarrollo cultural, vuelven a estar en la mira del gobierno", advierten. Y concluyen que "los daños a nuestro patrimonio cultural serán vistos a largo plazo y acompañarán la lamentable regresión en materia distributiva que ha encarado este gobierno, cuyo único fin es poner de rodillas a nuestra nación, empobrecer a la población y garantizar la extracción de nuestros recursos naturales".