Daniel Kupervaser es Licenciado en Economía, un argentino que emigró a Israel en 1973 y analista político que difunde sus trabajos en el blog Ojalá me equivoque. En 2014 publicó el libro Israel se emborrachó y no de vino en Editorial Dunken y sobresale por una mirada muy informada y crítica del rumbo que viene tomando el país en las últimas décadas.

--La decisión de Benjamin Netanyahu de matar a su interlocutor en la guerra de Gaza -Ismail Haniyeh- en Teherán fue tomada, no a pesar de las consecuencias sino en busca de ellas. ¿Cómo evalúa esta estrategia?

--No obedece al hecho de que sea el interlocutor, sino por ser parte del liderazgo político de Hamas. Desde el inicio de esta confrontación, él anunció la intención de eliminar a toda la cúpula de Hamas, “estén donde estén”. Eliminaron a Haniyeh en Teherán evaluando que no acarrearía un conflicto regional y que los iraníes responderán de forma limitada como cuando Israel eliminó un oficial iraní en tierras sirias. Israel se inclinó y perfeccionó la vía de eliminar líderes por dos motivos. Primero: en caso de guerra abierta prolongada, tendría que movilizar a los reservistas, desligando a esa gente de la actividad productiva, afectando la economía. Esto influye en la necesidad de terminar las confrontaciones armadas en el menor tiempo posible. Y descabezar al enemigo supondría el desmoronamiento rápido de su organización. En segundo lugar, el liderazgo político y militar israelí percibió que la sociedad se regocija ante iniciativas que causan sufrimiento y dolor al enemigo. Humillarlo abatiendo a un líder en un operativo espectacular, se interpreta como una vía muy efectiva. Da la impresión que los estratos políticos y militares se encandilaron con la entusiasta recepción de esta estrategia en la sociedad israelí, a tal punto que cerraron sus ojos a una realidad evidente: casi todos los líderes eliminados fueron reemplazados por otros más peligrosos para Israel que sus antecesores.

--Se profundiza la política de ataques hacia Irán. ¿Netanyahu está en un momento Galtieri? Acaban de matar a Fuad Shukr de Hezbolá en Líbano. ¿Tomó Israel la decisión de invadir Líbano?

--No. La concepción general es que puede enfrentar muchas dificultades si se propone un operativo amplio ante Hezbolá o contra Irán, aun cuando antes finalice los combates en Gaza. La posibilidad de continuar movilizando altos porcentajes de la reserva se presenta como un serio problema y la fuerza aérea sola no es suficiente: no le es conveniente a Israel abrir otros frentes de alto combate.

--Al fin y al cabo, las Fuerzas de Defensa de Israel no son todopoderosas.

--Con todo el dominio militar que se cree que tiene Israel sobre Gaza y la aplanadora que le pasó por encima a las unidades de Hamas, el jueves estos lanzaron desde Gaza más de 10 misiles sobre el sur de Israel: uno voló 50 km tierra adentro. El hecho es que Israel se siente amenazado por Irán en dos sentidos. Primero, por el avanzado desarrollo del potencial nuclear iraní, y en segundo lugar, por sus aliados regionales: Hezbolá, Hamas desde Gaza y Cisjordania, y los Hutíes de Yemen. Durante años Netanyahu se abanderó en su campaña por impedir el desarrollo nuclear iraní, pero con la ayuda de Trump en 2018 cometió un grave error. Logró desmoronar el acuerdo con las potencias occidentales que había frenado el programa nuclear de Irán en 2015, país que hasta entonces cumplía ese compromiso a rajatablas. A partir esa ruptura, Irán se liberó de toda traba comenzando a acumular significativas cantidades de uranio enriquecido: en cierto tiempo podría disponer de suficiente material fisionable para bombas atómicas. Existe amplio consenso de expertos --israelíes y del mundo-- en que hay muy pocas posibilidades de que un ataque extranjero pueda poner fin a ese proyecto iraní. A diferencia de los proyectos iraquí y sirio, cuyos únicos reactores fueron construidos por extranjeros y fueron demolidos por ataques israelíes en 1982 y 2007, el proyecto nuclear iraní se basa en expertos locales y dispone de muchas instalaciones a lo largo del país construidas bajo tierra. Cualquier ataque allí solo logrará un corto retraso en sus planes. Un ataque israelí daría el impulso a los iraníes para dar el paso que hasta hoy se niegan a dar: armar bombas atómicas. Entre Israel e Irán existe una situación de equilibrio estratégico basado en una disuasión mutua, dadas las limitaciones de cada uno para liderar una guerra total y prolongada: hay una gran distancia geográfica e imposibilidad estratégica de materializar ataques con armamento no convencional. Según fuentes extranjeras, Israel dispone de armas nucleares e Irán está a un paso de conseguirlas. En ambos casos se trata de un uso disuasivo y no para lanzarlas. No creo que nadie lo haga. Las consecuencias serían mucho más desastrosas para quien arroje la primera bomba.

--¿Cuál es la estrategia israelí atizando el fuego en varios frente?

--La estrategia de Netanyahu no está respaldada por motivos militares, sino políticos: comprende que, si se termina la guerra en Gaza, deberá enfrentarse con su responsabilidad por el 7 de octubre y casi seguro lo obliguen a abandonar su carrera política. Fuera de los 64 miembros del parlamento que lo apoyan --que evitan su caída-- y su círculo político cercano, la gran mayoría de la sociedad israelí lo considera responsable directo de la tragedia y exige su retirada. Bajo esta situación armó el proyecto de la “victoria total” que es como una bolsa donde él mete lo que le convenga, justificando la necesidad de continuar la guerra.

--¿Israel decidió sacrificar a sus rehenes como peones?. Dinamitaron los puentes matando a Haniyeh. La situación de los familiares es terrible.

--Al comienzo de la respuesta israelí al 7 de octubre, Netanyahu dijo que solo la presión militar sobre Hamas los haría levantar las manos y liberar a los rehenes. Tras 10 meses de una tragedia histórica para los dos pueblos, Israel logró liberar vivos por la fuerza solo a 7 rehenes. Solo por medio de negociaciones y pagando el alto precio exigido por “el debilitado Hamas”, lograron liberar a poco más de una centena de personas. Aún hay 115 rehenes y pareciera que Netanyahu no tiene apuro: promete continuar hasta la “victoria total” que nadie sabe lo que significa, fuera de garantizar su permanencia en el poder.

--Usted plantea que en Israel hubo un cambio profundo esta semana, en el frente interno. En la cárcel de Sde Teiman en el desierto del Negev -una suerte de Guantánamo- un grupo de militares israelíes penetró a un palestino con un palo, desgarrándolo. Si los médicos del hospital no hablaban, nada sucedía. Un juez detuvo a 9 policías militares y luego 200 ultraderechistas -incluyendo diputados y dos ministros- irrumpieron en la base militar protestando por la detención. Luego hubo un choque entre la policía militar y los soldados en defensa de los torturadores. ¿Se ha roto el huevo de la serpiente?

--Israel no corre riesgo existencial por las amenazas externas. Su poder militar y el apoyo de EE.UU. garantizan que todo proyecto de eliminación de Israel irá camino al fracaso. Israel se está desmoronando institucional y moralmente por el accionar antidemocrático de la coalición de Netanyahu. Estos grupos presionan por conformar un Estado Judío con un escudo en su frente que dice “Estado Judío y Democrático” pero en realidad, detrás de eso vemos un proceso por el cual está tomando forma un estado supremacista judío. Las direcciones comunitarias judías del mundo continúan fieles a su histórica función: apoyo incondicional a Israel, no importa a qué precio y bajo qué valores. Llama la atención que instituciones de la diáspora como la DAIA, que promocionan los valores humanos del judaísmo, hagan oídos sordos a permanentes expresiones de racismo y pisoteo de valores democráticos universales, cuando la conducta de Israel y sus líderes llegan a juicios internacionales, y estados amigos de Israel sienten en la necesidad de lanzar sanciones a ciudadanos israelíes por violencia contra población palestina inocente. Los procesos judiciales a nivel internacional reflejan que el país se está convirtiendo en un estado paria que solo se lo puede definir como una gran espina en el trasero del mundo, donde muchos hacen esfuerzos mancomunados para sacársela, pero Israel coopera muy poco.