El tenis argentino sigue en alerta: dos jugadoras nacionales fueron suspendidas por corrupción en el marco del arreglo de partidos. Se trata de Sofía Luini y Melina Ferrero, ambas de 31 años, las dos primeras mujeres que recibieron una sanción por parte de la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA), el órgano creado en 2007 para salvaguardar la integridad del deporte en todo el mundo.
Con estos dos nuevos casos Argentina acumula nada menos que ocho tenistas castigados por implicancia en temas de corrupción, una cifra que lo coloca en el segundo puesto a escala internacional entre los países con mayor cantidad de sancionados, después de Francia.
Las dos nuevas sanciones tienen relación directa con un caso penal, concluido de manera reciente, que involucra a una unidad de arreglo de partidos en Bélgica. La causa, cuya magnitud sigue dejando coletazos con más sanciones, fue resuelta tras una colaboración conjunta entre la ITIA y las autoridades belgas, una investigación que condujo a una sentencia de prisión de cinco años para el líder de la mafia, llamado Grigor Sargsyan.
Luini, quien llegara a ser la 492ª singlista del ranking WTA en 2014, impugnó los 24 cargos que dispuso en su contra de la ITIA, todos relacionados con seis partidos que tuvieron lugar en 2017 y 2018. Las acusaciones incluían facilitar apuestas, manipular el desarrollo de los partidos, aceptar dinero por no dar el máximo esfuerzo deportivo y no informar en enfoques corruptos.
El 15 de mayo pasado hubo una audiencia por videoconferencia, a cargo de Diana Tesic, la Oficial de Audiencias Anticorrupción (AHO) independiente que confirmó 22 cargos en su contra y le impuso la suspensión de siete años y una multa de 30 mil dólares. La de Luini representa la segunda mayor sanción para un tenista argentino en casos de corrupción detrás de la de Franco Feitt, suspendido de por vida en 2021.
La última aparición profesional de Luini en el ámbito internacional fue en septiembre de 2022, en un ITF de 15 mil dólares en premios disputado en Eldorado, Misiones. A finales de ese mismo año se consagró en las finales del Interclubes de Primera de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) como parte del equipo de San Lorenzo de Almagro, club en el que suele tener vida activa César Francis, nada menos que el Secretario Administrativo del ente que rige el tenis a nivel nacional. Con la camiseta del Ciclón había ganado, en 2019, el tricampeonato en un equipo de lujo conformado por jugadoras como Nadia Podoroska, Guillermina Naya, Catalina Pella, Jazmín Ortenzi, Julieta Estable y la propia Melina Ferrero.
La temporada anterior llegó a jugar, invitada por la organización, nada menos que la qualy del Argentina Open femenino, el torneo más relevante del país. También fue asidua jugadora -y ganadora- de los torneos de Haciendo Tenis, que corresponden al circuito profesional del país y son producidos por la AAT, con premios en moneda local y puntos para el ranking nacional.
Desde hace un tiempo se dedica al pádel profesional con cierto nivel. En abril de esta temporada, por caso, actuó en el FIP Rise de Buenos Aires disputado en el Lasaigues Pádel de Canning, que otorgaba wild cards al Premier Pádel de Mar del Plata, el evento internacional más importante en territorio argentino -cayó en la primera ronda, en pareja con Sol Capello-. Su sanción por arreglo de partidos caducará el 22 de julio de 2031.
Ferrero, quien llegara a ubicarse como la 731ª del ranking WTA en singles, en 2015, accionó de manera diferente. No respondió a los 12 cargos que se confirmaron en su contra, vinculados con tres partidos entre 2017 y 2018, por lo que la ITIA considera que admitió la responsabilidad y accedió a las sanciones: tres temporadas de suspensión y una multa de 15 mil dólares, un castigo también confirmado en la audiencia de mayo.
Su caso también está vinculado a facilitar apuestas, manipular el devenir de los partidos, aceptar dinero por no entregar el máximo esfuerzo deportivo y no informar intentos de soborno. También con buena frecuencia en los Haciendo Tenis, la última aparición de calibre internacional que registra fue cinco años atrás, en 2019, en un ITF de 15 mil dólares en premios desarrollado en Obras. Licenciada en relaciones internacionales, ahora está radicada en Barcelona. Su sanción finalizará el 22 de julio de 2027.
La suspensión de Luini y de Ferrero implica la prohibición para jugar, entrenar o asistir a cualquier certamen de tenis autorizado por los siete poderes del tenis que son miembro de la ITIA: la ATP, la ITF, la WTA, Tennis Australia, La Federación Francesa de Tenis (FFT), Wimbledon y la Asociación de Tenis de los Estados Unidos (USTA).
Argentina, en deuda
Con una histórica presencia internacional entre las potencias del tenis, Argentina tiene un flagelo del que no puede vanagloriarse: con ocho suspensiones entre 2018 y 2024, es el segundo país con mayor cantidad de jugadores castigados por implicancia en temas de arreglo de partidos. A razón de más de una sanción por temporada, habrá muchas más, con varias investigaciones en curso.
Antes de Luini y Ferrero, quedaron manchados seis varones: los primeros tres, en 2018, fueron Nicolás Kicker (tres años; reducida a dos años y ocho meses; "tengo una segunda oportunidad"), Patricio Heras (tres años) y Federico Coria (dos meses por no denunciar un intento de soborno); en 2021 cayeron Franco Feitt (marginado de por vida) y Nicolás Arreche (le dieron cuatro años); y en mayo de este año fue castigado Agustín Torre (cinco años; implicado también como intermediario entre mafias y colegas).
Las mafias de las apuestas operan con suma libertad en el micromundo del tenis y, si bien son perseguidas por la ITIA, consiguen que los principales perjudicados sean los propios jugadores en un deporte marcado por la desigualdad económica, con una diferencia abismal de premios entre los pocos que pueden vivir del tenis y una gran mayoría que vive el día a día.
En febrero de 2019, después de las primeras tres sanciones, los máximos dirigentes de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), el presidente Agustín Calleri y el vicepresidente Mariano Zabaleta, brindaron una rueda de prensa en el Buenos Aires Lawn Tennis Club para explicar cómo ayudarían a arradicar el problema y a concientizar a los más chicos para no caer en las tentaciones del dinero fácil. El tema ya comenzaba a representar una preocupación a nivel nacional.
Zabaleta se había reunido en Buenos Aires, días antes, con representantes de la ITIA -entonces llamada Unidad de Integridad del Tenis (TIU)- para diagramar un protocolo que impulsara la desaparición de la epidemia de las apuestas y capacitar a los jóvenes en el paso al profesionalismo. "Desde la TIU proponen que los pibes denuncien cuando reciben ofertas de arreglos, pero a ninguno le gusta estar en esa situación. Entonces empezaron a meter árbitros y directores de torneos para que hagan las denuncias", decía, en aquel momento, el extenista tandilense.
Y agregaba: "Hay que educar a los chicos para que puedan reaccionar. Como parte de la Asociación tenemos que estar mucho más presentes y matarnos para que, en la parte económica, los chicos estén más cubiertos y no estén tan desprotegidos". Calleri, por otro lado, sostenía: "Hay que explicarles a los chicos qué pasa cuando uno se mete en ese mundo. Son mafias. Tenemos que empezar a trabajar para evitar este tipo de cosas. Queremos que los chicos sean conscientes de qué puede pasar si entran en eso".