Las tubulencias en Japón, que pegaron relativamente poco en los activos argentinos, produjeron un efecto de alerta en el Gobierno de Javier Milei. No tanto por los coletazos de la crisis nipone en los mercados, sino más bien porque el ruido en una economía sin dólares que tiene como meta casi única levantar el cepo para intentar cambiar el clima general, es demasiado dependiente de la calma financiera y política. 

Si hasta ahora para el ministro de Economía, Luis Caputo, era harto complejo quitar los controles de capitales, la volatilidad global, el atraso cambiario local y algunos datos de la política internacional, lo hacen aún más difícil. 

Si bien en Hacienda celebraron, en las últimas horas, que el cepo evitó daños mayores del efecto Japón, hay una certeza y una pregunta que ponen los nervios de punta en aquellos centrados en conseguir divisas. El primero, que los sojeros blanquearon en un informe que no venderán granos para la exportación porque es "resguardo de valor", es decir, esperan una devaluación, aún con un desplome histórico en el precio internacional. 

El segundo, aún más complejo, ¿qué pasaría si Donald Trump no gana las elecciones de los Estados Unidos?. Milei y Caputo venían retroalimentándose la idea de que los acercamientos con el republicano garantizaban la sustentabilidad del "Plan Esperar" vía un favor geopolítico como el que Trump le hizo a Mauricio Macri con el crédito histórico del Fondo Monetario (FMI). Pero la cosa se complica. 

Encuestas y dudas

Es que hubo dos datos que preocupan: por un lado, hace unos días Mauricio Claver Carone, el ex BID, gestor del crédito a Macri y asesor de Trump para la región, pidió que Milei no se "ilusione" con divisas nuevas porque la relación personal no es ni cercana a lo que pasaba con el PRO. Pero lo más urgente son encuestas que leen en el Gobierno y que muestran un "empate técnico" que se da, hoy, en lo que será la contienda entre Trump y Kamala Harris, la candidata demócrata que reemplazó a Joe Biden. 

Antes de su llegada, la vice medía mal, y de repente algo se modificó. "¿Y si no gana?", se preguntó un alto funcionario de Hacienda, según supo Página I12. Es que era casi un pleno la apuesta libertaria a tener entre 15 y 20 mil millones de dólares del FMI con aval de Trump, pero el escenario es muy delicado.

Esto que el Gobierno creía una obviedad que, además, debía darse en el cortísimo plazo, es parte de lo que generó chispazos entre Caputo y Kristalina Georgieva en el último encuentro que mantuvieron en el marco del G-20, en Rio de Janeiro. Lo curioso es el gesto de amateurismo de muchos ex funcionarios de Macri, que hoy están en Hacienda y deberían conocer las diferencias de cercanía que generaron aquel crédito. 

No sólo habían un nexo muy cercano de negocios entre Macri y Trump, sino con el ex ministro de Economía que tomó el crédito del FMI, Nicolás Dujovne. El padre de Dujovne, Bernardo, es el arquitecto de construcción de la Torre Trump en Punta del Este. Esa obra se hizo, además, gracias a la mano hábil de Moisés Yellati, cuñado de Dujovne, asesor de Trump y socio de su empresa. Precisamente por todas estas conexiones previas es que Dujovne llegó a reemplazar a Alfonso Prat Gay en Hacienda. Hoy, entre Milei y Trump, no hay más que gestos y ninguna urgencia estratégica estadounidense en la región.

Una trampa del agro

En este escenario, Caputo está entrampado en conseguir divisas de algún lado. Parecen quedarles como opción, únicamente, el blanqueo y algo de RIGI, pero más a largo plazo. Es que el agro confesó en un informe que no venderá la soja. Lo curioso es que este escenario de retención se da con una caída del precio del 35 por ciento en el mercado de Chicago en los últimos 60 días. Es decir, aún con los valores internacionales en caída, los productores sostienen y venden sólo lo necesario, esperando una mejora en el tipo de cambio. 

En el último informe Monitor Agroindustrial de la cámara aceitera CIARA CEC, se precisa que "la estrategia comercial de los productores sigue privilegiando la venta de maíz disponible en pleno avance de la cosecha de maíces tardíos y de segunda, dejando a la soja como un producto de resguardo de valor y asumiendo que la demanda de soja por parte de la industria aceitera es más estable durante todo el año". 

Los números muestran esa voluntad y contradicen la perspectiva vendedora que espera el Gobierno. "En soja queda un saldo “físico” sin vender de 24,436 millones de toneladas y el pendiente de fijar llega a total de 7,723 millones de toneladas", detallan, y agregan que "el 67% del total de la producción de soja no tiene precio aún". Eso que falta, se venderá recién en noviembre o diciembre. Si se suma el maíz, en tanto, en el combinado Sin vender + Sin Fijar el 65% corresponde a la Soja y el 35 % al Maíz. 

En paralelo, en julio siguieron cayendo las ventas de soja. "Durante el mes de mayo y junio las ventas semanales de soja llegaban a 1,5 mill tons semanales. Durante las primeras tres semanas de julio las ventas de soja disponible bajaron a 400 mil toneladas con un pico de 722 mil toneladas en la primera semana", destaca el reporte. Asimismo, las compras acumuladas totales en el 2024 llegaron a 23 millones de toneladas, superando por primera vez los registros de la campaña anterior, en 1,1 millón toneladas con respecto a igual fecha del 2023 (año de la sequía). 

En este escenario, la industria empieza a trabajar a niveles muy bajos. CIARA destacó que, en junio, el uso de la Capacidad Instalada de la Industria aceitera se mantiene en niveles bajos (67%) en comparación a los niveles registrados en los últimos años (excluyendo 2023). "De no haber contado con la soja importada el uso apenas hubiera alcanzado el 56%", concluyeron.