En el marco de la conmemoración de la festividad de San Cayetano donde se venera al patrono “del pan y del trabajo”, los Curas en la Opción por las y los Pobres (COPP) emitieron una declaración en la que hacen un extenso señalamiento de los problemas que enfrentan actualmente los sectores populares y denuncian el sistema económico, social y político que los genera. “Somos conscientes que es bueno pedir a Dios por la intercesión de San Cayetano, --afirman los sacerdotes católicos-- pero no ignoramos que no se trata de magia”. Porque, argumentan, lo que “debe cambiar (es) el sistema económico, social, político, porque es evidente que por este camino hay cada vez menos pan, menos trabajo, menos paz y menos libertad, por más que se las vocifere y publicite”.
Haciendo referencia a la festividad de San Cayetano –en torno a la cual además de la expresiones de piedad popular se dará lugar a manifestaciones de protesta de sindicatos, movimientos sociales y organizaciones defensoras de los derechos humanos-- los curas señalan que “desde los tiempos de la dictadura cívico-militar con bendición eclesiástica es frecuente que se añada, también, el pedido de Paz”. Sin embargo, acotan, “quizás en nuestro tiempo, también, sea oportuno añadir el pedido de Libertad, ya que, sabemos que nadie es libre si todos no somos libres”. Porque, dicen, “ciertamente no se trata de la libertad de morir de hambre, sino de vivir en plenitud. Se trata del pan con trabajo, que es dignidad, y del trabajo con pan, que es justicia”.
En coherencia con lo anterior la declaración pública se titula “Paz, pan, trabajo y libertad”.
En un cruda descripción de lo que pasa en los barrios los curas sostienen que allí “abundan raquíticos comedores donde algunos pueden acceder a un poco de pan, que sin trabajo es humillación, y un modelo económico de injusticia e insolidaridad donde somos testigos de trabajo sin pan, que es explotación. Y cuando esto existe – y lo decimos desde ya hace muchos años – prolifera y abunda la represión, que ahoga la paz, tan necesaria en nuestras sociedades”.
A lo anterior sigue una larga enumeración de denuncias sobre situaciones que afectan a los sectores populares, también de violaciones de derechos, manipulación de la información, inoperancia y complicidad de la Justicia, las relaciones internacionales e incluso críticas a la jerarquía de la Iglesia Católica.
Dicen los COPP que “aunque se diga que baja la inflación no es menos evidente que si los salarios no alcanzan cada vez se puede comprar menos” porque “no es cosa de inflación sino de poder adquisitivo”. Mientras “se destruyen PYMES, se cierran empresas o reducen empleos, proliferan los retiros ‘voluntarios’ o, directamente la desocupación forzada que hacen que el trabajo escasee” los medios de comunicación “entretienen con globos de ensayo y aturden con casos y nuevos casos que distraen e impiden análisis serios que permitan ir al nudo de los problemas y sus causas”. De esta manera, sostienen los curas, “una sociedad desinformada es una sociedad adormecida”.
En el texto se presentan también los casos de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo y del Hospital Posadas como “una muestra evidente” de que “la 'cosa pública' es presentada como algo que debe ser definitivamente eliminada, sea la escuela, la universidad, la salud”.
Hay además referencias directas al tema de los derechos humanos. Señalan los COPP que “la visita de legisladores a genocidas condenados por delitos de lesa humanidad en tribunales justos y democráticos revela la gravedad de un proyecto y una mirada negacionista de la historia reciente” y advierten que a lo anterior “se suma el asesinato y las pintadas en la casa de Susana Beatriz Montoya, viuda de un militante de ERP desaparecido y madre de Fernando Albareda, un militante de HIJOS que ya había sido amenazado”.
Respecto del accionar gubernamental el documento denuncia la aplicación de protocolos de seguridad que alientan el miedo e impiden el ejercicio constitucional de la protesta y califica de “aberración” que, a pesar de las disposiciones judiciales, la autoridades se resistan a entregar alimentos y mantas que permanecen en depósitos oficiales, todo lo cual hace “patentes la crueldad y la absoluta falta de empatía ante el hambre y el frío de los sectores que, además, son víctimas de este mismo modelo”.
Se incluye asimismo la advertencia sobre el sistema judicial y sindical “silenciados por complicidades o temores” que impiden resguardo solidario o acceso a lo que es justo por parte de los más débiles o vulnerables.
Señalan los COPP que “el ejercicio irresponsable de la libertad de unos pocos avasallando a multitudes a los que se les coarta la libertad del trabajo digno, de la agremiación fuerte, de un salario justo, de la posibilidad del reclamo, de acceso a la salud o la educación gratuitas y de calidad, etc., revelan que la libertad puede declamarse, pero es inexistente para la gran mayoría de nuestra población”.
Respecto de la propia Iglesia Católica los curas sostienen que “vemos, con dolor, una jerarquía eclesiástica de la que se añoran voces claras, firmes, proféticas que confirmen que los pobres deben tener buenas noticias reales y concretas”.
El documento finaliza con un pedido “a todos los que nos llamamos cristianos, seamos de la denominación que seamos, que mirando el Evangelio y mirando el sufrimiento de los pobres sepamos despertar de la pesadilla para caminar juntos caminos de esperanza y de vida, de libertad y de paz. Paz, Pan, Trabajo y Libertad”.