El CEO de Techint, Paolo Rocca, encontró nuevas razones para ir contra China, su único competidor global en la producción y venta de tubos. Una guerra unilateral que tiene al ítalo argentino alineado con los Estados Unidos hace décadas y que sumó otro capítulo en un foro internacional, en el cual el empresario convocó a las potencias regionales a armar un frente anti China. En el Congreso siderúrgico ACO, realizado en San Pablo, Brasil, Rocca advirtió sobre la primarización de las economías latinoamericanas y apuntó a China como la causante de una transferencia productiva sin antecedentes a partir de sus políticas como Estado no democratico o como "gobierno centralizado y autoritario".

El dueño de Techint dijo que, como consecuencia de la primarización, las economías de América latina venden sus productos sin valor agregado, con lo que eso significa en términos de atraso en los países y en la debilidad de sus instituciones. El presidente del holding habló ante los mayores referentes del acero, unos 700 empresarios, y apuntó contra China: "Nunca hubo en la historia una transferencia productiva de esta magnitud en tan poco tiempo", afirmó. Así se explayó sobre la desindustrialización, como factor del estancamiento de las economías de la región y su impacto en la gobernabilidad. 

"Hipertrofia del Estado"

También se refirió a la "hipertrofia del Estado y el caos de impuestos distorsivos", como freno a la inversión e iniciativa privada. Las palabras de Rocca se inscriben en un contexto en el que el consumo de acero no crece "porque nuestras economías crecen muy lentamente, en un modelo que privilegia los productos primarios y los sectores financieros y de servicios". "Hace 15 años, las economías del Mercosur representaban el 4,1% del PBI mundial. En 2023, representaron sólo el 3%. En términos de PBI per cápita, crecimos menos del 10% en los últimos 15 años. Mientras tanto, los países desarrollados crecieron entre un 25% en EE.UU. y un 15% en Europa", detalló. 

Rocca sostuvo que "los países en desarrollo en su conjunto crecieron mucho más: India y China estuvieron cerca de duplicar su PBI per cápita en el mismo período. Esta es la imagen de un fracaso colectivo, que ha tenido consecuencias muy graves para la calidad institucional y la gobernabilidad de la región. Y seguirá haciéndolo si no somos capaces de revertir este escenario". "La hipertrofia del Estado llevó a resultados adversos, y el caos de impuestos distorsionados logró frenar la inversión y la iniciativa privada", alertó. 

"Competir ha sido imposible"

"Si miramos las matrices productivas de nuestros países, vemos un factor esencial que limitó nuestras posibilidades de crecimiento: la primarización de las economías y la reducción de la participación del sector industrial en el PBI y las exportaciones", dijo Rocca. "En los últimos 15 años, el peso de la industria manufacturera en Brasil ha disminuido constantemente hasta alcanzar su nivel actual, poco más del 10%, muy por debajo del 17% de Europa o del 20% al 25% en los países asiáticos y México. La participación de China en la producción industrial mundial aumentó del 5% en 1995 al 35% en 2020. Nunca en la historia del mundo se había producido una transferencia de actividad productiva entre países de esta magnitud y en tan poco tiempo", afirmó.

En este escenario, Rocca retomó el mismo discurso que lleva a todos los foros, y que apunta a generar un alineamiento internacional de países para plantarse frente a China, el mayor enemigo global de la siderúrgica más importante de Argentina y el mundo. Así es que el dueño de Techint refirió que, por precios, se transforma para su empresa casi imposible competir con los chinos. 

"Competir con China durante los últimos 30 años ha sido sustancialmente imposible por varias razones", dijo Rocca. Agregó que "la aparente complementariedad entre una economía que necesita materias primas y quiere exportar productos manufacturados y nuestros países con grandes recursos naturales (agrícolas y minerales) es absolutamente asimétrica. China gana y Brasil pierde. Las importaciones chinas ayudan a controlar la inflación en nuestros países, pero tienen un impacto negativo en nuestros sectores industriales; y tienen efectos aún peores sobre la inversión y el crecimiento". Por último, concluyó que "reducir la primarización y la dependencia de las exportaciones de materias primas y commodities también representa una oportunidad extraordinaria para las economías de América Latina".