Elon Musk se vio envuelto en una nueva polémica tras efectuar una serie de declaraciones controvertidas sobre los recientes disturbios en el Reino Unido. Los recientes actos de violencia protagonizados por grupos ultraderechistas que atacaron edificios destinados a inmigrantes se vieron intensificados por las publicaciones del magnate propietario de X (anteriormente Twitter). La respuesta del gobierno británico fue contundente, subrayando el impacto negativo de Musk en la propagación de información errónea.
Musk, conocido por sus controvertidas declaraciones en redes sociales, se involucró en la discusión sobre los disturbios en el Reino Unido mediante una serie de polémicos comentarios. La decisión del magnate de enfatizar su postura antiinmigrante a través de información falsa alarmó profundamente al gobierno británico.
El domingo pasado, Musk declaró en X que "la guerra civil es inevitable" en respuesta a un tuit que asociaba las violentas manifestaciones con la "migración masiva y las fronteras abiertas".
Esta afirmación generó una ola de críticas y llevó al gobierno británico a defender su gestión. En respuesta, Musk intensificó la controversia cuestionando la capacidad del gobierno para proteger a sus comunidades y compartió un enlace a un artículo que alegaba que "miembros armados de la patrulla musulmana" estaban atacando a personas de derecha en Birmingham. Estos mensajes, con información errónea y cargados de intencionalidad, provocaron un profundo malestar en las autoridades británicas, quienes salieron a responderle.
Lo hizo el portavoz del primer ministro británico, Keir Starmer, quien descalificó los comentarios del dueño de Tesla, subrayando que "no hay justificación" para tales afirmaciones.
En este sentido, el gobierno insistió en que los disturbios, que incluyeron daños a propiedades, incendios y enfrentamientos con la policía, constituyen "una serie de actos de vandalismo violento organizado" y no una protesta legítima. El ejecutivo británico se comprometió a llevar ante la justicia no solo a los responsables directos de los disturbios, sino también a aquellos que incitan a la violencia en internet, una alusión , que se cree, fue para el excéntrico millonario.
En la misma línea, Yvette Cooper, ministra del Interior del Reino Unido, criticó duramente el papel de las redes sociales en la diseminación de desinformación y violencia al señalar que "hay áreas en las que las empresas de redes sociales tienen requisitos claros en este momento para eliminar material criminal y deberían hacerlo, pero a veces tardan demasiado en hacerlo".
Ante este panorama, expertos en extremismo advirtieron que la proliferación de desinformación intensificó el activismo de los grupos ultraderechistas y señalaron que la evolución de estos grupos hacia facciones más dinámicas -muchas veces impulsadas por figuras individuales y facilitadas por plataformas como TikTok, X, Facebook y canales dedicados en Telegram- complicaron los esfuerzos para controlar el malestar social y garantizar la seguridad pública.
La fake news que desató el caos
El Reino Unido experimentó una escalada alarmante de violencia que surgió tras la viralización de una peligrosa fake news en las redes sociales. El 29 de julio, Southport fue escenario de un brutal ataque con cuchillo que resultó en la muerte de tres niñas de entre 6 y 9 años. Otros ocho niños y dos adultos resultaron heridos. Aunque la policía detuvo a un joven de 17 años como sospechoso, rápidamente comenzaron a circular rumores, desmentidos posteriormente, que afirmaban que el atacante era un solicitante de asilo musulmán.
El primer reporte identificó erróneamente al sospechoso como Axel Rudakubana, un joven de 17 años presentado falsamente como inmigrante musulmán. Aunque la policía aclaró que Rudakubana es británico, la desinformación se había difundido ampliamente. En pocas horas, el nombre falso del supuesto atacante fue mencionado más de 30.000 veces en X, amplificado por los algoritmos de la plataforma, según el Institute for Strategic Dialogue (ISD).
Al día siguiente, mientras la comunidad se reunía para rendir homenaje a las víctimas, cientos de manifestantes atacaron una mezquita local con ladrillos, botellas y piedras. Las autoridades confirmaron que los alborotadores eran simpatizantes de la Liga de Defensa Inglesa, un grupo ultraderechista conocido por sus protestas antimusulmanas desde 2009.