Lourdes Arrieta, una de las integrantes del grupo de seis diputados nacionales que visitó a  represores condenados en Ezeiza el pasado 11 de julio, intentó iniciar un operativo despegue al mostrarse "arrepentida de ese encuentro". En esa senda, la legisladora de Mendoza presentó una denuncia "para saber quiénes son los responsables". Además, denunció presiones de la Casa Rosada para "que no hable" y se fotografío en el Congreso con un ejemplar del Nunca Más. Quizás su próximo paso será borrar los tuits negacionistas que publicó en el 24 de marzo que, hasta el cierre de esta nota, seguían en su cuenta de Twitter. 

En declaraciones televisivas, Arrieta manifestó que le "avergüenza la foto" en la que aparece junto con los otros cinco diputados y genocidas como Raúl Guglielminetti y Alfredo Astiz. "Nadie dijo que íbamos a visitar a Astiz", sostuvo, sino que el diputado Beltrán Benedit les había dicho que "eran presos políticos que no tenían condenas" y que se trataba de "una visita humanitaria".  Lo que no queda claro es que sí le decían que iban a ver a Astiz ella se iba a negar o bien iba a mantener su primera versión que apuntaba al desconocimiento de los genocidas "por haber nacido en 1993".

Arrieta admitió que el viaje al penal de Ezeiza "fue en una combi oficial" y que "entiendo que tenía un aval de la presidencia", en alusión a Martín Menem y al jefe del bloque oficialista en Diputados, Gabriel Bornoroni. "Aparentemente hubo dos visitas, escuché eso de oído", añadió.

"Me sentí presionada para no hablar hasta que explotó", admitió por C5N. "La presión venía por fuera del grupo de los diputados, era un NN del entorno del ejecutivo que me decía que no hable", agregó. No obstante, sostuvo que "hice la denuncia por la búsqueda de la verdad, para saber quiénes son los responsables y por qué nadie me dijo que íbamos a visitar a Astiz".

La diputada volvió a insistir con que "no conocía a esos personajes porque nací en 1993", si bien reconoció que "sí conocía la historia de Astiz", pero que "no reconoció su rostro y nadie me advirtió". 

Sin embargo, dijo que en el encuentro, Astiz le dijo que "sabía que iba a ir". Arrieta adujo que "me sentí un poco incómoda con Astiz, me dijo que me seguía, no me sacó la vista de encima". También expresó que "para los internos, este gobierno era la última esperanza de que alguien los escuchara y se apiade de ellos".

La diputada que se ampró en su juventud para afirmar que no sabía quiénes eran los represores compartió una foto en la que se la ve con el Nunca Más, el informe de la Conadep, en un intento por desligarse de un hecho que concitó el repudio general. El libro de 1984 compendia atrocidades cometidas, entre otros, por quienes fue a visitar.