El directorio de YPF anunció su decisión de destinar la inversión conjunta con la petrolera de Malasia Petronas para la instalación de una planta de Gas Natural Licuado (GNL) a la ciudad de Punta Colorada en la provincia de Río Negro en vez de Bahía Blanca, en la Provincia de Buenos Aires. Este anuncio ha generado un fuerte debate productivo, ambiental y macroeconómico dentro del sector de hidrocarburos, ya que muchos consideran que la ciudad bonaerense habría sido una opción más adecuada debido a su infraestructura y experiencia previa en el manejo de GNL.

La provincia de Río Negro representa aproximadamente el 1,5 por ciento del valor agregado a nivel nacional y el 14,5 por ciento de la región patagónica. Participa con una porción mínima de la extracción de petróleo y de gas del país y sus exportaciones no llegan al 1 por ciento de las nacionales (2023). Su PBG per cápita está por debajo del nivel nacional.

La provincia de Buenos Aires cuenta con el 40 por ciento de las exportaciones del país y su producto total (PBG) es el primero del país con 32,5 por ciento de participación en el PBI. La mitad del PBI industrial nacional proviene de esta provincia. Bahía Blanca, en particular, aportó con el 2,2 por ciento al PBG provincial en 2021, siendo uno de los principales municipios industriales y comerciales.

Un dato crucial es que, en 2019, Bahía Blanca se convirtió en un punto estratégico para la exportación de GNL con la llegada de una barcaza licuefactora de LNG de YPF, demostrando la capacidad técnica y logística de la región para manejar proyectos de GNL. Esta planta flotante llegó a producir un par de barcos, aprovechando el excedente de gas por la crisis de deuda y económica macrista. Desde 2022, Bahía Blanca ya tenía los terrenos reservados para la construcción de la planta de GNL de Petronas e YPF. Hoy este proyecto cambió de lugar por una decisión del Directorio de YPF, que responde al gobierno de Milei.

En tanto Punta Colorada es una ciudad costera muy pequeña de Río Negro, con un puerto minero abandonado en 2016, sin relación con el negocio del GNL. Además, deberá realizar informes de factibilidad socio ambiental y buscar consenso social para activar un proyecto de semejante alcance, problemas que Bahía Blanca ya tiene resueltos.

La conexión de este proyecto de GNL con Vaca Muerta es determinante. La producción de gas de Vaca Muerta necesita infraestructura eficiente para su licuefacción y exportación, y Bahía Blanca ofrecía una solución lógica y eficiente con su puerto de aguas profundas y red de transporte desarrollada. Sus puertos reciben importaciones de GNL con barcos de aproximadamente 90 millones de metros cúbicos cada uno, mientras que el puerto de Escobar, como referencia, no puede importar más de 57 millones de metros cúbicos por barco.

Las exportaciones de Vaca Muerta podrían generar un saldo exportador de hidrocarburos significativo, con un superávit de aproximadamente 4500 millones de dólares para 2024 y más de 7000 millones de dólares para 2025. Este camino proporcionará un alivio sustancial a las reservas del país, con impactos macroeconómicos más allá del sector puntual.

El RIGI (Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones, dentro de la Ley Bases) promete una serie de beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios. Su objetivo es impulsar grandes inversiones extranjeras y nacionales en sectores como Agroindustria, Minería, Energía, Gas y Petróleo, Tecnología e Infraestructura. A partir del cuarto año, las empresas podrán no traer ninguna divisa de sus exportaciones al país (art. 198), lo cual es polémico dada la necesidad de dólares de Argentina para estabilizar sus variables y fortalecer el Estado. Esta parte del RIGI es de aplicación nacional.

La decisión de trasladar la inversión a Río Negro parece responder más a motivos políticos e ideológicos que a criterios técnicos y económicos. El cambio de ubicación podría retrasar la capacidad del país para aumentar sus exportaciones de GNL. La modernización del puerto de Punta Colorada y el desarrollo de nueva infraestructura en Río Negro requieren tiempo y recursos adicionales, mientras que Bahía Blanca ya estaba lista para recibir y gestionar esta inversión.

La decisión de invertir en Río Negro, aunque tenga algunos objetivos regionales virtuosos, parece estar más influenciada por consideraciones políticas que por una evaluación técnica y económica exhaustiva. Bahía Blanca representaba una opción más segura y estratégicamente beneficiosa para el desarrollo del GNL en Argentina. Las decisiones de inversión en este sector energético deben priorizar la infraestructura existente y la experiencia operativa para asegurar un crecimiento rápido y sostenido, algo que Bahía Blanca estaba en posición de ofrecer.

*Profesor UBA, Flacso, Fundus. IG @hernanpherrera