En el Tribunal Oral en lo Federal 2 de Salta seguirá hoy, en instancias de alegatos, el juicio oral y público contra el ex policía federal y guardiacárcel Juan Carlos Alzugaray, por torturas al militante peronista Eduardo José Porcel, que desde enero de 1975 estuvo detenido ilegalmente por más de 7 años en distintas cárceles del país. En el otro Tribunal Oral Federal que funciona en la ciudad de Salta, concluyeron ayer las testimoniales en el juicio por el secuestro y homicidio del médico Pedro Enrique Urueña

Con único imputado, el único testimonio fue el de la víctima, que brindó un detalle de su detención, las torturas y los sucesivos traslados a los que sometido en el marco del terrorismo de Estado, que se ensañó particularmente con su familia, reconocida en la provincia por su militancia peronista. Su propio padre, Jorge Porcel, que fue funcionario del ex gobernador Miguel Ragone, también desaparecido, estuvo detenido y sufrió torturas que lo dejaron al borde de la muerte. Su madre, la ex diputada provincial Hortensia Rodríguez de Porcel, también fue detenida y su hermana, Gladys Porcel, fue secuestrada en 1976, cuando estaba embarazada de seis meses, y estuvo en calidad de desaparecida hasta que sus restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense, en 2009. 

Eduardo Porcel fue detenido el 18 de enero de 1975, cuando iba a Tucumán para rendir una materia de la carrera de Derecho que cursaba. En el kilómetro 13 de la ruta nacional 9 un control del Ejército y de la Policía de Salta paró el vehículo en el que iba, que era conducido por el militar retirado José Ardoy, que era vecino suyo, y los obligaron a regresar a la Central de Policía de la ciudad de Salta, donde fue interrogado y solo recibió una trompada, porque la mayoría de los policías lo conocían. 

Después fue trasladado a la delegación de la Policía Federal, donde fue interrogado nuevamente y fue sometido a torturas. Entre los torturadores reconoció a Alzugaray.

Porcel estuvo siempre con una venda en los ojos, pero a veces se corría o podía ver algo contorsionando la cara. En la Federal vio, entre otros militantes detenidos, al periodista Luciano Jaime, secuestrado y asesinado en febrero de 1975.

Tras tres o cuatro días de interrogatorios y golpes, fue llevado al penal de Villa Las Rosas, donde estuvo 20 días y fue atacado a golpes dos o tres veces. 

Desde ahí lo trasladaron a Tucumán, a la delegación de la Policía Federal, y luego al centro clandestino de detención y torturas conocido como La Escuelita, en la localidad tucumana de Famaillá, donde permaneció por 30 días. Lo regresaron a la Federal y luego lo llevaron a la Brigada de Investigaciones, donde fue torturado, entre otros, por Roberto "Tuerto" Albornoz. "No tengo idea de por qué me trasladaron a Tucumán, (pero) eso me salvó de que mataran en Salta", afirmó Porcel. 

Recordó que lo acusaron por falsificación de documentos y de haber participado del Tucumanazo, como se conoce a tres puebladas que hubo en esa provincia entre 1969 y 1972 en protesta por la crisis social provocada por la dictadura de Juan Carlos Onganía, que tomó una serie de medidas que concentraron la producción de azúcar en grandes empresas y perjudicaron a pequeños productores y obreros del sector. La provincia todavía hoy no logra recuperarse de ese perjuicio. 

Porcel contó que le preguntaban por su hermano, al parecer, desorientados porque él tenía dos apodos. Un día les avisaron que los iban a trasladar al sur. "Vinieron una noche, nos sacaron a todos, obviamente, desnudos", los subieron a un avión y los fueron dejando en distintas cárceles, la del Chaco, en Buenos Aires. En su caso, con los ojos vendados y las manos atadas hacia atrás, lo llevaron primero a la provincia de Santa Cruz, y diez días después, a la cárcel de Rawson, en Chubut. Del sur lo devolvieron a la cárcel de Devoto. 

En 1978, cuando se iba a disputar el Mundial de Fútbol, integró un grupo de detenidos que fueron llevados en calidad de rehenes a La Plata, en ese centro clandestino de detención los recibó el militar Marcelo Diego Gatto, condenado en 2014 por la voladura de la fábrica de Río Tercero, que los sometió a una paliza tan descomunal que cuando los llevaron para dejarlos en la Unidad 9 de esa ciudad, los guardiacárceles se negaban a permitir su ingreso. En esas circunstancias lo obligaron a firmar una falsa confesión afirmando que él había atacado a su padre. 

"Nos reventaron. Los dos fuimos al hospital de la paliza", contó Porcel por videoconferencia en el inicio de este juicio, el pasado jueves. "Mi padre estuvo como cuatro, cinco días en coma. Yo estuve como dos días", completó. 

Eduardo Porcel estuvo detenido hasta pocos días antes de las elecciones de 1983.

En el otro juicio, que se sustancia en el Tribunal Oral Federal 1 de Salta, se pasó a un cuarto intermedio hasta el 20 de agosto, cuando se producirán los alegatos de la fiscalía. En este caso se juzga al ex comisario Joaquín Guil y al militar retirado Ernesto Alejandro Repossi, por el secuestro y el asesinato del también militante peronista Pedro Urueña. 

En la jornada de ayer se escucharon los últimos testimonios, entre ellos el del ex ministro de Trabajo y ex vicepresidente de la Nación, Carlos Ruckauf, convocado por el defensor oficial Federico Petrina, para que se refiriera a los decretos 2770, que creó el Consejo de Seguridad Interna; 2771, que ponía a las fuerzas de seguridad bajo el control de este Consejo, y 2772, que ordenaba a las Fuerzas Armadas llevar a cabo las acciones que fueran necesarias para aniquilar a la guerrilla. También le pidió que hablara de la directiva 1/75, de este Consejo de Defensa, y de otras disposiciones de defensa tomadas por el gobierno nacional en 1975.