La actriz, autora y directora de teatro Florencia Naftulewicz visitó los estudios de la 750 y habló con Víctor Hugo Morales sobre su nueva obra, Quieto, que coprotagoniza junto a Miguel Ángel Rodríguez.
Quieto es la historia de Renzo, quien quedó viudo y se encerró en su casa sin querer ver a nadie. Julieta, su hija, decide instalarse un fin de semana en el departamento de su padre. Un padre y una hija que, en su reencuentro, descubrirán cuanto están dispuestos a hacer por el otro.
Consultada por cómo se acercó Rodríguez al proyecto, Naftulewicz contó: "Había escrito la obra hace un tiempo y la dejé reposar. Después me volví a conectar con el material, lo cambié, y en esa transformación, encontrándome sola con la escritura, me pregunté quién podía ser el padre, porque sentía que tenía que ser una figura muy potente".
"Viendo la serie Barrabrava, en donde Miguel Ángel Rodríguez actúa, dije: sería impresionante que fuera él. Pero son cosas que se te pasan por la cabeza y decís 'no hay posibilidad'. Pero dije tiene que ser Miguel. Hablé con Karina Hernández -una de las productoras- y ella me dijo: yo lo voy a conseguir. Y así fue", agregó.
"Le pasaron el texto y cuando lo leyó parece que lo conmovió y aceptó. Nunca había hecho teatro independiente, pero siempre está abierto a aprender cosas", sostuvo.
Los vínculos entre el teatro independiente y la escritura
Para Naftulewicz, en el teatro independiente "es muy importante tener un lugar de pertenencia y sobre todo ir armando red y generando trabajo entre todos. Para los que escribimos, actuamos, dirigimos, es importante eso".
"La confianza, el vínculo, el tiempo y el conocimiento permiten que en el teatro independiente se puedan experimentar otros temas, otras profundidades, que quizás en teatro comercial no. El teatro independiente permite otro tipo de experimentación", remarcó.
Por otra parte, la autora y actriz aseguró que el trabajo de escritura es "solitario", aunque la visión del director es el que le da "vida" en un escenario.
"Cuando una escribe es un trabajo solitario, pero cuando se la entrega al director, comienza otro laburo de la obra, otras miradas, donde le dan realmente vida y forma al material. Deja de estar en un papel y pasa a otro plano y entonces ahí empieza la mirada del director y ahí se arma un mundo mucho más grande de lo que yo escribí, y eso es increíble", cerró.