No son pocos los artistas de la danza interesados en llevar al tango a zonas poco habituales para el género, a correrlo de los lugares más transitados y explorar nuevas posibilidades. Un caso notable fue Noestango, la creación de la compañía homónima dirigida por Ollantay Rojas, que lanzó a los intérpretes a una danza que respiraba tango por todos sus poros sin caer en ningún cliché. Cinco bailarines (dos mujeres y tres hombres) junto al Quinteto Revolucionario en un recorrido por escenas y situaciones intensas sin una narrativa lineal y que por momentos hasta se alejaban de lo real. En estos días, la cartelera porteña ofrece dos propuestas que se suman a esta búsqueda: In the Bodies, de la agrupación argentino-autríaca In Tango Tanz y 8cho, de la compañía de danza aérea de Brenda Angiel.
La primera cierra la trilogía formada por las obras anteriores: la performance virtual In The Room del 2021 e In Shared Spaces que enlazó en 2022 dos espacios escénicos, uno en cada país con público presencial, conectados por Internet. En In the Bodies es la primera vez que artistas de ambos países comparten el escenario en vivo. Se trata de un proyecto que aborda el tango, las nuevas tecnologías y la intimidad del mundo femenino en esa danza. 

“Somos tres bailarinas en escena -cuenta Liliana Tasso a Página/12-. Claudia Grava, que vive en Austria desde hace muchos años, donde tiene su compañía de tango escénico y su escuela de tango; Carla Marano, gran maestra de tango radicada en Nueva York en reemplazo de Verónica Litvak que está embarazada, y yo; junto a la cellista Yenisey Rodríguez también radicada en Austria y a Daniel Vacs en bandoneón, piano y a cargo de la composición musical. Nos acercamos al tango desde una perspectiva de género, desde ese mundo femenino cargado de detalles que muchas veces resultan invisibilizados frente a la grandilocuencia de los movimientos, el virtuosismo y la destreza de la danza. Usamos proyecciones y cámaras en vivo que registran detalles del mundo femenino como los zapatos, los brillos, los escotes. Los procesan y los proyectan en otras dimensiones y posiciones. Son detalles que tienen que ver con el goce y el disfrute de la mujer y que nos interesó rescatar más allá de su materialidad para expresar el mundo emotivo que los habita. Nos preguntamos qué le pasa a la mujer en la previa mientras se prepara, qué le pasa cuando espera a que la saquen a bailar, qué siente cuando plancha, cuando el abrazo es solitario porque no hay un otro”. 

Ella es además una de las coreógrafas y directoras de la obra junto a Grava y Litvak. Las tres se conocen hace más de veinte años cuando bailaban juntas en la compañía de Estela Erman. La pieza cruza entonces danza y música en vivo con video e imágenes capturadas y procesadas en tiempo real, y a la vez incluye proyecciones de las dos obras anteriores del grupo y algo de texto. Además, los instrumentos musicales son concebidos como objetos corpóreos y las intérpretes se acoplan a ellos. “Una obra se va metiendo dentro de la otra, toma elementos de las anteriores y mantiene el hilo estético, como si fuera una mamushka”, agrega Tasso. 

La directora adelanta que la pieza incluye escenas de humor y sostiene que si bien en las milongas las mujeres empezaron a tomar la iniciativa y sacar a bailar, no es la tendencia dominante. “Las miradas en las milongas son muy importantes y esto lo tomamos en la obra. Las mujeres abrimos la mirada a ver qué pasa y es un juego de tensiones súper interesante. Nos alejamos de esa imagen de mujer poderosa y perfecta. Por momentos nos montamos a ese lugar de femme fatale pero nos paramos en otros lugares femeninos del tango”, advierte. La tecnología y lo multimedial, a cargo del argentino Federico Videla y la austríaca Sarah Mistura, son constitutivos de este proyecto nacido en pandemia y pensados como un elemento esencial para la composición escénica y la narrativa de cada obra. Las funciones son este jueves a las 21, el viernes 9, sábado 10 y domingo 11 de agosto a las 19 en la sala A del Cultural San Martín (Sarmiento y Paraná), antes de prepararse para una gira por ciudades de Italia y Austria.

 Por otro lado, los domingos a las 18 horas en Aérea Teatro (Sarmiento 4272), Brenda Angiel celebra los 30 años de la compañia de danza aérea que creó en 1994 al regresar de Nueva York, donde estudió en las escuelas de Alwin Nikolais, Merce Cunningham y en el American Dance Festival. Y lo festeja con la reposición de 8cho, espectáculo en el que ocho bailarines danzan en altura mediante arneses, sogas elásticas y fijas. Vuelan,  usan las paredes como si fueran el piso, cuelgan invertidos protagonizando escenas de distintos climas y también bajan y bailan a tierra. Hay pasajes sensuales, cómicos, líricos y otros muy enérgicos. Cruzan elementos del tango y de la danza contemporánea acompañados por una poderosa orquesta en vivo, que integran Juan Pablo Arcangeli (contrabajo), Joaquín Apesteguía (guitarra), Pedro Kiszkurno (bandoneón), Pablo Borghi (violín) y Ada Bernasconi (piano), junto al cantante Alejandro Guyot, voz del grupo Bombay Bs. As. con una intensa carrera solista. La dirección musical es de Arcangeli (integrante de Astilleros) y Martín Ghersa y la banda sonora de esta propuesta vibrante y colorida combina temas originales y arreglos que incluyen tangos electrónicos, acústicos y tradicionales. 

8cho va los domingos a las 18 en Area Teatro.

8cho es una obra de gran formato para sentarse a disfrutar del movimiento y de la música. Cada tema musical está tratado de manera distinta, la articulación entre músicos, cantante y bailarines es distinta. A veces la danza está en un primer plano, en otros momentos el cantante lleva la escena y el cuerpo de una bailarina es su ensoñación; en otros el elenco baila sobre la orquesta. Hay escenas donde se ven los cuerpos enteros, otros donde asoman solo los torsos o las piernas colgando. Hay muchas variaciones”, detalla la coreógrafa. Y va más allá: “Hay algo de la esencia del tango que retomamos pero resulta otra cosa. Es contradictorio porque se siente el tango pero a la vez pasan otras cosas. Es y no es tango”

Angiel descubrió la danza aérea en forma azarosa. En 1994 ensayaba en un sala con tres frentes y sintió que despegarse del suelo y colgarse abría nuevas posibilidades para conectar con el público. A partir de entonces no paró y creó más de diez obras, muchas de las cuales giraron por el exterior. De todas formas no se aferra a formatos y anticipa que su próxima creación "muy posiblemente no sea aérea porque no creo que pida estar colgados". Mientras tanto, 8cho se puede ver hasta el 15 de septiembre con un elenco de bailarines formado por Carla Bugiolacchi, Mauro Dann, Viviana Finkelstein, Morena Grasso, Rosina Heldner, Maximiliano Navarro, Guillermo Fabricio Pérez y Giselle Pezoa Iturra. Luego parte a Rusia para presentarse en el Teatro Marrinsky de la ciudad de Vladivostok a fines de septiembre, en el marco del Festival Internacional de Teatro del Pacífico.