La historia es harto conocida y se ha ejecutado en la historia del cine cientos de veces, ya sea en su versión grave o juguetona: un robo a gran escala que sale mal. O todo lo mal que podía haber salido, a pesar de las precisas preparaciones para llevar a cabo el golpe. De todas formas, Incitadores, la nueva película del realizador Doug Liman (Identidad desconocida, Al filo del mañana, Sr. y Sra. Smith), protagonizada por Matt Damon y Casey Affleck y producida por su hermano Ben, que puede verse desde este viernes 9 en la plataforma Apple TV+, no es exactamente una película de robo. O sí lo es, pero de una manera tangencial: lo más importante no es el plan criminal sino el vínculo que se establece entre Rory (Damon), un exmarine separado de su esposa y con serias tendencias suicidas, y Cobby (Affleck), quien luego de salir de prisión parece más preocupado por pasar bien el rato que por levantar cabeza.
Ciudadanos de Boston, ambos son contratados a último momento para hacerse con las millonarias donaciones de la campaña política del alcalde en funciones, y a punto de ser reelegido en el cargo (Ron Pearlman). Claro que, como indican las reglas de la comedia de parejas desparejas (las buddy movies), todo se va al traste y el dúo dinámico, acompañado a partir de cierto momento por la psicóloga de Rory (Hong Chau), deberá escapar de la policía, de sus empleadores y también del sabueso que responde a las órdenes del corrupto alcalde.
“Es divertido hacer algo así. Es una comedia, una buddy movie. Y somos buddies (amigotes) en la vida real. Además, Matt tiene una muy buena relación con Doug Liman. Así que todo estaba dado para que encajara a la perfección. No es algo menor pasarla bien cuando se está intentando hacer una película, sobre todo porque eso es algo que más tarde se traslada a la pantalla.” Así describe Casey Affleck el proyecto que terminó dando como resultado Incitadores, que volvió a reunir a Matt Damon con el director de Identidad desconocida (2002), la película seminal en la saga de Jason Bourne que transformó al actor en una estrella del cine de acción.
Sentado a su lado durante una entrevista virtual conjunta con periodistas de todo el mundo, Damon hace hincapié en algo central: “Ayuda mucho el hecho de que hemos estado haciendo cosas juntos durante 43 años”. Se refiere, desde luego, no sólo a Casey sino también a su hermano, Ben Affleck, con quien Damon mantiene una relación profesional y de amistad que llega hasta sus días de adolescencia. Matt y Ben fueron los guionistas de En busca del destino, coprotagonizada por ambos y dirigida por Gus van Sant, colaboración en el guion que más tarde se repetiría en Gerry, del mismo realizador, y en la reciente El último duelo. Todo queda en familia: The Instigators, su título original, fue coescrita por Casey Affleck y Chuck MacLean y entre los principales productores está Ben Affleck.
“Cuando trabajo con Ben o Casey hay una asombrosa falta de diplomacia en términos creativos”, continúa describiendo Matt Damon, “lo cual hace que no perdamos tiempo. En este negocio se ha creado todo un lenguaje diseñado para proteger los sentimientos y los egos de la gente. Por ejemplo, cuando alguien hace una sugerencia que no te gusta, hay una manera de hablar, un lenguaje, pensado para decir ‘eso no me gusta’ sin lastimarlo. En nuestro caso eso no existe, se trata simplemente de decir ‘no, no lo hago’, y eso hace que puedas llegar a una solución mucho más rápido. Si Casey me hace un comentario sobre algo que estoy haciendo y que no le gusta, aunque a mí me parezca lo correcto, hay un nivel de confianza enorme que me permite cambiar de idea. Y sé muy bien que él puede ver cosas que yo no y viceversa; es una manera de apoyarnos mutuamente. Hace unos veinte años hicimos juntos una obra en Londres y allí nos dimos cuenta de que podíamos confiar plenamente el uno en el otro como compañeros de escena. Más allá de la dinámica de los personajes en Incitadores, creo que esa cualidad de amigos en la vida real se traslada a la pantalla. Además, Doug Liman es muy directo. He visto a actores un poco sorprendidos por eso, porque realmente no tiene filtro, pero en mi caso es algo que siempre he amado de él, porque cualquier problema que surja puede ser atacado rápidamente sin que nuestros egos estén en el medio. La prioridad es la película; hacer y ser lo mejor posibles”.
La química es esencial al éxito de Incitadores. Los personajes, verdaderos losers aunque enormemente entradores, comienzan a desarrollar un vínculo que a priori parece imposible de afianzar. “Estos dos tipos tienen sus problemas, eso es indudable, y de alguna manera la situación en la cual están metidos quizás los ayude a solucionar esas cuestiones problemáticas de sus vidas personales”. Las palabras de Affleck señalan hacia el componente dramático de la historia, que de ninguna manera opaca el humor.
Respecto de la posibilidad de que sea leída como una “película de gran golpe” –algo que muy conscientemente nunca llega a ser, por la incompetencia de propios y ajenos–, el actor y guionista cree que “esas películas están llenas de idas y vueltas ingeniosas, historias en las cuales los tipos cool ejecutan el golpe y hacen cosas que el público no espera. Eso no es lo que ocurre en Incitadores: estos dos no tienen ninguna idea genial y la ejecución del plan no es nada precisa. Pasan otras cosas. Además, el personaje de Matt tiene mucha culpa, en gran medida por la falta de relación con su hijo, y el mío es un verdadero solitario, alguien que además no entiende porque no logra tener amigos. Resolver esos problemas es el objetivo de los personajes, no robar el dinero."
-¿Cómo fue el proceso de escritura del guion junto a Chuck MacLean?
Casey Affleck: -Chuck escribió un primer borrador y luego todo el mundo, realmente, “vendió” sus ideas con la intención de que la historia tuviera resonancia emocional. El guion le dedica mucho espacio a esos temas y no tanto a la manera de llevar a cabo el robo. He hecho algunas de esas películas, desde luego, como la saga de La gran estafa, aunque mi personaje allí no hace ninguna de esas cosas cool, en ningún momento (risas). Me parecía interesante plantear una historia en la cual dos hombres que nunca han hecho nada por el estilo lo intentaran. Y a ellos se les suma la doctora Rivera, que está preocupada por la situación del personaje de Matt; no quiere perder a otro paciente. Así que ahí están, los tres personajes, más preocupados por esas cuestiones que por robarle el dinero al alcalde.
-¿Podría la historia transcurrir en otra ciudad que no fuera Boston? Hay algo muy específico en la manera en la cual se retrata la ciudad.
Matt Damon: -En cierto momento tuvimos la intención de que la película transcurriera en los años 90. En aquellos tiempos existía en Boston una verdadera estructura de crimen organizado. Pero el FBI logró desmantelar esa escena hacia finales de esa década. Abandonamos la idea y nos pareció más interesante que ocurriera en la actualidad. Al fin y al cabo es una comedia, con lo cual la realidad está estilizada, y el énfasis estuvo puesto en crear personajes coloridos gracias a un gran reparto de talentos. Hoy en día el crimen organizado en Boston está bastante desorganizado, por eso los tipos que contratan a los protagonistas trabajan en una panadería y llevan a cabo esos pequeños golpes. Pero lo cierto es que siempre transcurrió en Boston. Nosotros crecimos en esa ciudad y hay una familiaridad con su cultura, el sentido del humor, la manera en la cual hablamos, que es muy específica. Y siempre es divertido volver a filmar allí.
-Han transcurrido veintidós años desde el estreno de Gerry, que ambos coescribieron junto a Gus van Sant y además protagonizaron.
M. D.: -Hablamos constantemente y siempre estamos trabajando en cosas, intentando hacer algo juntos. Ayer justo sacamos las cuentas: trabajamos en nueve películas juntos. Incluso Christopher Nolan nos puso en dos películas, pero en la primera de ellas ni siquiera estábamos en el mismo planeta y, en la segunda, no compartimos ninguna escena. Aunque es cierto que mi personaje hace una mención al personaje de Casey (N. de la R.: se refiere a Interestelar y Oppenheimer, respectivamente). Cuando hicimos Gerry… fue una película muy pequeña, independiente; Gus tuvo que hipotecar su casa para poder filmarla. El equipo era de unas nueve personas, improvisamos mucho y el guion fue realmente colaborativo. Por supuesto, las películas de la saga La gran estafa son mucho más grandes, pero en definitiva lo que nos encanta es hacer cosas juntos, aunque sean muy diferentes entre sí. Así que cuando Casey me mostró la idea de Incitadores, una comedia hecha y derecha, me pareció genial.
-Hay un ligero comentario político en la trama. ¿Lo consideran algo importante?
C. A.: -Creo que está esa cuestión de tener como protagonistas a dos perdedores. Por supuesto también el hecho de a quién le están robando es importante: a fin de cuentas, el dinero es de alguien que a su vez le robó mucho dinero a la gente. Lo cierto es que no intentamos poner por delante ninguna clase de discurso o declaración política, sólo que es divertido ver cómo estos dos tipos que no saben muy bien qué están haciendo se llevan puesto a un hombre poderoso.
M. D.: -Es que toda esa cuestión de la corrupción política forma parte del zeitgeist, ¿no es cierto? La película, en última instancia, es sobre dos hombres de mediana edad que sienten que no tienen otra opción. Eso es algo con lo cual creo que todos pueden identificarse en un mundo en el cual la economía está en creciente disrupción, con gente que pierde su empleo o tiene miedo de perderlo. Esa sensación de inseguridad está en la película.
-¿Cómo fue trabajar nuevamente con Doug Liman?
M. D.: -Me encanta la manera en la cual trabaja y me parece increíble que hayan pasado dos décadas sin hacer algo juntos. En primer lugar me fascinan los resultados que obtiene. Si uno revisa su filmografía es realmente notable. Cada película es tonalmente diferente y específica, y sin embargo muy personal. Cuando comenzamos a conversar sobre quién debía dirigir Incitadores su nombre fue el primero que surgió. Creo que la mejor manera de definir su método de trabajo es el siguiente: creativamente caótico. Es muy divertido, porque con él está el guion, una suerte de plan de batalla si se quiere, pero usualmente se termina improvisando mucho y se aceptan las sugerencias de todos. Y eso, al final de cada día de rodaje, es muy gratificante.