“Gracias a la vida tenemos esta posibilidad para sacarlo todo afuera”, dice la cantora disidente La Ferni en relación al sentido de su canto y de su arte. Después de un paso histórico, en 2022, por el tradicional Festival de Folklore de Cosquín –en el que logró incluso cambiar la categoría de género binaria por la de voz solista-, la vida artística de La Ferni creció a pasos agigantados. Desde abril, realiza una peña propia: La Ferni y Amigues, una propuesta musical, artística y disidente que invita al encuentro, al abrazo, al amor y a la fusión. “Es la forma que estamos teniendo este año tan complejo de generar un momento de trinchera y de encuentro con artistas, invitados, bailarines y una puesta en escena bien pensada. Es un show que deviene en fiesta y baile, una peña arcoiris”, explica La Ferni, quien se presentará este viernes a las 20 en el CAFF (Sánchez de Bustamante 772). En esta ocasión, estará de invitada la bailarina drag queer LeGon Queen, entre otres.

En el repertorio que elige cantar La Ferni está la clave de su originalidad y el sentido de su canto. La artista encuentra un equilibrio entre obras asociadas al canto con fundamento y un nuevo cancionero disidente. Su repertorio abarca desde Atahualpa Yupanqui, Raúl Carnota, Teresa Parodi, Jaime Dávalos y Jorge Fandermole hasta Susy Shock, Mocchi y Valen Bonetto. “No solo se trata de pararse como disidencia sexo-genérica en un escenario y ocupar los lugares con el canto, sino también de decidir qué cantar. Y eso es fundamental”, sostiene La Ferni. “Entonces, ahí aparece una verdad y una potencia. Un mensaje, por ejemplo, relacionado con la obra de Atahualpa Yupanqui y Teresa Parodi. Y también aparece un nuevo repertorio, un nuevo cancionero, como ‘Brotecitos’, de Valen Bonetto. Obviamente las canciones de Susy Shock van a estar y están siempre presentes”.

“En esta oportunidad indagaré en el repertorio de compositores como Raly Barrionuevo, porque siempre estoy revisando y estudiando las letras de la canción popular”, adelanta. “Y dándome el permiso de modificar el lenguaje y usar el inclusivo, hablando de todas, todos y todes. Cuando yo canto una versión no lo hago para señalar algo, sino porque necesito nombrarme y nombrar a mis compañeres, a la comunidad no binaria. Entonces, aparece la revisión de clásicos de nuestro folklore, como ‘Los Hermanos’”, dice. “También estoy empezando a compartir mis propias composiciones. Una elije un determinado repertorio porque es importante hacer una crítica o un análisis de este presente tan crudo, tan terrible y tan oscuro por momentos. Y ahí aparece con mucha fuerza un mensaje de Yupanqui o Susy Shock, que canta ‘la patria es una niña pobre que a veces también reclama’. El arte nos permite poder volcar la pena, la alegría, la nostalgia, la tristeza, el desamor”.

Hace unos meses estrenó un disco en vivo, Tiny Palta (2023), con el guitarrista Nahuel Quipildor, en el que muestra parte de este repertorio que sonará en el CAFF. "Con Nahuel tenemos ganas de grabar otra obra con artistas invitades", adelanta. "En lo personal, tengo muchas ganas también de grabar sola con la guitarra algunas versiones -como 'Zamba del vuelo', de María Laura Alemán- y también composiciones propias".

-¿Hay lugar en el folklore argentino para las voces y las canciones disidentes?

-Nos estamos haciendo de ese lugar, nos estamos abriendo camino. Gracias a esa forma empecinada con tesón que tenemos de seguir avanzando y creando espacios aún en medio de esta nada, a contra sombra y a contra ausencia, como diría Teresa Parodi. En el medio de la nada, el hacernos lugar tiene que con ver con ese amor colectivo, con el seguir buscando y habitando los lugares. El público también decide escuchar estas propuestas autogestivas. Y encuentra un refugio en medio de tanta violencia y maltrato cotidiano. Mi propuesta está muy relacionada con un sentido de empatía, de respeto y amorosidad, que es finalmente lo que va conmoviendo muchos corazones. Este folklore habla de vínculos con respeto, con consentimiento, saliendo de lo otro que ya conocemos, de eso tan hetero cis winka patriarcal. Un folklore respetuoso con la madre tierra, con la Pachamama. Mi camino es el de una juglara cantautora y sobre todo intérprete que busca transmitir este mensaje a través de canciones populares que ya conocemos y las nuevas canciones del colectivo disidente que se ha empoderado. Un colectivo que creció y se visibilizó gracias a las leyes de vanguardia de este país, como el Matrimonio Igualitario y Ley de Identidad de Género. Y que seguirá buscando y luchando para no volver nunca más al calabozo.

-En varias notas hablaste de artivismo, esa conjunción entre arte y activismo, ¿Es indisociable la canción del presente social y político?

-La canción es urgente, como también dice Teresa Parodi. Para mí más que nunca el cantar significa cantarle a un otro y a un otre. Y con ese cantar también poder opinar y traer una reflexión de lo que estamos viviendo, de lo que queremos y aportar un granito de arena para cambiar esta humanidad. Por eso me autodefino artivista: porque a partir y a través del arte se reflejan los lugares donde decido habitar, a dónde voy, qué repertorios quiero cantar, de qué forma. Estoy siendo y haciendo este camino de cantora popular que tiene obviamente un contenido político y un sentido. Es mi aporte para mi comunidad, mi sociedad y para mí misma

-Y cómo artista disidente, ¿cómo estás transitando este contexto encarnado por un gobierno tan hostil con los artistas, las disidencias y el feminismo?

-Es verdaderamente terrible la coyuntura actual, esto que se ha generado de pobres contra pobres. Hay una enorme falta de empatía, es un momento muy triste. Vamos por el mes ocho y esto parece no cambiar; hay un adormecimiento generalizado. No está habiendo nada superador y si este gobierno gana el año que viene las legislativas estamos aún más en el horno. Este gobierno le da con un caño a las disidencias y a las mujeres. Los discursos de odio después desembocan en cosas como el triple lesbicidio en Barracas. Va todo muy de la mano. Hay una idea de generar un enemigo interno. Los discursos de odio habilitan un hostigamiento o permiten que no se aplique en los colegios la educación sexual integral, por ejemplo. Lo complicado de este momento es que mucha gente no la ve. ¿Hasta qué punto va a llegar todo esto? Ojalá desde el arte, los movimientos de lucha y las disidencias encontremos un lugar protagónico.

-¿Cómo recordás la experiencia de cantar en Cosquín Folklore en 2022 y lo del cambio de categoría no binaria por lo de voz solista?

-Fue algo muy hermoso y zarpado; impensado también en un punto. Jamás me imaginé el hecho de no poder cantar y que me sugirieran cambiarme a la categoría masculina. En ese momento tuve la fortaleza de acercarme al Inadi, cuando existía. Y hacer una denunciar por discriminación. Al jurado le había encantado mi participación. Cuando me presenté a Cosquín estaba muy segura de quién era y qué quería mostrar. Después de la intervención del Inadi, el municipio de Cosquín modificó el estatuto de más de cincuenta años en cuatro horas y eso fue un gran avance. Fue un momento de mucha visibilización y un antes y un después en mi vida.