La inflación en la Ciudad de Buenos Aires ascendió al 5,1 por ciento en julio, tres décimas más que el mes anterior, lo cual abre una nueva grieta en las previsiones optimistas del Gobierno nacional respecto a su plan de desinflación. El dato causó sorpresa frente a los mensajes del ministro de Economía, Luis Caputo, quien aseguró ante inversores y en declaraciones públicas que el mes pasado había continuado la tendencia bajista del índice de precios. La expectativa oficial es que el dato nacional arranque con 3, por debajo del 4,6 por ciento de junio, pero el salto del IPC CABA es una señal negativa para esa previsión.

En los últimos dos meses, la diferencia entre la inflación nacional del Indec y la que entrega la dirección de estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires fue de apenas dos décimas. En junio, los índices marcaron 4,6 y 4,8 por ciento, respectivamente. En mayo, 4,2 y 4,4 por ciento. En abril, con mucha más inflación, la distancia creció: 8,8 la inflación nacional y 9,8 en CABA. En marzo fue 11,0 y 13,2 por ciento. En febrero, 13,2 y 14,1. Y en enero, 20,6 y 21,7 por ciento. Es decir, resultaría extraño y poco creíble si el Indec presentara un número de inflación muy por debajo del 5,1 por ciento que registró la Ciudad para el mes pasado. El organismo publicará su medición nacional el próximo miércoles.

El quiebre en la desinflación porteña enciende luces de alarma, que serán todavía mayores si el Indec lo confirma con su propio indicador. El plan económico de Javier Milei y Luis Caputo persigue esencialmente dos objetivos: déficit fiscal cero e inflación en descenso hasta el rango de 1 a 2 por ciento mensual. La implementación de esa estrategia generó una recesión enorme, con caídas record del consumo privado. Sin embargo, la destrucción de la demanda por ahora no alcanza para llegar a esos registros. Con la demanda por el piso, los precios siguen subiendo por el incremento de los costos. Por ejemplo, de las tarifas de servicios públicos.

Los números de CABA

Según esa medición realizada por la Dirección de Estadísticas y Censos porteña, la suba de precios acumulada en lo que va del año trepó al 98,5 por ciento, mientras que la interanual fue del 264,9 por ciento. Como se señaló, el dato suele ser la antesala de la medición a nivel nacional que realiza el Indec. Por este motivo, no es nada alentador para la política económica de Milei y Caputo.

Las crecidas de 5,1 en julio y 4,8 en junio acentúan el freno al mentado proceso de supuesta desinflación promocionada por el gobierno nacional. Ya van dos meses seguidos en que se interrumpió la tendencia decreciente en CABA, tras el resultado de 4,4 por ciento en mayo.

Los aumentos fueron del 3,4 por ciento en Bienes y 6,3 por ciento en Servicios. Entre ambos sumaron una crecida de 9,7 por ciento.

“La dinámica mensual de los Bienes respondió fundamentalmente a los incrementos en los precios de los alimentos (principalmente verduras, panificados, lácteos y frutas)”, y le siguieron las subas en los valores de los automóviles, combustibles y lubricantes para vehículos de uso del hogar, así como también de los medicamentos y de los cigarrillos, explicó el informe.

En el aumento en los Servicios se reflejaron “las alzas en los valores de los gastos comunes de la vivienda, en los precios de los restaurantes, bares y casas de comida y en las tarifas del alojamiento en hoteles por motivos turísticos”, agregó el análisis.

En el desglose, los rubros que empujaron la suba fueron Restaurantes y Hoteles (9,3 por ciento) y Salud (7,3) que recibe los efectos de los aumentos en los medicamentos y las empresas de medicina prepaga. El incremento en medicamentos y de las empresas de salud es un factor principal de la inflación desde principios de año. Para agosto, las prepagas comunicaron aumentos a sus afiliados de entre 4 y 8,5 por ciento, en tanto que para septiembre ya empiezan a anticipar incrementos en torno al 4 por ciento. Swiss Medical, por ejemplo, aumentará 4,6 por ciento el mes que viene.

En el ranking de inflación por rubros, luego siguen Vivienda y Servicios Públicos (agua, electricidad, gas y combustibles), cuyos costos se elevaron 5,7 por ciento, y Alimentos y Bebidas, con aumentos promedio de 3,8 por ciento. En este caso, la disparada de las verduras fue un elemento clave. De hecho, los precios estacionales treparon 11 por ciento, contra los regulados que subieron 4,4.