Uno de los protagonistas del llamado Robo del siglo, Luis Mario Vitette Sellanes, analizó el intento de asalto de un grupo de delincuentes en una sursal del Banco Macro en San Isidro, donde la policía descubrió un túnel de 150 metros que apuntaba directamente a las cajas fuertes. "Me trajo un millón de recuerdos", resumió en una entrevista con Víctor Hugo Morales.
En declaraciones a la 750, Vitette Sellanes, quien en 2006 junto a un grupo de hombres vacío los depósitos del Banco Río de Acassuso y escaparon a través de un túnel por un arroyo contra la corriente, explicó que la noticia le trajo “un millón de recuerdos”. Entre otras cosas, explicó que esto se debe a que ambos tuvieron problemas similares.
De hecho, parte del Robo del siglo tuvo la misma lógica: un túnel que derivaba en la entidad bancaria. Por lo que tuvieron problemas similares, pero maneras muy diferentes de resolverlos, según argumentó el ladrón, que ahora reside en Uruguay, donde tiene una joyería.
“Nos unía con el robo del Banco Río un punto en común: la orientación. Nosotros también estuvimos desorientados y sacamos una sonda de metal”, explicó Vitette.
Esto fue exactamente lo que les pasó a los autores del robo que quedó frustrado esta semana, que fueron descubiertos cuando, para orientarse, sacaron un hierro desde el túnel hacia la calle. Un repartidor que transitaba por la zona, alertado por el daño que le produciría el fierro a su auto, intentó agarrarlo. Como no pudo, llamó a la policía, que horas después descubrió el impactante túnel.
Esto, en el robo que sí pasó a la historia, fue diferente: “Arriba, en la vereda, estaba Beto intentando hacer arrancar una moto. Cuando apareció la mecha, él hacía ruido y golpeaba con una maceta para que ese hierro no salga”. “Estos muchachos, delincuentes, no tuvieron ese detalle y les quedó un fierro espantoso con el que se encachó un auto”, explicó, entonces, sobre el error que derivó en un intento frustrado.
Por fuera de esto, el caso del Robo del Siglo quedó en la historia por lo que simbolizó: los ladrones ingresaron por las puertas y fingieron una toma de rehenes en la que no utilizaron armas reales, sino réplicas. El objetivo no era el dinero del área de atención al público, sino era acceder a las cajas de seguridad para salir de allí con el botín en una embarcación a través de un túnel en el que trabajaron meses. Mientras abrían las cajas, ganaron tiempo en una negociación más que tensa con la policía, hasta que en un momento cortaron todo tipo de contacto y huyeron dejando un mensaje muy recordado: "Sin armas ni rencores, es solo plata, no amores", escribieron en una pared.
De todos modos, Vitette aclaró sobre el aspecto judicial: “En este caso, hasta aquí no hay delito. Los actos preparatorios no son delitos. Se comerán un proceso los involucrados, pero nada más. Nunca una condena”.