“Con Piraña tratamos de que esas ilusiones no se pierdan, queremos evocar las cosas queridas mediante las canciones que hacemos”, reflexiona Romina Grosso, cantora de la agrupación, asociada a los barrios sur de la ciudad, y que este sábado 10 presentará su nuevo disco, Chafalonía, en La Tierra Invisible (Av. Del Barco Centenera 1099, en la república de Parque Chacabuco). La fórmula, explica Grosso, son “estructuras simples y melodiosas, con una sonoridad artesanal, donde confluyen junto a la voz instrumentos como el clarinete, el bandoneón, el contrabajo o las guitarras” con la idea de “rescatar aquel espíritu musical de canto y acompañamiento propio de los ‘20 o ‘30”. 

Y aunque el tango recorre toda la producción del grupo, los Piraña son cualquier cosa menos nostálgicos. “Tratamos de evocar de esta manera, no nos sentimos nostálgicos, ¡en todo caso que la nostalgia nos espere y nos encuentre dentro cien años más adelante!”, ríe. “Por el momento vamos con el corazón en la canción criolla y porteña”.

En Chafalonía vuelven a aparecer los barrios (esta vez, en “Liniers Sud”) y sus personajes (como el “Calesitero”, al cerrar el disco), y también las fiestas populares (“A la luz de la fogata”, por los fuegos de San Juan), y si en el pasado trajeron del olvido algunos clásicos gardelianos como “Gorriones” (que al oírlo se convierte casi en una bandera), aquí retoman a Castillo con “Cosa linda, barata”, donde aparece el vocablo que da nombre al disco. Porque una “chafalonía”, aunque suena a palabra inventada, es una baratija, una joyita o hasta una imitación, lista para ser fundida y reautilizada. 

“Cuando escuchamos por primera vez ese tango nos llamó la atención, porque Castillo metaforiza en la canción las ilusiones perdidas, el paso del tiempo y la fe, entre otras cosas; algo que nos lleva a poder seguir pensando de alguna manera hoy estos temas y por otro nos permite preguntarnos cuánto de chafalonía intelectual –parafrasea a Vicente Rossi- nos rodea hoy”. Sobre esa “chafalonía intelectual” Grosso vuelve a citar a Rossi: “Él decía que no corresponden a estos pueblos del Plata, hablistas creadores e ingeniosos como pocos’”.

“En este camino llegamos también a poder hablar con el gran historiador Juan Carlos Jara -autor de una biografía maravillosa sobre Cátulo Castillo, Barro de arrabal, agrega Grosso- acerca de estas cuestiones filosóficas de la vida que nos da el tango, y nos acercó más a conocer esos pensamientos. Sentimos que las cosas se van enganchando en el tiempo, se van llevando una a la otra para seguir trabajando”.

Las costumbres barriales y sus fiestas populares atraviesan el disco. “Tienen que ver con nuestra identidad”, define la cantora. “Tanto la historia de carnaval que aparece en Liniers Sud, como la ‘Vidalita’ que es un género musical y popular algo olvidado de estos lados (en este este caso escrita por Alonso y Trelles hace cien años) se sumarían también a las calles enfaroladas y barulleras de las ardientes fogatas de San Juan que describe Raúl González Tuñón en su poesía, la primera musicalizada por el Tata Cedrón, una dupla que indudablemente es parte de nuestra historia, de la música argentina a la que el Tata con su histórico cuarteto supo aportar”.

Es justamente el Tata uno de los entusiastas colaboradores recurrentes del grupo y también en este disco hace su aparición, lo mismo que Miguel Praino (otro integrante del Cuarteto Cedrón), Federico Siciliano, Luis Minari, Anabella Porta e Ignacio Benítez.

Uno de los rasgos distintivos de Piraña es justamente su reivindicación del barrio, especialmente los del sur de la ciudad. Su nombre se debe al club de barrio en que debutaron, y suelen presentarse en lugares pequeños de Boedo y otros barrios aledaños. En Chafalonía esa asociación queda clara, aunque aseguran que fue algo involuntario. “No lo habíamos pensado de ese modo, pero tal vez se haya dado así. En todo momento hay temas que parecieran indiferentes al paso del tiempo, que sobreviven a turbulencias pasajeras, más allá de las luces del centro y lo que intentamos o queremos hacer es devolver ese reflejo y develar como decía Castillo las hondas sugestiones del barrio, en relación a la muchachada de San Juan y Loria, ya que fueron ellos quienes dieron inicio a estas cuestiones y llegamos a hoy con cosas que se han forjado al calor de éste, nuestro destino”.