Los regatistas bonaerenses Mateo Majdalani y Eugenia Bosco se colgaron la medalla plateada en la clase Nacra 17 de los Juegos Olímpicos de París y llevaron la bandera argentina hasta el podio. El oriundo de San Isidro y la nacida en San Pedro se destacaron en el puerto de Marsella y lograron la undécima medalla argentina en vela, disciplina que sólo es superada por el boxeo como la que más preseas trajo para el país a lo largo de la historia olímpica.
"Estoy muy feliz y agradecida por todo el camino que hicimos, trabajamos muy duro para estar donde estamos y estoy muy contenta, es increíble, aún no caigo", declaró Bosco ni bien terminó la competencia. Majdalani, a su vez, sostuvo: "No lo puedo explicar, no caigo, lo soñé toda mi vida y hoy estoy acá".
El miércoles el viento no sopló a la hora esperada en Marsella. La quietud del agua hizo que la final de las competencias de vela definiera sus medallas un día después. Luego de navegar en su interior contra la ansiedad de tener que esperar para hacer historia, la dupla Majdalani y Bosco sacó a relucir su garra en el Nacra 17, un monotipo catamarán que fue diseñado recién en 2011, y finalizó en el séptimo puesto en la Medal Race.
Ese lugar fue suficiente para alcanzar el segundo puesto en la tabla general con 55 puntos, quedando detrás de los italianos Ruggero Tita y Caterina Banti, quienes ganaron la dorada tras acumular 41 puntos, y por delante de la dupla neozelandesa, que ganó el bronce con 63 puntos.
Majdalani y Bosco viven en España desde hace algunos años. Sin embargo, representan la bandera de la patria que los vio nacer en la disciplina Nacra 17, que fue establecida en 2012 como nueva categoría olímpica mixta por la Federación Internacional de Vela. La embarcación, que tiene una eslora de 525 centímetros, una manga de 259 centímetros, dos trapecios, y un peso de 142 kilos, comenzó a utilizarse en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, donde el bonaerense Santiago Lange y la rosarina Cecilia Carranza hicieron historia al lograr la medalla dorada, con el propio Majdalani como entrenador.
Lange, que es de San Isidro al igual que Majdalani, es además el atleta que más veces representó al país en los Juegos Olímpicos. Debutó en Seúl 1988, y salvo en Barcelona 1992, estuvo presente en todas las ediciones hasta Tokio 2020. Lange, que logró dos medallas de bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008, incluso luchó para alcanzar la octava cita en París 2024 en pareja con Victoria Travascio, pera la plaza finalmente quedó en manos de Majdalani y Bosco, que se unieron en 2017 y obtuvieron la medalla plateada en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
Para clasificar a Francia, el selectivo en la clase Nacra 17 tuvo al Mundial 2023 de La Haya, Países Bajos, como termómetro. Allí el sanisidrense y la sanpedrense finalizaron en el noveno puesto. Luego, ya con el pasaje a París asegurado, ganaron la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Lange, que siguió de cerca los acontecimientos y se abrazó a los regatistas ni bien alcanzaron su logro, tiene una historia muy particular con el de San Isidro.
Mateo Majdalani nació hace 30 años, y practica deportes náuticos desde que tiene 8. Siempre lo hizo en el Club San Isidro, donde compitió en diversas categorías infantiles. Su vínculo con la familia Lange comenzó en la clase Optimist y 29er, donde coincidió con Klaus Lange, hijo de Santiago.
La relación con la familia, con el amor por la vela como eje, se incrementó a tal punto que Mateo, con sólo 19 años, comenzó a formar parte del equipo de Santiago. Incluso, cuando Lange sufrió cancer de pulmón antes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, el propio Majdalani fue quien lo relevó para competir junto a Cecilia Carranza en Nacra 17. Luego de superar el cáncer, Lange regresó con más fuerza que nunca y alcanzó la histórica medalla de oro.
Eugenia Bosco nació en el municipio de San Pedro y tiene 27 años. Ella, siguiendo los pasos de su hermano Santiago, comenzó desde muy pequeña a navegar en el Club Náutico San Pedro. Luego continuó con su formación en el Yacht Club Olivos, donde participó en diferentes categorías, hasta que en 2017 se unió a Majdalani. Al igual que en muchas ciudades linderas al Río Paraná, la práctica de los deportes náuticos es cosa de todos los días, y ella no rompió esa costumbre.
Cuando la dupla que alcanzó la medalla plateada en París dio sus primeros pasos, se encontraron con una realidad ambigua: competir contra un ídolo. La imagen de Lange pesaba, y hasta llegaron a declarar que "debieron descolgar el póster" para trazarse los mejores objetivos.
Mal no les fue, porque se colgaron la presea de plata y mantuvieron una tradición que posiciona a la vela como la discplina que logros obvtuvo a nivel olímpico con once medallas, sólo después del boxeo, que logró 14 preseas y que, curiosamente, no contó con representantes argentinos en esta edición del certámen más importante.
Medallas en vela, una tradición
Emilio Homps, Rodolfo Rivademar, Rufino Rodríguez de la Torre, Enrique A. Sieburger, Enrique C. Sieburger y Julio Sieburger lograron la primera medalla al quedarse con la plateada en la clase 6 metros, en los Juegos Olímpicos de Londres 1948.
En Roma 1960 llegó la segunda, nuevamente plateada, en la clase Dragón y con una tripulación que conformaban Héctor Calegaris, Jorge Del Río y Jorge Salas Chaves.
Luego vinieron 36 años de sequía, pero la espera tuvo sentido, porque a partir de ese momento, los regatistas argentinose se subieron al podio de manera ininterrumpida hasta la actualidad, con la excepción de Tokio 2020.
Carlos Espínola, uno de los referentes olímpicos en vela, logró su primera medalla al terminar segundo en la clase Mistral en Atlanta 1996. En Sidney 2000, en la misma categoría, se quedó con el bronce.
En Australia, durante los mismos juegos, Javier Conte y Juan De la Fuente lograron la medalla de bronce en la clase 470, mientras que Serena Amato obvtuvo la misma presea en la clase Europa, cuando se convirtió en la primera mujer en conseguir una medalla.
En Atenas 2004, el propio Espínola alcanó el bronce en la clase Tornado junto a Santiago Lange. La dupla repitió el logro cuatro años después, en Beijing 2008. De la Fuente, junto a Lucas Calabrese, ganaron el bronce en la clase 470 en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero la página dorada quedó para Río de Janeiro 2016, cuando la vela argentina, en manos de Lange y Carranza, flameó en lo más alto del podio.