Un gol de cabeza de Cristian Medina en el quinto minuto de descuento rescató a Boca de otra derrota en Mendoza. Pero el empate 1 a 1 ante Independiente Rivadavia casi no emitió sensaciones positivas. Boca está confuso dentro y fuera de la cancha, el equipo se le ha ido de punto al técnico Diego Martínez y el técnico tampoco parece tener las ideas claras para reencontrarlo.

Los mendocinos ganaban 1 a 0 con un gol del paraguayo Iván Villalba a 13 minutos del final. Y pudieron haber estado ganando desde antes si Sergio "Chiquito" Romero no le hubiera atajado un penal (foul de Figal a Ríos) al colombiano Sebastián Villa a los 14 minutos de la etapa inicial. Lo suyo fue sencillo: orden y empeño. Y eso le bastó ante un Boca que a partir de los 25 minutos del primer tiempo fue perdiendo fluidez en la circulación de la pelota y cayó en un pozo del que ya no pudo salir.

Tampoco ayudaron los cambios que fue metiendo Martínez. Mas bien, desordenaron la estructura que en gran parte del segundo tiempo, jugó con línea de cinco atrás (Mateo Mendía había entrado por Aguirre) y en desventaja, terminó haciéndolo con una triple punta de lanza (Merentiel, Cavani y Giménez). La única llegada fue un zurdazo de Merentiel que dio en el travesaño.

Espeso en el juego interno, con laterales como Advíncula y Blanco que lo único que hicieron fue tirar centros toda la noche y delanteros desconectados de sus volantes, Boca jugó un mal segundo tiempo y parecía condenado a la derrota. El gol de Medina lo salvó. Pero no pudo espantar ninguna de las dudas que sobrevuelan al equipo. Más bien las agigantó a todas.