Lilia Lemoine arrastró a Victoria Villarruel al centro de la polémica por la visita de seis diputados de La Libertad Avanza (LLA) a los genocidas que están presos en el penal de Ezeiza. “Me rompe soberanamente las bolas por qué carajo Victoria Villarruel no saltó. Fue su leitmotiv de campaña”, reclamó, exenta de elegancia, la legisladora libertaria que suele funcionar como vocera extraoficial de Javier y Karina Milei.
Lemoine parece dispuesta a agigantar las internas dentro del oficialismo, y puso el dedo en la llaga con la excursión de un grupo de legisladores a la Unidad 31. “Yo creo que los diputados tienen derecho a ir a visitar un penal. Tienen derecho de formar parte de un grupo de amistad con Rusia, como hizo (Marcela) Pagano, a hacer lo que quieran. Pero no es el leitmotiv de los libertarios. Nosotros estamos preocupados por la pobreza, por la inflación, por la seguridad, porque aparezca Loan, porque no haya violadores sueltos en la calle. Y un grupo de diputados que responde a Victoria Villarruel fue a visitar a (Alfredo) Astiz. ¿Y qué dice Victoria al respecto? ¿Dijo algo? Porque yo no la vi pronunciarse”, soltó Lemoine.
Se estaba refiriendo a la comitiva que estuvo el 11 de julio pasado en el penal de Ezeiza y que estuvo integrada por Beltrán Benedit, Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra, María Fernanda Araujo, Lourdes Arrieta, Rocío Bonacci. Los diputados, a excepción de Bonacci, se retrataron junto a Astiz, Adolfo Donda, Antonio Pernías, Raúl Guglielminetti y otros represores. Hay versiones que indican que uno de los que se fotografiaron sería Alberto Eduardo González, el represor que actuó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) que fue el “mentor” de la actual vicepresidenta.
“A mí me están rompiendo las bolas en los medios. Yo ni en pedo hubiera ido a visitar a Astiz”, continuó Lemoine, que pretende que Villarruel rompa el silencio y pague el costo político de la excursión del grupo integrado, entre otros, por Montenegro, que fue su mano derecha hasta principios de año. “Pará un cacho –se quejó Lemoine–, yo me tengo que comer todos los golpes por la ideología de otro, que encima no responde”.
La vice no acusó recibo. En sus redes reposteó un tuit del senador Martín Goerling Lara (PRO) en el que se los veía con un grupo de estudiantes universitarios. El retuit fue un mensaje. El misionero es el candidato que Villarruel viene impulsando para presidir la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia (CBI) y que tendría el aval del ex presidente Mauricio Macri. Por el contrario, la Casa Rosada promueve al peronista Edgardo Kueider para quedarse con el cuerpo que debe controlar a la recientemente regresada Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
Villarruel tiene una larga militancia en organizaciones que reivindican lo actuado durante la dictadura. Durante la campaña, el marido de Cecilia Pando, Pedro Mercado, escribió que él conoció al dictador Jorge Rafael Videla a partir de Villarruel. Pando relató que fue la actual vice quien la acercó a la causa de los detenidos por lesa humanidad y la llevó a las cárceles a conocerlos.
Este diario reveló el año pasado que Villarruel estuvo en marchas en las que se pedía la liberación de genocidas, como la que se hizo el 21 de diciembre de 2005. En campaña, Villarruel se presentaba como quien defiende los derechos de las víctimas de hechos violentos cometidos por las organizaciones político-militares. Como tal, organizó un acto en la Legislatura porteña.
Lemoine todavía le guarda rencor por lo que pasó allí. Le arrojaron nafta mientras esperaba para entrar y aparentemente Villarruel no tuvo todavía tiempo para solidarizarse. “Ni una palabra”, gruñó Lemoine.
La diputada también apuntó contra tres compañeras de bancada al decir que “se aliaron al kirchnerismo": Pagano, Arrieta y Bonacci. Lemoine dijo que no habían dado quórum en la sesión del miércoles pasado, que se cayó. “A mí todo eso me parece raro”.
Pagano salió a responderle en X después de que la aludiera como “la que se fue a hacer el homenaje a las monjas con Cecilia Moreau”. La periodista la trató de mitómana, mala compañera y destructora de espacios de trabajo, y le recordó que tanto ella como Arrieta habían estado en la Cámara de Diputados. “Burra, ni chequear eso en la web de Diputados sabés hacer”, le retrucó.
Bonacci también respondió desde sus redes sociales. Dijo que llegó tarde por un desperfecto en el avión que la llevaba desde Santa Fe. Y, por si faltaba alguien, le apuntó al jefe del bloque, Gabriel Bornoroni. “Nada de este espacio es normal”, dijo la diputada que fue la primera en salir a despegarse de la visita a los genocidas.
Desde que se conoció la visita, Arrieta y Bonacci parecen haberse acercado a Pagano, que venía en una interna abierta con el presidente de la Cámara, Martín Menen, después de que la corrieron de la comisión de Juicio Político a pedido de Karina Milei. Arrieta terminó de dinamitar todos los puentes después de que denunció penalmente a Benedit, Montenegro, Ferreyra y Sharif Menem, mano derecha de Martín Menem en la Cámara Baja.