River recuperó la alegría con el regreso de Marcelo Gallardo, pero la fiesta no fue completa, porque Huracán se plantó sin complejos de menos a más, exhibió las virtudes que lo llevaron a la cima de la Liga Profesional y estuvo cerca de llevarse un triunfazo de un radiante estadio Monumental. El 1-1 final terminó siendo justo, porque River fue mejor en la primera media hora de partido y el Globo mostró una mejor imagen hasta el último cuarto de hora, cuando se conformó con el empate y se replegó demasiado.
No es difícil imaginarse el ánimo de los hinchas, con una atmósfera más cercana a una noche de festejo que a un partido de campeonato. El regreso de Gallardo cambió toda la perspectiva de los aficionados, que trasladaron toda esa euforia a un equipo que arrancó a un ritmo muy diferente al que venía en los últimos tramos del ciclo Demichelis.
Con presión alta en campo rival, River recuperaba rápido y mostraba destellos de juego a través de sus generadores, Echeverri y Mastantuono. Y esa idea tuvo un premio rápido, cuando el Diablito encaró de derecha a izquierda y, con un poco de fortuna y mucho de talento, se llevó la pelota entre dos y anotó el 1-0 con una media vuelta a contrapierna de toda la defensa visitante.
La ventaja rápida terminó de distender a River, que mostró su mejor versión en los minutos que continuaron al gol y generó algunas ocasiones para aumentar, sobre todo con un mano a mano de Bareiro que terminó definiendo al palo izquierdo de Galíndez. Pero como Huracán, pese a verse superado, siguió firme con su plan de partido, el duelo continuó con un desarrollo incierto. Además, pasado el mal momento, el equipo de Kudelka se fue afirmando en el campo y dejó en claro que no se contentaba con ser un simple partenaire. Además, un error en la salida de Peña Biafore posibilitó un desborde de Mazzantti, que encontró por el otro lado al chileno Echeverría, que de cabeza venció a Armani y puso el 1-1.
River sintió el impacto y terminó de perder la frescura del comienzo. Entonces, el partido se le complicó definitivamente, porque Huracán se plantó cada vez mejor y no dejó pasar ninguna chance para contragolpear. Por eso, vía Mazzantti, generó las ocasiones más peligrosas, sobre todo un remate que Armani desvió al corner. Recién en el final, el equipo de Gallardo presionó un poco más, pero el 1-1 ya no se movió.