Tras su denuncia a Alberto Fernández por violencia de género, la primera de las entrevistas que Fabiola Yáñez pautó se conoció ayer. Allí la exprimera dama, que también grabó un documental sobre su vivencia en los cuatro años en la Quinta de Olivos, habló sobre la violencia física y psicológica que sufrió, las infidelidades del expresidente y las peleas constantes que mantenían, la ya célebre y denunciada penalmente "fiesta de Olivos", y sobre pedidos de ayuda que nadie respondió entonces, acusando, sin dar nombres, a funcionarias del Ministerio de la Mujer. "Están todos los chats y muchas personas lo saben", aseguró sobre la violencia sufrida. Contó también que el juez Ercolini "tenía apuro" por que ella radicara la denuncia. Ayer Yáñez se reunió con su abogada en Madrid, donde actualmente vive, para delinear la estrategia judicial que seguirá, cuando sigue pendiente una declaración que será clave en la causa. Mientras tanto, a través de un escrito que presentó ante el juez federal Julián Ercolini su nueva abogada, Silvina Carreira, Alberto Fernández pidió que la causa por violencia salga de los tribunales Comodoro Py y pase a la justicia federal de San Isidro (allí tramita también la causa que se abrió tras conocerse la fiesta de cumpleaños en la Quinta de Olivos en plena pandemia).

El relato de la violencia

“(Además de la violencia física) otra violencia a la que estuve sometida durante muchísimo tiempo como es el acoso telefónico. Terrorismo psicológico. Esta persona (por Alberto Fernández) estuvo durante dos meses - están todos los chats y muchas personas lo saben - amenazándome día por medio con que si yo hacía esto, si hacía lo otro, que se iba a suicidar”, aseguró en la entrevista concedida en Madrid al portal Infobae, y publicada junto a videos con fragmentos editados de la misma.

Al ser consultada sobre la violencia física que sufrió, explicó que no podía dar detalles por ser parte de la causa en trámite. Confirmó, de todos modos, la autenticidad de las fotos filtradas a la prensa en las que se la ve golpeada. “Me destruí cuando vi las fotos. Yo jamás hubiese querido que saliera una foto así de mí. ¿Qué mujer se quiere ver en todos los programas de televisión y en los medios del mundo así? No entiendo cómo se filtraron los chats y que se guardaran la foto para el último momento”, relató.

"La violencia que había antes era acoso. Todo el día. Tenía que estar en el teléfono, porque si no estaba en el teléfono, era como que estuviera haciendo no sé qué cosa. El tiempo me empezó a llevar a quedarme cada vez más encerrada dentro del departamento”, explicó. "No podía ir a un restaurante con mis amigas. Porque tenía que pasar toda la noche contestando los mensajes en lugar de poder hablar con mis amigas o desahogarme un poco, o divertirme como cualquier persona normal, común y corriente. Tuve que comenzar a invitarlas aunque sea una vez por semana o cuando podían a comer al departamento. Porque si no era insostenible. Hay testigos de eso".

Yañez afirmó que los episodios de violencia comenzaron antes de que Fernández asumiera la presidencia y que se mantuvieron incluso mientras los dos residían en Madrid. “Hoy no podía salir de mi casa, pusieron inhibidores para que yo no pudiera salir de mi casa. Inhibidores que hacían que el auto se apagara", afirmó, aunque no responsabilizó directamente al expresidente por el hecho. "Deberá investigar la justicia porque yo no sé por qué sucedió”, dijo.

Asimismo, la exprimera dama relató que hubo mayor violencia psicológica hacia ella después de las elecciones legislativas porque “me repetían todos los días” que la derrota ocurrió “por mi culpa” a raíz de que se conociera la foto de una fiesta en la Quinta de Olivos realizada durante el aislamiento decretado por la pandemia. “Él se desligó de la responsabilidad de haber hecho esa reunión, haber estado ahí, haberlo hecho y echarme la culpa y decir que yo organicé un brindis. Yo no organicé ningún brindis. Eso no es verdad”, aseguró.

La separación

Yañez aseguró que comenzó a distanciarse de Fernández mientras estaban en Olivos. “Tuve que salir en pantuflas y bata e irme a la casa de huéspedes”, dijo y relató que decidió instalarse ahí con su hijo. “Queriéndolo ayudar, me voy a vivir a la casa de huéspedes, donde él cada vez que llegaba abría la puerta. Pero no es que me golpeaba la puerta para entrar. Abría la puerta así, de un portazo”, narró.

Además, sostuvo que cuando quiso separarse, le prometían que iba a poder irse de la residencia presidencial, pero eso no se concretaba: “(Me decían) cosas como: ‘Mañana arreglamos el avión, para que puedas viajar de la forma más segura”, y no sé cuánto más para viajar a Madrid. El destino no lo elegí yo. Él lo eligió por su comodidad. Y así hasta el 2 de diciembre. Entonces del país no pude salir nunca’”.

Se refirió también a las infidelidades del expresidente, que aseguró que ocurrían "todo el tiempo". "Yo he cuidado a este hombre, lo he cuidado de tantas cosas que él ha hecho, de tantas cosas, que esos videos que aparecieron el otro día son poca cosa al lado de las cosas que él ha hecho", afirmó. Y contó que el video difundido lo descubrió cuando el expresidente le dio un celular a su hijo "para escuchar música", y este al tocarlo por causalidad accedió a la galería de fotos y videos guardados. 

La causa

Hasta el momento, la causa que tramita en el juzgado federal 10, a cargo del juez Julián Ercolini (el mismo que lleva la causa por los supuestos sobreprecios en la millonaria adjudicación de seguros a distintas dependencias del Estado en el juzgado federal 11, que subroga) quedó caratulada por el delito de "lesiones leves en contexto de violencia de género".

Ahora la querella (la representación legal de Yáñez está a cargo de la abogada Mariana Gallego) deberá decidir por qué delitos acusará a Alberto Fernández. La acusación podría elevar la calificación a lesiones graves y consecuencias psicológicas. El agravante por el vínculo podría elevar la pena máxima de este delito a cuatro años. Ya no sería excarcelable. Se podría sumar el delito de amenaza coactiva de parte de Fernández para que la ex primera dama no hiciera públicas las golpizas, de acuerdo a lo que ella relató en la entrevista. 

Con celeridad expres, el juez Ercolini ordenó en la noche del viernes el allanamiento al departamento de Puerto Madero en el que vive el expresidente, y el secuestro de todos los dispositivos que hallaron allí: dos teléfonos celulares, un iPad, 2 memorias y 22 pendrives que pasarán a ser analizados en el marco de esta causa. 

Dulce

El gobierno, mientras tanto, no se priva de utilizar este escándalo, a su estilo. Javier Milei no lo desaprovechó en las redes y, además de retuitear un mensaje en el que culpabiliza a una serie de periodistas de que "ayudaron a Alberto a ocultar las golpizas e infidelidades por cuatro años" (sin prueba alguna), publicó otro mensaje de su puño y letra mezclando insólitamente el caso con el debate por el aborto. 

"Pregunta para los imbéciles del centrismo 'bienpensante': Dado que para ustedes todo lo correcto es lo que está en el centro, pregunto: si matar está mal y respetar la vida está bien (aunque se toman una licencia poética para con el aborto) ¿las golpizas de Alberto Fernández a Fabiola Yáñez para ustedes boluprogres es el paraíso? ¿Acaso a los que nos oponemos a estos hechos espantosos nos van a volver a tildar de fascistas?", planteó.

"Haber tildado de fascistas a quienes hemos marcado la línea en un plano moral, los hace cómplices voluntarios o involuntarios (por déficit de IQ) de los atrocidades que padecen los argentinos de bien. Nora aclaratoria: la consigna no sólo está dirigida a los políticos, sino también a los periodistas cómplices de haber defendido ideas espantosas mientras perseguían y cancelaban al que pensaba distinto".