Terminan los Juegos con una lucha que se ha tornado cada vez más equilibrada en el medallero entre Estados Unidos y China, países con sistemas de captación y desarrollo de talentos por cierto muy diferentes, ambos desprendidos del resto, pero sin monopolizar los triunfos, ya que más de una decena de países han conseguido 30 o más medallas ya sea de oro, plata o bronce.
Impactantes Australia y Japón demostrando que organizar los Juegos en el 2000 y 2020 , les sirvió para que sus deportes se estabilicen en altos niveles de calidad, algo parecido sucedió con Gran Bretaña y Corea del Sur.
Bien el local, Francia, en diferentes deportes y también excelente lo de Italia, Países Bajos, Canadá y Alemania, mostrando la continuidad de sus políticas deportivas.
Otros países que sin ser líderes del medallero mostraron esa tan necesaria inversión y planificación estratégica, fueron Nueva Zelanda, España, Hungría e Irlanda entre otros.
Lo de Argentina fue una actuación discreta y previsible, que como de costumbre deja abierto el crédito de nuestro talento deportivo como el principal valor y en el debe instala nuevamente la absoluta falta de rumbo conductivo y una pobrisima inversión, es decir, nada nuevo.
Con ese cóctel negativo se depende solamente de algún destello individual que haga olvidar por un instante las ausencias de Planificación y Estrategia que empiezan a ser la marca distintiva de nuestro Deporte.
Estas carencias son acalladas desde hace mucho tiempo por Gobiernos de distinto signo con el mentiroso latiguillo de: "Hay otras prioridades".
Las "prioridades" en la sociedad y en el deporte siguen igual, esperando. Llegará entonces la hora del balance de funcionarios, dirigentes y autoridades deportivas pero para eso es necesario que sepan dos cosas decisivas: cómo y qué analizar.
De lo contrario, lamentablemente, se perderá el tiempo con el vendaval de pequeñas histerias que se suelen desatar, el que siempre promete cambios, para que todo siga igual.
(*) Ex director nacional de Deportes.