- ¿Qué tenés?
Más contundente suena en inglés, el idioma original de la película: "Whadda ya got?" (¿qué tenés?). Una frase que más que responder, devuelve el golpe. Acelera y derrapa como una moto, a medio camino entre el slang y la subcultura juvenil: rebelarse contra todo y todos.
Ese diálogo entre Mildred y Johnny, el personaje de Marlon Brando en The Wild One (El salvaje) no es la escena principal de la película (comparada, por ejemplo, con la impresionante secuencia inicial de motos en la ruta o la pelea entre Johnny y Chino), pero es fundamental. Y la recupera la recientemente estrenada "El club de los vándalos", donde el personaje de Tom Hardy, la ve en la TV y decide fundar su propio club de hombres y moteros.
Brando, el padrino de los rebeldes
The Wild One marcó un hito en la cultura masculina al narrar las pandillas de motos, con toda su iconografía homoerótica. Trazó un arco de influencias desde la estética de The Beatles (la banda opuesta a la del personaje de Brando se llama The Beetles), hasta el look hard y sensual de Los Ramones, Iggy Pop, el punk, el glam y el heavy metal. Gustavo Cerati, animal lírico, lo resumió en una línea: “Cuero, piel y metal; carmín y charol”.
De las serigrafías de Andy Warhol a todo lo que captó la obra del artista Tom of Finland en la esencia de Marlon Brando: una sexualidad gay, que transformó la formalidad del traje y corbata en erotismo masculino de cuero negro, jeans, botas y gorra. Sensualidad, estilo y rebeldía sexual.
The Bikeriders: más que amistad y crónica rebelde
En la década de 1960, surgieron diversas formas de rebeldía, incluyendo una revolución en la prensa: el Nuevo Periodismo. La literatura trascendió la novela y se infiltró en la prensa diaria, en artículos y notas accesibles en los quioscos.
De pronto una crónica utilizaba diálogos, descripciones, narración en primera persona y, especialmente, técnicas innovadoras como imágenes literarias y la inmersión personal del autor en los hechos. Desde Truman Capote hasta las crónicas de David Foster Wallace, pasando por Rodolfo Walsh y las entrevistas de María Moreno, la no-ficción transformó la manera en que percibimos la realidad.
Sin embargo, en ese canon consolidado a través de la recopilación de artículos (hoy elevados a la categoría de ensayos) del libro El nuevo periodismo, aún hoy falta un elemento clave (...además de la representación de mujeres como Joan Didion o Nora Ephron): la imagen fotográfica. Y uno de los héroes más destacados de la escritura y la fotografía es Danny Lyon, autor del libro de culto The Bikeriders, que inspiró la película.
Mientras el periodista Hunter S. Thompson se infiltraba en los Hells Angels (y casi pierde la vida, linchado por ellos), para escribir su icónico libro, Los Ángeles del Infierno: una extraña y terrible saga, Lyon se unió a los Chicago Outlaws, un club de motociclistas del Medio Oeste.
Danny Lyon (nacido el 16 de marzo de 1942) no parecía tener mucho que ver con los moteros de Chicago. Provenía de una familia judía de Brooklyn, estudió Historia y Filosofía en la universidad y desde 1962 participó en el Movimiento por los Derechos Civiles.
Los Chicago Outlaws eran en su mayoría obreros o desempleados. Lyon era un fotógrafo con educación universitaria que llevaba dos cámaras y una grabadora de audio que pesaba casi tres kilos y medio. Antes de embarcarse en su “trip”, Lyon le envió una carta a Thompson. El periodista que inventó el Periodismo Gonzo, lo alentó a no seguir: “Los Hells Angels me asustan muchísimo”. Lyon resumió el consejo de Thompson como “me dijo que no me uniera a los Outlaws y que use casco. Me uní al club. Y rara vez usaba el casco”.
Un libro de culto, con orgullo y sin prejuicio
El libro, originalmente lanzado en 1968 y reeditado por última vez en 2014, relata en su prefacio cómo fue recibido con indiferencia por la crítica y rápidamente cayó en el olvido. Sin embargo, con el redescubrimiento de la obra de Lyon en la década del 90, sus copias pasaron de costar apenas 16 centavos de dólar a valer casi 500 dólares.
Lyon dedicó casi cuatro años al libro, transcribió entrevistas grabadas con los miembros del club de motociclistas entre 1963 y 1967 capturando su pasión por las dos ruedas. Sin embargo, la voz principal del ensayo es la de Kathy —interpretada por Jodie Comer en la película— quien no era motociclista.
Imágenes intensas de carreras en el barro, picnic de familias de moteros bajo el rugido de los motores de 500 cc de las Harley, encuentros con los Hell´s Amgels y el peligro de la ruta. Como él mismo Lyon señala al principio del libro, "si The Wild One se filmara hoy, todos ellos usarían casco". El libro incluye recortes de periódicos que documentan las muertes y accidentes de la gira con la pandilla.
La inspiración que la película tomó del libro es asombrosa. "Es el libro más genial que ví en mi vida", declaró el director de la película. Y no solo en la voz de Kathy y de Lyon, que es interpretado por el actor Mike Faist, sino también en la forma en que el director Jeff Nichols ha sabido capturar la esencia de la historia. Algo que ya había logrado con su anterior película, Loving, inspirada en el reportaje de la revista Time sobre un matrimonio que huyó de Virginia debido a las leyes estatales que prohibían el matrimonio interracial en los años 60.
Las personas reales que inspiraron la película: Kathy, Benny, Johnny, Sonny y Cockroach, miembros de un club de motos mayoritariamente masculinos, pero con mujeres que también montan y desafían las convenciones sociales. En el libro, cada uno de ellos se presenta y comparte su historia en entrevistas por separado.
Hombres que buscaron fortuna en el ejército estadounidense, que trabajaron en garajes y talleres mecánicos y luego abandonaron todo para recorrer el país en moto. Utilizan términos como "ropa de civil" para referirse a cuando no visten su "uniforme" de cuero y jeans Levi's, símbolo de pertenencia y orgullo, como se muestra en la brutal escena inicial de El club de los vándalos, muy al estilo de Scorsese.
Obscenidad, deseos y cuestión de tamaño
"Mucha gente no se atrevería a montar en algo del tamaño de una Harley. Y no sé por qué, pero hay algo que une motos y obscenidad, que a la gente le atrae", afirma Johnny Goodpaster, el verdadero Johnny en el libro de The Bikeriders y personaje principal, junto a Benny, en el film.
Interpretado por el macizo Tom Hardy, el actor logra una voz que contrasta con su ya mítico papel de Bane en The Dark Knight Rises, pasando de una dicción gutural y amenazante, a una casi aguda, imperceptible. Aunque la relación entre Johnny y Benny no es tan intensa como la de Brando y Lee Marvin en The Wild One, que le dice "I love you" cada vez que lo ve, la química entre los personajes es palpable.
La amistad masculina, las motos y la pandilla es algo que ni Kathy puede explicar: "estaban por amputarle el pie y él solo pensaba en 'no poder montar en moto nunca más'".
Mientras los medios debaten sobre el homoplatonismo de la película, la publicación Out Magazine, le dio un 3 sobre 5 en su "escala gay", una modalidad muy divertida de medir todo lo que no sea heteronormativo en una película. Y Tom Hardy declaró a la revista Variety: "Creo que Benny, para Johnny, representa un elemento de cumplimiento de deseos: vitalidad, libertad, sea lo que sea, y este tipo no tiene ninguna responsabilidad. Él es puro. Es hermoso".
La rebeldía sexual u homoerótica aquí no necesita ser explícita. Un hermoso subtexto es suficiente. Como por ejemplo la elección de Austin Butler y Tom Hardy como protagonistas. Austin Butler, el reciente Elvis de la pelicula Baz Luhrmann. Exagerado en sus ojos delineados, sus camisas rosas y camp, la erección del labio inferior y el escote suculento y depilado que hace suspirar a hombres y mujeres.
Y Hardy, esa presencia imposible de no notar en pantalla. Un físico trans(formista) que puede ser un psicópata (Bronson), un capo de la mafia judía y bisexual (Legend) o un nuevo protagonista de Mad Max. Y que aún dentro de los complejos resortes morales de Hollywood, dijo: "Soy un artista. Un hombre que tuvo sexo con hombres. Y si bien el sexo gay no me atrae ya, hay muchas cosas en una relación con otro hombre, especialmente con hombres gay, que yo necesito en mi vida”
Un libro y una película sobre la amistad. O una relación enigmática entre dos hombres. Peligrosa y violenta. O simplemente, como dice Hardy, "pura y hermosa".