"Una cosa no quita la otra, y que Alberto Fernández haya hecho lo que hizo, no invalida ni debería poner en cuestión las políticas públicas que se tomaron para prevenir estas cosas." La voz de María Paz Bertero condena al ex presidente pero rescata lo que el Gobierno nacional quiere licuar: la política pública en defensa de las mujeres.
En una extensa charla con Buenos Aires/12, apunta contra la doble vara y contra las "caretas". Pide que la política se indigne "antes de que las cosas salgan a la luz, porque si no se favorece a la hipocresía y al patriarcado".
En este sentido, aborda la definición sobre la perspectiva de género. "Es un método que se desarrolla a partir de reconocer que en el acceso a derechos no somos iguales mujeres e identidades femeninas que varones", indica.
Bertero es abogada recibida de la Universidad Nacional de La Plata y especializada en cuestiones de género. En 2007, cuando el feminismo estaba en boca de unas pocas, desarrolló una columna jurídica en una radio de La Plata y se relacionó de manera cercana con compañeras feministas. En 2009 se incorporó la figura de 'Femicida' al Código Penal, y fue por esa época que ella fusionó las cuestiones de la militancia y el derecho con el feminismo.
Recuerda que lo que leía mientras estudiaba, como Simone de Beauvoir o autoras más clásicas del feminismo, "después las veía en el barrio". Ella brindaba consultoría jurídica gratuita en los barrios de San Carlos y Melchor Romero, y, sostiene, le llamaba la atención "el abandono a los hijos, la falta de pago de la cuota alimentaria, las situaciones de violencia y el sometimiento a las mujeres", porque lo sufrían mujeres que, como ella, tenían apenas 22 años. "Ahí me di cuenta que se replicaba en toda la sociedad y que era algo que estaba súper arraigado", relata.
A lo largo de su carrera abordó la profesión desde diferentes lugares, pero su tarea estuvo "siempre vinculada a la perspectiva de género y la defensa de los derechos de las mujeres", según remarca. Trabajó durante varios años en la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, dictando talleres de prevención de noviazgos violentos y brindando capacitaciones de Ley Micaela. En diálogo con BuenosAires/12, la letrada reflexiona sobre la denuncia contra el expresidente Alberto Fernández.
--¿Cómo recibió la noticia de la denuncia de Fabiola Yáñez contra el ex presidente?
--Para la sociedad es un shock, pero para las personas que nos dedicamos a cuestiones de género, y sobre todo en la justicia, es algo que vemos a diario. Sería hipócrita decirte 'qué horror, no puedo creer que haya pasado', porque en la realidad siguen matando a una mujer por día en nuestro país y las mujeres somos las más violentadas. En cualquier juzgado o tribunal de familia está lleno de mujeres que sufren violencia de género. Si bien es algo cotidiano, uno de los principios del movimiento feminista es que todo es público, y que lo personal es político. Y en ese sentido, que el acusado sea hoy el Presidente de la Nación, una persona que fue elegida por tanta cantidad de argentinos y argentinas para representarnos, tiene una implicancia tremenda para la sociedad en general. No es lo mismo, pero tampoco nos sorprende porque es parte del machismo y del patriarcado que sigue imperando en nuestra sociedad, que para el afuera hace cosas en virtud de la igualdad, pero para adentro es un machito golpeador. Se recibe con mucho repudio, y también con mucha bronca e impotencia, porque una cosa son los actos personales, y otra cosa son las políticas de gobierno que se implementaron.
--¿A qué se refiere?
--A que el gobierno de Alberto Fernández estaba conformado por otros compañeros y compañeras, que trabajaron para que se llegue a sancionar la ley del aborto, o para que se cree el Ministerio de las Mujeres a nivel nacional y en muchas provincias, y eso fue una bajada de línea de la Nación. El anterior fue un gobierno en el que hizo bastante mella el feminismo, porque fue un gobierno que recepcionó el pedido que hicieron las mujeres y algunos varones en las calles. A lo que voy es que una cosa no quita la otra, y que Alberto Fernández haya hecho lo que hizo, no invalida ni debería poner en cuestión las políticas públicas que se tomaron para prevenir estas cosas. El sentido común tiende a decir 'al final todo es una pavada', que es lo que repiten los libertarios. Pero no. Lo de Alberto Fernández está muy mal, tiene que ser legítimamente juzgado, y tiene que ser juzgado con perspectiva de género, pero lo que él hizo no invalida lo que se logró durante esos años y los anteriores en relación a las políticas públicas con perspectiva de género. De hecho, que la propia Fabiola Yáñez lo haya denunciado, tiene que ver con estas cosas, con que exista la Ley Micaela y los jueces permitan la perspectiva de género. Me atrevería a decir que Fabiola no es la primera mujer primera dama que sufre algún tipo de violencia de género, pero denuncia porque hay un contexto argentino y mundial que, si bien tiene vaivenes de derechos y demás, mantiene un consenso de movimientos feministas que permiten contener a esas mujeres. Pero la utilización política de esto, queriendo desmerecer un movimiento, es lo erróneo y lo que hay que evitar.
--¿Por qué?
--Porque intentan sacar un rédito político de esta situación. El mismo día que salió la noticia de Alberto Fernández, se conoció que un diputado de Misiones de la Libertad Avanza fue imputado porque le encontraron material de pornografía infantil en dispositivos en su casa, y no tuvo el mismo conocimiento público que lo del expresidente. Lo que quiero decir, es que lamentablemente el patriarcado atraviesa a la sociedad en general, no discrimina ni clases sociales ni partidos políticos, y la lucha debe ser transversal. Entonces esto indigna, porque la denuncia de Yáñez está siendo utilizada políticamente para desmerecer al feminismo. Que haya un expresidente acusado e investigado por esos hechos terribles y aberrantes, no implica que las políticas públicas implementadas en su gobierno no sean las pertinentes para lograr evitar justamente eso.
--Alberto Fernández se jactó de ser quien venía a "ponerle fin al patriarcado".
--Lo que pasó y lo que se está investigando, es la definición de gran parte del problema del patriarcado. Alberto Fernández se subió a la ola y dijo 'estoy poniendo fin al patriarcado', pero luego en la vida privada le pegaba a la mujer. Esa doble vara de lo público y lo privado, es justamente la que el feminismo quiere romper cuando dice que lo privado y lo personal también es político. Pegarle a la mujer, tratarla mal o violentarla psicológicamente también es político, y también es un modo de ser ante la sociedad en general, porque si sos un líder político, el presidente del Partido Justicialista y el presidente del país, es obvio que tus actos son muchísimo más públicos. Pero bueno, esto no significa que no haya otros líderes que violenten psicológicamente a las mujeres. Yo te puedo asegurar que si le preguntás a cualquier mujer que esté dentro de alguna agrupación u organización, ha sufrido alguna violencia psicológica, política o física. La física todavía sigue teniendo un impacto muchísimo mayor. No es lo mismo ver la foto de Fabiola, que es de una revictimización absoluta, en las tapas de todos los diarios con un moretón en el ojo o en el brazo, a que diga 'me trataba mal cuando llegaba a casa'. La imagen del iceberg representa muy bien la violencia de género, que tiene una parte que no se ve, donde las mujeres, en nuestro país, sufrimos a diario en todos los ámbitos. Si queremos un cambio de verdad hay que sacarse las caretas y saber que todos sufrimos en algún momento, así como también todos fueron cómplices. La política debe indignarse antes de que las cosas salgan a la luz, porque si no terminamos favoreciendo a la hipocresía y al patriarcado. Tenemos la responsabilidad de advertir estas cuestiones antes de que exploten.
--¿Qué es la perspectiva de género? ¿Cómo tiene que aplicarse en la Justicia?
--La perspectiva de género es un método que se desarrolla a partir de reconocer que en el acceso a derechos no somos iguales mujeres e identidades femeninas que varones. Esto lo podemos ver en que estadísticamente las mujeres cobramos menos por igual tarea, o que a las mujeres nos matan una vez por día en nuestro país por violencia machista, o que las mujeres accedemos a menos lugares de poder. Y en el caso de la Justicia, juzgar con perspectiva de género es reconocer eso y poner el foco en tomar medidas para poder modificarlo. Juzgar con perspectiva de género, a la hora de juzgar lo que pasó una relación de pareja, es tener en cuenta y saber que hay una asimetría por género, que en el caso de Alberto Fernández está clarísima, porque era presidente, es varón, y es más grande. Es juzgar teniendo en cuenta cómo era ese vínculo, porque hay muchos casos en el que la mujer se queda en la casa y el varón se va a trabajar, y allí hay una asimetría. Si no se juzga de esa manera, entra en juego esa creencia de 'la mujer se queda porque quiere', pero a nadie le gusta que lo peguen, nadie quiere ser víctima de violencia de género, y si la mujer se queda es porque no puede salir, o porque hay una presión económica, una presión psicológica o un sometimiento. Juzgar con perspectiva de género es tener conocimiento de estas cuestiones socioculturales del patriarcado y saber, a la hora intervenir en una causa como fiscal, juez u abogado, que las relaciones de poder son asimétricas por el patriarcado.
--¿En qué ejemplos se visualiza la falta de perspectiva de género?
--Con la denuncia de Alberto Fernández hay gente que dice '¿por qué no lo denunció antes?'. Eso es intervenir y opinar sin perspectiva de género, porque en el caso contrario, uno sabe que la víctima de violencia o de abuso denuncia cuando puede y no cuando quiere. Creo que no es casualidad que Yáñez lo haya denunciado estando en otro país y con Fernández ya no siendo presidente, lo opino como mujer y sin conocer las razones de ella, pero hay motivos objetivos que llevan a pensar que se sentía más preparada para denunciar. No se sabe todavía la imputación que se le va a dar porque ella todavía no declaró, pero puede ocurrir, como hecho contrafáctico, que se dictara la prescripción porque pasó cierta cantidad de tiempo, que varía según el delito que se le impute. Sin embargo, alguien que juzga con perspectiva de género podría entender la situación y no hacerlo de esa manera.
--¿Hubo casos significativos a nivel judicial donde se obvió la perspectiva de género?
--Sí, hubo un caso donde incluso los jueces fueron apartados de su cargo, que es el caso de Lucía Pérez, la chica que asesinaron en Mar del Plata. Ella tenía 16 años y sus asesinos 35 y 19. Fue un femicidio, pero en la sentencia los jueces adujeron que Lucía 'fue queriendo' al lugar, que 'antes de ir compró facturas y chocolatada', y que 'era una chica que ya había tenido relaciones sexuales'. Eso es juzgar con nula de perspectiva de género. Juzgar con perspectiva de género es entender que hay tiempos, circunstancias, procesos personales y procesos objetivos, y para eso está la Ley Micaela, que dice que todos los funcionarios judiciales, ejecutivos y legislativos deben tener formación en perspectiva de género, para que sepan que no es lo mismo un robo que una situación de violencia de género.
--¿La Ley Micaela alcanza para lograr que la perspectiva de género sea rectora en la Justicia?
--Si bien se cumple con las capacitaciones de la Ley Micaela, la Justicia sigue siendo machista y la realidad es que son pocos los que juzgan con perspectiva de género. En todos los lugares donde yo he participado en la ley Micaela, no es tan grande la cantidad de agentes del Estado interesados en participar. Muchas veces son reacios a eso, porque está muy arraigado el sistema patriarcal, entonces algunos van a la capacitación y se ríen. Yo di capacitaciones de Ley Micaela en municipios y en diversos lugares, y no todos escuchan. Es una tarea compleja, no es que porque está la ley se cumple y ocurre. Juzgar con perspectiva de género está implícito en la ley Micaela, pero la Ley Micaela, al fin y al cabo, es una ley de formación. Después hay jurisprudencias de la Corte con estos temas, y si bien es un derecho de las mujeres que se cumplan las perspectivas de género, en la realidad sigue estando la arbitrariedad de algunos jueces. Después puede pasar, en situaciones obscenas como en el caso de Lucía Pérez, que se haga una denuncia, se logre el jury, y se concrete la destitución de los jueces por no juzgar con perspectiva de género. Pero los abogados y las abogadas vemos a diario muchísimas fallos sin perspectiva de género.
--¿Cómo se aplica la perspectiva de género en la administración pública?
--Desde el Poder Ejecutivo, gobernar con perspectiva de género es que haya un Ministerio de las Mujeres, como ocurre en la provincia de Buenos Aires. Es entender que las mujeres tenemos que tener este Ministerio porque tenemos cuestiones particulares y complejas que se deben resolver de manera específica, más allá de las cuestiones que nos competen como humanos y humanas en la cotidianidad de otros ministerios. Legislar con perspectiva de género es considerar la moratoria para las amas de casa, considerando a las tareas de cuidado como un trabajo. Gobernar es que haya mujeres en los gabinetes por considerar que tanto varones como mujeres tenemos que tener iguales lugares de poder para poder gobernar o legislar de mejor de modo, para todos y todas.
--¿Deben existir más políticas de género?
--Yo no tengo dudas que las políticas públicas son la única manera de seguir ampliando los derechos. Hay que entender que matan a una mujer por día en nuestro país, que la mayoría de las mujeres no reciben la cuota alimentaria, que hay muchísima cantidad de hogares monomarentales, y que en los casos de abuso sexual el 85 por ciento de las víctimas son mujeres. No tengo duda que la única manera de evitar esa desigualdad, o por lo menos aportar a que esa desigualdad vaya disminuyendo, es con políticas públicas, ya que es la única forma de transformar la realidad y que la sociedad cambie. Yo creo que faltan siglos, pero ojalá que no se necesite más y que podamos estar, mujeres y varones, en igualdad de condiciones. Para eso hay que trabajar mucho en los varones, porque la violencia del patriarcado pone en riesgo a las mujeres, sin duda, pero también los perjudica a ellos mismos. Los varones, en general, todavía canalizan las frustraciones con la violencia, y eso obviamente es un delito, pero también es parte de lo que hay que trabajar, y el único modo es que haya políticas de Estado que cumplan con eso, porque si no es con todos, es muy difícil.