Todo sucede rápido por estos días. A la controversia sobre la boxeadora argelina Imane Khelif, que supo arrojar las flores al Sena por la Masacre de París en la inauguración de los Juegos Olímpicos, la hostiga además una xenofobia sutil y política, abriendo las sospechas de una transexualidad que parecen señalarla como salida de una galería de horrores de feria ambulante. También, lejos de la ciud La inmensidad