Tova Friedman es una de las sobrevivientes más jóvenes de Auschwitz, fue testigo de algunos de los actos humanos más crueles y vivió para contarlo.
En su libro de memorias titulado La hija de Auschwitz (Penguin Random House) narra su infancia durante el Holocausto: vivió junto a sus padres en un gueto judío en el centro de Polonia hasta que los nazis decidieron liquidarlo; a sus cuatro años, la familia fue enviada a un campo de trabajo nazi y a los seis su padre fue destinado a Dachau pero ella y su madre fueron forzadas a subir a un camión de ganado que las llevaría al campo de exterminio de Birkeneau (Auschwitz II). Allí fue una de las pocas personas que entró a una cámara de gas y sobrevivió.
El libro de Tova mantiene viva la memoria histórica y personal, revive el horror pero también honra a las víctimas. En el proceso de escritura colaboró el exreportero de guerra Malcolm Brabant, quien estuvo a cargo de una investigación minuciosa que permitió articular lo biográfico con lo histórico, los recuerdos personales y la memoria colectiva.