Ailén Cafiso se define como creadora. Le gusta crear lo que sea y desde donde sea. Desde la pobreza, desde la precarización y desde el mundo roto en el que estamos viviendo afirma. Es bailarina, coreógrafa, artista. Oriunda de Lanús.

En pocos días se estrena su primer solo de danza “La danza rota” en Fundación Cazadores.

Cafiso incursionó en la danza de pequeña. A sus diez años comenzó a estudiar en el Instituto Eternity, en Lanús. Una escuela que se destacaba por su formación integral y rigurosa en la danza. “Eternity era como un conservatorio en miniatura en el sur”, explica. Allí, recibió una formación que abarcaba no solo danza clásica, sino también otras disciplinas como tango, folklore, danzas españolas, pero también anatomía, historia del arte, didáctica, escenografía. “Nos formábamos no solo en técnica, sino también en teoría y en una variedad de estilos. Esto nos permitió competir en un alto nivel y desarrollar una base sólida”, recuerda

Eternity estaba a cargo de Verónica Alonso. Las alumnas salían con título docente. “Verónica empezó a llamar a los mejores profesores que había en el momento en Capital, armó un staff de docentes muy grosos. Era genial porque no teníamos la necesidad de irnos a estudiar a Capital y lo teníamos a la vuelta de nuestras casas”. No obstante, reflexiona, Cafiso “hay una frustración porque si no sos de Capital, parece que no contara. Siempre aparece el 'sos muy buena bailando, pero estudiaste en Lanús'. Por un lado, te tira abajo, por otro lado, ser del conurbano te permite generar lazos muy fuertes y cotidianos. Hay una diferencia con la ciudad”.

Todos Bailamos

Cafiso en septiembre estrena “La danza rota”, una obra dónde pone en juego la pregunta por la identidad y el lugar que ocupa el baile en la vida de las personas ¿Quién es y qué hace una bailarina?

“Una bailarina intenta hacer clásico. El mundo está explotando y ella busca ser perfecta en una disciplina pulcra y sin lugar para los errores. Deja. Una bailarina empieza a trabajar en una oficina con zapatos de tap y un teclado de computadora. Los movimientos repetitivos y frenéticos la hacen colapsar. Deja. Una bailarina se refugia en la fe, la historia divina. El espíritu que trasciende al dolor y al cuerpo. Deja. Una bailarina es una persona como todas y baila, como bailan las abuelas en los cumpleaños, los borrachos en las estaciones de tren, o los niños en medio de la guerra. La danza rota que nace del cuerpo sin haber aprendido ninguna danza, o habiendo aprendido todas” ilustra la sinopsis de la obra.

La puesta explora la relación entre la danza aprendida y la danza libre. La artista investiga cómo se puede alcanzar una danza auténticamente libre tras años de formación formal, cuestionando si el aprendizaje en realidad lleva a una verdadera libertad en el baile. La obra también examina la danza como un símbolo de resistencia y autonomía, mostrando cómo personas sin formación formal en danza, en situaciones extremas, aún se expresan a través del movimiento.

Resultó ganadora de la convocatoria “Lado B” de Fundación Cazadores. El nombre confiesa le cayó del cielo mientras caminaba a un ensayo, dónde se dio cuenta de que lo que venía haciendo hace años era romper la danza. Ella había dejado de bailar clásico a los dieciocho años y cuando busco volver se dio cuenta de que le era muy difícil encuadrarse en la corrección de la técnica. “Siempre tuve una actitud medio irreverente con la danza. Me enojaba, me aburría” afirma. En el espectáculo trabaja desde el humor, le interesa indagar la danza desde la relajación y la risa del público.

Para Cafiso, su búsqueda de humor en la danza está inspirada en figuras como Chaplin y Keaton. “Me interesa retomar esa libertad, correrme del discurso que pretende que la danza contemporánea se ocupe de expresar angustia, sufrimiento. Para mí fue muy potente darse cuenta que sin palabra y con el cuerpo, vos podés hacerte entender en el mundo entero. El humor en la danza tiene que ver con ese despojo del lenguaje. ¿Cómo logras identificación, empatía con el público desde un lugar que no sea la técnica? ¿Cómo lo conmovés? Eso exploro” concluye.

En los últimos cinco o seis años, Cafiso estuvo explorando esta búsqueda en un grupo de teatro dirigido por Juan Coulasso.

Muchas personas no se acercan a espectáculos de danza, porque piensan que se van a quedar afuera, que no van a entender los códigos o que simplemente se van a aburrir porque imaginan que trafican una cierta solemnidad. Cafiso opina que si bien hay un consumo elitista de la danza, alejado de lo popular, el lugar de los artistas es romper ese prejuicio. “Si todos ven los Juegos Olímpicos ¿por qué no verían una obra de danza? Aunque sea para probar que les pasa. La danza es un cuerpo en movimiento también” sugiere.

“La danza rota” se estrena el sábado 7 de septiembre a las 21.30 hs en Villaroel 1438, CABA, Fundación Cazadores. Cafiso también tiene un sitio web en dónde se pueden visualizar cortometrajes creados por ella atravesados por la danza: Ailo | Work