Una legisladora estadounidense levantó ayer acusaciones por acoso sexual contra dos de sus colegas, incluyendo uno que se habría exhibido frente a una joven asistente, en medio de una creciente preocupación sobre abuso en el Congreso. El Congreso empezó una evaluación de las acusaciones de abuso y demandas de más de 1.500 empleados legislativos con la intención de implementar una completa reforma de la cultura laboral, en medio de la atención que han generado los escándalos de conducta sexual inapropiada en Hollywood, los medios y la política. También se conoció ayer una nueva denuncia de abuso sexual en contra del ex presidente George Bush padre.
La congresista demócrata Jackie Speier, que promovió un sistema contra el acoso en el Congreso, dijo que sabía de dos congresistas en ejercicio, uno republicano y otro demócrata, involucrados en acoso sexual. ``He tenido numerosas reuniones y llamadas telefónicas con trabajadores, actuales y antiguos, mujeres y hombres, que han sido objeto de esta conducta inexcusable y a veces ilegal’’, dijo Speier a la Comisión de Administración de la Cámara baja. Speier dibujó un cuadro de depredación sexual en los pasillos legislativos, que incluye ``víctimas que son tocadas en sus partes íntimas en el recinto de la Cámara de Representantes’’.
La republicana Barbara Comstock narró a la Comisión cómo una joven asistente llevó documentos a la casa de su jefe congresista, quien la recibió vestido solo con una toalla. ``En ese punto, decidió exhibirse. Ella se marchó y luego renunció al trabajo’’, dijo Comstock. ``¿Qué estamos haciendo aquí ahora por las mujeres que tratan con alguien así?’’, se preguntó.
Los señalamientos ocurren mientras el exjuez conservador Roy Moore, candidato al Senado, enfrenta acusaciones de cinco mujeres que afirman que las acosó sexualmente o intentó seducirlas cuando eran unas adolescentes hace unas cuatro décadas. Durante la audiencia se hicieron llamados a actualizar las reglas en la Cámara de Representantes para denunciar casos de abuso, e instaurar cursos obligatorios sobre acoso sexual para congresistas y sus empleados. ``No hay lugar para el acoso sexual en nuestra sociedad, punto. Y especialmente en el Congreso’’, dijo Gregg Harper, presidente de la Comisión, que se encarga de los asuntos internos de la Cámara baja.
Speier, que reconoció haber sido acosada cuando era una trabajadora legislativa hace décadas, aplaudió esas intenciones, aunque reconoció que enfrentar el asunto ser complejo y ``en ocasiones incómodo’’.
Mientras tanto una sexta mujer aseguró que el ex presidente de Estados Unidos, George H.W. Bush, el expresidente estadounidense, agarró sin su consentimiento su trasero, informó el diario El País de España. Roslyn Corrigan, aseguró que el incidente ocurrió en un evento en noviembre de 2003 cuando ella tenía 16 años y Bush tenía 79. En las últimas tres semanas, otras cinco mujeres han hecho acusaciones similares al exmandatario republicano. Los incidentes ocurrieron durante la toma de fotografías en eventos celebrados entre 2004 y 2016, y llegan en plena oleada de acusaciones de abuso sexual a personalidades en Estados Unidos, como el productor de cine Harvey Weinstein o el político republicano Roy Moore.
“George Bush no tiene en su corazón [la intención] de causar intencionalmente daño o aflicción a nadie, y vuelve a disculparse a cualquiera al que pueda haber ofendido durante una fotografía”, dijo el portavoz del expresidente, Jim McGrath, a la revista Time, que fue la que desveló la última acusación. Cuando surgió el segundo caso, el portavoz admitió que Bush, de 93 años, en ocasiones “ha dado una palmada a los traseros de mujeres de una manera pretendidamente buena”. “Algunos lo han visto como algo inocente, otros claramente como inapropiado. A cualquiera que haya podido ofender, el presidente Bush ofrece sus más sinceras disculpas”, agregó.
En su intento de disculpa, McGrath recordó que el que fue presidente y vicepresidente de EE.UU., así como director de la CIA, está postrado desde hace cinco años en una silla de ruedas y que “su brazo cae en la cintura de gente con las que se toma fotografías”. El padre del también expresidente George W. también sufre una variante de parkinson y problemas respiratorios, pero hasta hace poco se ha mantenido muy activo en actos públicos.
El argumento, sin embargo, se deshace como el azúcar en el caso de Corrigan porque el evento que propicia la acusación es de 2003 y en él Bush aparece perfectamente erguido. “Tan pronto se iba a tomar la fotografía, bajó sus manos de mi cintura hacia mis nalgas y le dio una bonita apretada, lo que explicaría que en la fotografía mi boca está completamente abierta”, declaró a la revista Time la mujer, que entonces era menor de edad. Explicó que se sintió atónita y que no se atrevió a decirle nada a Bush. El suceso tuvo lugar en una oficina de la CIA en Texas en la que el padre de Corrigan celebró un encuentro con Bush y otros exagentes de espionaje.
La primera acusación a Bush la hizo a finales de octubre la actriz Heather Lind, que alega que el presidente de EE.UU. entre 1989 y 1993 le agarró el trasero mientras posaba junto a su esposa Barbara para una fotografía en la presentación de una serie de televisión en 2013.
Le siguió la actriz Jordana Grolnick, que dijo que Bush la tocó sin su consentimiento cuando fue a saludar, también junto a su esposa, a los actores de una obra en un teatro de Maine en 2016. Al poco de esa acusación, la escritora Christina Baker Kline aseguró que en 2014 en Texas el expresidente la tocó en un acto de la fundación de Barbara Bush.
Las siguientes acusaciones fueron de años en que Bush no iba en silla de ruedas. Amanda Staples, una excandidata política de Maine, asegura que sufrió manoseos en 2006 y Liz Allen, una experiodista de Pensilvania, acusa al exmandatario de hacer lo mismo durante la toma de una fotografía en un acto en 2004.