Científicos del Conicet desarrollaron una BIOmanta diseñada para proteger el suelo de los derrames de petróleo. Se trata de un producto de inversión público-privada, elaborado por el organismo de ciencia, la UBA y la empresa privada Emerald y presenta una serie de ventajas respecto a los productos que usan en la actualidad en los campos de extracción de crudo. Además, en una próxima instancia podría significar un avance en el cuidado de los espejos de agua frente a la contaminación.

Entrevistada por Página|12, Silvia Goyanes, profesora titular en el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, investigadora superior del Conicet y líder del proyecto, contó cómo fue el proceso histórico que derivó en el invento de esta manta que repele el agua y absorbe el crudo de manera segura y explicó por qué se trata de un producto que viene a resolver muchos problemas que presentan las mantas que hay actualmente en el marcado.

De la publicación a la inversión

El grupo de investigación de Goyanes trabaja sobre la física de materiales. Seis años atrás buscaban materiales para la remediación de los espejos de agua frente a los derrames de crudo. En otras palabras: cómo sacar el petróleo del agua una vez contaminada. No es un tema menor, sobre todo si se tiene en cuenta que este tipo de casos se repiten con más frecuencia, al tiempo que la exploración y explotación de yacimientos en el país representa un incremento del riesgo de derrames. 

Sin ir más lejos, en enero se registró uno el estuario de Bahía Blanca, cuando se desparramaron alrededor de 750 mil litros de crudo sobre el espacio conocido como la ría de Bahía Blanca.

Goyanes muestra cómo funciona la BIOmanta. Imagen: Conicet 

El trabajo era sobre materiales para remoción de crudo. Hicieron un primer desarrollo y lo presentaron en unas jornadas del Instituto Argentino de Petróleo y Gas, donde ganaron un premio e hicieron una publicación en una revista especializada sobre el tema. Ahí quedó la iniciativa archivada hasta que durante el 2023 llegó el mensaje de Emerald, una empresa interesada en el producto.

“Para ese entonces, habíamos visto que ese producto tenía problemas. El producto migraba. Si bien era recontra efectivo para absorber crudo del agua, tenía problemas para ajustarse a la reglamentación ambiental. Ahí surge la idea de hacer un nuevo producto basado en un concepto diferente: en vez de ser polvo, hacer un relleno continuo”, contó Goyanes. Esos fueron los primeros pasos en la creación de la actual BIOmanta, un producto donde los años de investigación del Conicet sirvieron para el know-how de los materiales ideales.

Consecuencias crudas

Investigar sobre cómo proteger los suelos del derrame de petróleo es también investigar sobre el cuidado del ambiente y significa una mejora en la calidad de vida de todas las personas que viven cerca de las zonas de extracción de crudo. Tan solo en Vaca Muerta se estima que hay más de 3.500 pozos operativos, según datos de la Regional Investment Consulting (RICSA). Y este tipo de productos son claves, funcionan como una alfombra alrededor de los centros de extracción para retener todo el crudo que, de otra manera, iría directo al suelo.

Derrame de petróleo en la refinería de Repsol en Perú. Imagen: EFE

Las consecuencias de los derrames (de crudo sobre el suelo) son gravísimas. Cuando vos tenés un derrame de crudo y va a la tierra, se impermeabiliza. Esto hace que se inunde todo ante cualquier lluvia. Y si vos tenés una capa de crudo y se prende fuego, el humo que genera es tóxico”, explicó Goyanes sobre algunas de las consecuencias más graves del derrame de petróleo sobre la tierra.

Según la Fundación Aquae, en aquellos derrames sobre el mar “los principales damnificados son la fauna y la flora del lugar”. “Los peces se envenenan al consumir presas con crudo y toda la cadena trófica queda afectada, pudiendo impactar, incluso, al ser humano”, dicen. Y agregan: “Las aves y mamíferos marinos se impregnan de petróleo y acaban muriendo. El vertido de crudo también produce daños notables en el paisaje costero”.

Las ventajas de la BIOmanta

Ante estos problemas, la BIOmanta ofrece una serie de soluciones comparativas respecto a los productos actuales. En primer lugar, porque se trata de un relleno diferente a las mantas actuales, que están hechas de turba o cáscaras de maní. Este producto —hecho con una estructura no tejida y a base de un polímero que es biobasado— tiene una absorción mayor o igual a las actuales, pero es más liviano, homogéneo, reutilizable e ignífugo.

En primer lugar, se trata de un producto que no es particulado. Esto hace que “si la materia se rasga” no termina contaminando el ambiente. Además, ofrece una respuesta uniforme a lo largo de toda su superficie, algo que no logran los productos actuales. Y, al ser una “estructura no tejida continua”, permite que en casos de derrame se quiten únicamente las zonas afectadas, pudiendo reutilizar aquellos metros que permanecen intactos.

La resistencia al fuego también aparece como una novedad central del desarrollo científico. “Si a estas mantas las prendes fuego, la turba y el maní propagan el fuego; el material nuestro, no. Por cómo es su estructura, si le pones una brasa prendida fuego, en nuestro material se apaga casi instantáneamente”. No es un dato menor, sobre todo teniendo en cuenta que tanto el humo de la truba como del crudo es altamente tóxico. Según datos de Greenpeace, en el crudo “se encuentran concentraciones variables de metales pesados como vanadio, níquel, cobre y hierro”, materiales que “o tienen una conocida toxicidad para el ser humano”.

Los próximos pasos

Goyanes explicó a este medio que los próximos pasos tienen que ver con la autorización definitiva de la provincia de Neuquén para poder comenzar a operar en la zona y, de cara al futuro, comenzar las investigaciones para ver cómo se puede adaptar esta BIOmanta a las producciones petroleras sobre superficie marítima.

“Este producto serviría, pero hay que hacerle todas las pruebas hidrodinámicas de cómo se comporta con las distintas fuerzas que hay en el agua, con el oleaje. Y seguramente haya que hacer una morfología diferente en la tela de superficie para que no entre el agua. Eso no está probado. No sabemos si sirve tal como está”, explicó, con expectativas sobre lo que podría significar un nuevo avance en esta materia.