La denuncia judicial de Fabiola Yáñez contra su ex pareja, el expresidente de la Nación Alberto Fernández, ha revelado una vez más el destrato hacia las víctimas de violencia de género por parte de un sector importante de los medios de comunicación. Aunque la notoriedad pública del caso es innegable no se puede ignorar que una parte significativa del periodismo ejerció violencia mediática (Ley N26.485) en el abordaje del tema.

Yáñez, al ser consultada por el portal Infobae por la exposición a la que fue sometida respondió: “Me destruí por mi hijo. Cómo hubiese querido yo que una foto así de mí saliera. Qué mujer quiere verse en todos los programas de televisión. Y en los medios del mundo”.

No era necesario que la víctima aclare el punto a pesar que en programas de TV como “Duro de domar” se preguntaban -siempre con la imagen de fondo- si la mujer había dado su consentimiento para que esas fotos sean distribuidas.

La acusación que pesa sobre el ex primer mandatario argentino es un episodio más de las decenas que mujeres de todo el país denuncian cada día en las distintas comisarías, juzgados o dispositivos de atención como la desmantelada Línea 144. La diferencia radica, entonces, en el cargo que ocupaba Fernández.

De ahí que la inusitada relevancia y visibilidad del caso se presentaba -o se presenta- como una oportunidad para abordar el problema de la violencia machista en toda su complejidad. Un flagelo de múltiples dimensiones que se basa en relaciones desiguales de poder. Violencia estructural y sistemática que los varones ejercen contra las mujeres y personas con otras identidades de género -mayormente en relaciones íntimas- que tiene su cara más cruenta en los femicidios. Al respecto, son 136 femicidios de mujeres y niñas, 3 lesbicidios, 1 trans-travesticidio y 11 femicidios vinculados de varones adultos y niños los que registró el Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” de La Casa del Encuentro, entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2024. Se indica, además, que el 57% de los agresores eran parejas o exparejas, y el 58% de las víctimas fueron asesinadas en su propio hogar.

Sin embargo, y a excepción de Página 12 que por decisión editorial no publicó esas imágenes o Tiempo Argentino que tomó idéntica postura, la mayoría de los medios de alcance masivo han optado por hacer un recorte obsceno desde la filtración del material. Diario ar publicó y luego decidió levantarlas por la revictimización que implican.

Sobre este punto -que es un tema en sí mismo- Yáñez también hizo referencia: “No entiendo cómo. Que se hayan filtrado los chats y que se hayan guardado las fotos para lo último. Creo que no hay una mujer en el mundo que se quiera ver así. Mi familia está sufriendo por ver esto”.

Ante una audiencia masiva se buscó mantener la atención mediante el sensacionalismo y el impacto visual con el objetivo de aumentar el rating y los "me gusta" en plataformas como YouTube, en lugar de priorizar una cobertura con eje en la perspectiva de género.

La RED PAR (Periodistas de Argentina por una Comunicación No Sexista) ha llamado a un tratamiento conforme a la citada Ley N° 26.485 que busca prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. “La exposición de la víctima no solo encubre al agresor, sino que también desalienta a otras mujeres a denunciar”, informó PAR en sus redes donde dejó a disposición el “Decálogo para el tratamiento de la violencia contra las mujeres en los medios”.

En un contexto político de continuo desprestigio de las políticas públicas relativas a las relaciones de género, resulta irónico que medios que se presentan como progresistas y defensores de los derechos humanos contribuyan a alimentar a este voraz circo mediático. Mercantilizan la información al extremo desconociendo la responsabilidad que les confiere el ejercicio periodístico, el cuidado de la víctima y de su familia como el respeto por la audiencia.

* Periodista. Integrante de la RED PAR – Periodistas de Argentina por una Comunicación No Sexista.