El especialista en Inclusión Social y Monitoreo de UNICEF, Sebastian Waisgrais, alertó por las dificultades que tendrán los niños y niñas para recuperarse de la falta de alimentación, luego de que el organismo de las Naciones Unidas para la Infancia revelara en un informe que un millón de chicos se van a dormir sin cenar en la Argentina.
“Estamos en un momento complejo. El presupuesto está muy limitado. El Gobierno priorizó la Asignación Universal por Hijo que llega a 4 millones de chicos, y la prestación alimentaria. Pero con esto no alcanza. El consumo de alimentos viene cayendo. Hay 10 millones de chicos que dejaron de comer carnes y lácteos”, aseguró el especialista en declaraciones a la 750.
De acuerdo con el informe que dio a conocer Unicef, hay cerca de un millón de niños y niñas que se van a dormir sin cenar en Argentina, en un contexto en el que la organización asegura que hay un 70 por ciento de los niños bajo la línea de pobreza y 4 millones que padecen inseguridad alimentaria.
La campaña El hambre no tiene final feliz lanzada por Unicef busca reflejar el impacto de la crisis. Según explicaron, este tipo de pobreza es erradicable con las políticas públicas pertinentes. En este sentido, señalaron que si el Gobierno de Javier Milei incrementa la Asignación Universal por Hijo por el equivalente al 0,03 por ciento del PBI se podría terminar con este flagelo.
El informe pone el acento, además, en que debido a la caída de los ingresos en los hogares ha crecido el endeudamiento de las familias, tanto por mecanismos formales como informales. Pero además, resalta que las restricciones incluyen, además de los alimentos, a otros consumos básicos, como la salud, el transporte o la vestimenta, lo que repercute en las condiciones de vida de los más pequeños.
“Por eso este llamado que estamos haciendo para visibilizar esta situación que, al primer trimestre de 2024, los niveles de pobreza están llegando al 70 por ciento en las niñeces. Y con un dato más grave, que es que la indigencia afecta al 35 por ciento. Por eso el llamado a priorizar desde las políticas públicas a este grupo poblacional”, agregó Waisgrais.
Es que los datos hablan por sí solos: según Unicef, si se cuentan los que se saltean una comida, son un millón y medio; pero si cuentan también a los adultos que dejan de comer para que coman los chicos, son casi 4 millones y medio de adultos. “Esa es la situación en la que estamos en este momento”, se lamentó.
“El primer trimestre fue el más complejo. Que se vayan a la cama sin comer significa que no van a tener un buen desarrollo. Que no van a tener un buen crecimiento. La evidencia es muy contundente. Es muy difícil recuperar la falta de alimentación. Además de la falta de apego y de estímulos”, recordó Waisgrais.
Luego, añadió: “Lo que decimos es que la pobreza extrema es erradicable. Obviamente, si se implementan las políticas adecuadas. Hoy tenemos la Asignación Universal por Hijo. Con un pequeño incremento, de un 0,03 por ciento del PBI, que es algo bajito, estaríamos logrando reducir estos niveles de pobreza. Estaríamos posicionando a todos los chicos por arriba de la línea de indigencia. Es un paso hacia adelante para resolver este flagelo”.