¿Cuál es el colmo de un libertario? Festejar que Argentina tiene un férreo control de políticas de capitales (eso que comúnmente llamamos CEPO). Esta frase - que refiere a una de las explicaciones (victoriosas) del gobierno acerca de por qué el "lunes negro" que causó la caída de la bolsa de Japón no impactó en los mercados de Argentina- es disparadora para jerarquizar el debate sobre la salida del cepo en la presentación del nuevo informe del think tank Fundar con la consultora Sudamericana, "Ni cepo ni liberalización completa: hacia una regulación prudente de los flujos de capitales". 

En un documento de 44 páginas, el ex ministro de Economía Martin Guzmán, y sus subsecretarios de política económica y financiamiento Fernando Morra y Ramiro Tosi, junto con los investigadores de Fundar Guido Zack y Pablo De la Vega hacen un recorrido sobre salidas de anteriores controles de capitales ("exitosas", como luego del 2001, o caóticas, como en el 2015), e intentan darle marco desde la teoría a un conjunto de regulaciones de la cuenta capital y financiera que, por estar o no estar, por mucho o por poco, toma protagonismo en la historia económica argentina

De dónde venimos

"Argentina se ha movido entre posiciones extremas en cuanto a su apertura a los movimientos de capital internacionales y a su integración financiera internacional", diagnostica el documento. En efecto, al analizar la evolución de los indicadores sobre regulaciones a los movimientos de capitales en la Argentina y con respecto al mundo entre 1995 y 2019, se observa que el país fue muy volátil y sin grises.

En los periodos de regulaciones de la cuenta capital y financiera - entre 2013 y 2015, por ejemplo- Argentina (linea naranja) se encontraba muy por encima de las restricciones que se aplicaban en promedio en el mundo (linea verde). Mientras que durante los momentos con menores regulaciones (en la década del 90 o a partir de 2016), también fueron más extremos en nuestro país con respecto al resto del mundo.  

Un caso de éxito

Los autores del trabajo resaltan dos momentos de salidas de cepo: luego de la crisis de convertibilidad que califican como "exitosa", y el "fracaso" de la salida de shock en diciembre de 2015 apenas asumió Mauricio Macri y Federico Sturzenegger era presidente del Banco Central.

"A la salida de la crisis de la convertibilidad se elaboraron un conjunto de controles de capitales y regulaciones macroprudenciales que, en sus formas generales, simplificaban el ingreso de capitales para la inversión en la economía real y desalentaban los flujos de capitales de corto plazo. Los diferentes actores tenían acceso al mercado de cambios para el pago de sus obligaciones, con ciertos límites que resultaban útiles para la autoridad monetaria en el caso de cambios significativos en las condiciones externas, pero que no afectaban la operatoria habitual, lo que se reflejaba en la inexistencia de brechas cambiarias entre los diferentes tipos de acceso al mercado de cambios" describe el documento

Luego admite que a partir del 2007 el esquema no alcanzó para sostener los descalabros económicos provocados como resultado de "las dudas sobre la manipulación de las estadísticas elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, una política de tasas de interés reales negativa y una profunda crisis política vinculada con el conflicto por los derechos de exportación".

Sobre la salida del cepo que comenzó en 2015 y terminó de establecerse a fines de 2017, los autores aseguran que "originó una liberalización casi completa de los flujos de capitales, que dejó expuesto al país a los efectos de entrada y reversión de los flujos de capitales, al desmantelar no sólo los elementos que generaban condiciones de “cepo duro” del período previo, sino también las regulaciones macroprudenciales que se habían establecido con posterioridad a la salida de la crisis de la convertibilidad".

En ese contexto, la tendencia de los balances de la economía en su conjunto (déficit de cuenta corriente) y del gobierno federal (déficit fiscal) mostraban un deterioro creciente que requería el ingreso continuo de capitales para su financiamiento.

Una alternativa de salida

"La autarquía financiera daña la inversión porque desincentiva el ingreso de capitales productivos. Por otro lado, la total desregulación de la cuenta financiera externa expone al país a movimientos de capitales abruptos que generan excesiva volatilidad cambiaria. Esta disyuntiva entre posiciones extremas es un falso dilema", insisten los autores, que recomiendan un esquema que funciona como "un conjunto de válvulas que permiten graduar los flujos de liquidez en el caso de eventos disruptivos en el mercado de cambios, pero que no afectan la actividad habitual en tiempos de estabilidad". El esquema que proponen los autores tiene, en concreto, tres pilares:

*Primero establecer condiciones macroeconómicas para el fortalecimiento de la moneda y del mercado de capitales doméstico. En este sentido se pondera un ordenamiento fiscal, pero en un marco de un crecimiento, que elimine la dependencia del financiamiento monetario y de los capitales externos de corto plazo.  

*De acuerdo al informe del ex ministro de Economía, que durante su gestión no logró salir del cepo principalmente por falta de reservas, la liberalización debería estar acompañada de una serie de medidas que no resulten restrictivas para los operadores minoristas "en condiciones normales", pero sirvan como herramienta de contención ante eventos disruptivos.  Entre las recomendaciones, resaltan algunas que ya se encuentran o encontraron vigentes, como el uso de encajes o impuestos que discriminan por el plazo del flujo de capitales (encajes desde 30 por ciento para menores a 30 días hasta 0 por ciento para mayores al año) para desalentar los flujos de capitales especulativos de corto plazo. Dada la concentración de la oferta exportable en pocos actores, resaltan el hecho de mantener la obligatoriedad de liquidación de los ingresos por exportaciones, aunque con plazos y montos que no afecten la normal operatoria de negocios.

*Finalmente, y a contramano de la narrativa del gobierno libertario de reducción del Estado, los autores recomiendan fortalecer las instituciones ocupadas del diseño, monitoreo, control y cumplimiento de las regulaciones, léase el Banco Central que, durante la campaña, Javier Milei prometía "incendiar".

Estas recomendaciones están bastante lejos de las señales de salida que muestra el gobierno. Fuentes al tanto del trabajo aseguran que "es obvio que la intención del gobierno es desregular". Entonces, ¿por qué no salen? "Porque están trabajando en reducir la liquidez pero, sobre todo, porque entienden al cepo como todo o nada, lo que vino pasando (erráticamente) en la economía argentina.

Sin embargo, la regulación de la cuenta capitales fue incorporada, más tarde que el resto de la literatura recomendada del tema, por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como recomendación de política. En ese marco, la negociación de un nuevo programa podría incluir el pedido de este gris que recomiendan los autores.