“Tuve la suerte de nacer lejos del bochinche de la capital. Yo soy del río, del pueblo, y me siento cómodo debajo del cielo bonaerense” dice Juan Seré, actor y obrero de la construcción oriundo de Zárate. Juan construye casas y obras, lugares para que la gente se quede a vivir. Vivió en Capital Federal durante veinte años, pero después de la pandemia decidió volver a dónde fue feliz. En Zárate construyó con un grupo de amigos la primera sala de teatro independiente, “El anexo fantasma”.

Si bien Seré confiesa que en Buenos Aires, se sintió bien y conoció a gente amorosa en su profesión, nunca se llevó bien con el unitarismo que siente y propone el teatro porteño, ni con la necesidad de hacer lobby. Las luces de la capital y el deseo de alcanzar el éxito cuando era más joven solían emocionarlo y motivarlo, pero también le quitaban el sueño y le causaban frustración, ya que sentía que nunca encajaba en el lugar al que aspiraba llegar. No lograba pertenecer. Fue víctima de esa fantasía y ese sueño hasta que se dio cuenta de que hacer teatro simplemente era lo que le hacía bien y se concentró en eso.

“Nunca terminé de sentir que tenía un lugar en Buenos Aires, aunque mis obras siempre duraron mucho en cartel, el público fue generoso conmigo. Pero nunca me sentí parte del ambiente teatral, del campo teatral de Buenos Aires. El cuento de Gustavo Roldán, Sapo en Buenos Aires, lo explica mejor que nadie”, afirma.

Aunque Seré no abandonó del todo Buenos Aires, donde ensaya una obra con el grupo Las Rojo Accidente para estrenar próximamente en Teatro Animal, su casa matriz.

Es que hacer teatro para Seré es una enfermedad y también una locura. Un virus que se reproduce inexorablemente. “Cuando uno hace una escena, crea una supravida extraña. Hacer teatro es la locura de crear pequeños infinitos dentro de lo finito de nuestra vida. Eso es, es un derecho creador relacionado con Dios. Para mí hacer teatro es una forma de comunicarme también con mi Dios, con lo que yo entiendo de Dios. Aunque también es una forma de comunicarme con los seres humanos, cosa que me cuesta bastante”, sostiene.

El Anexo Fantasma

El teatro existe desde el 2015, lo fundaron junto con Seré Leonardo Vázquez, Cristina Palacio, Nicolás Boggini, Carolina Falivene y Nicolás Rocha. En 2019 se mudaron a la casa de una amiga, Marisa Abatte, que gustaba mucho de lo que hacían y les ofreció su vivienda en el centro de la ciudad. El apoyo concreto a los artistas de la zona venía de familia, ya que sus parientes también habían donado terrenos para la Biblioteca Popular José Ingenieros.

El teatro es una casa con un patio que usan para los días de verano. Hoy en día en el espacio funcionan clases de teatro para niños, adolescentes y adultos. También hay clases de escritura, danza, pintura. Hay un coro. Suelen hacer peñas, lecturas y otros eventos.

A Seré le gusta pensar que su rol es el de un agitaescenas, como un mecenas, pero que en vez de dinero pone su hacer al servicio de los artistas que lo rodean. “Cuando volví a Zárate a trabajar me propuse armar una movida de teatro independiente con una lógica y una poética del actor del Delta, de la vera del río. Felizmente, un grupo de gente me siguió y así construimos El anexo fantasma, que hoy es la casa de todos los actores y actrices de la ciudad que no tenían dónde ir”. Seré aclara que si bien reivindica la experiencia y la gestión independiente, él ha estudiado y montado muchas de sus obras gracias a las políticas de un estado presente.

En Zárate hay un gran teatro que no es municipal sino que pertenece a la Sociedad Italiana. Existieron grupos de teatro independientes que se agrupaban en la biblioteca o en el salón de bomberos, pero no había un espacio propiamente dicho. Hoy la ciudad tiene tres teatros.

“Cuando nosotros empezamos a trabajar no había nadie, con lo cual también fuimos motivadores de la política independiente y también fuimos por eso perseguidos y silenciados por la gestión anterior que estaba en la municipalidad”, agrega.

Seré está por estrenar dos obras de su autoría y dirección en el espacio. Los viernes se podrá ver a las 21 hs “Viciosos: psilocina escénica”. La obra es sobre una banda de rock pesado tuvo su momento de gloria en los noventa y se vuelven a reunir. Presos de la droga y el descontrol, esa noche serán visitados por otras formas de existencia. También está Himalaya, una fábula para toda la familia. “Un viaje al interior de las penas. Dos grupos de hombres muy diferentes, los sherpas y los alpinistas, escalan el monte Manslu”, dice la sinopsis.

“La situación actual del país me parece un bochorno y un horror, y parece empeorar cada vez más. Aunque sufro al ver el hambre de mis compatriotas, esto no me desesperanza ni me quita el sueño. Creo que también se está generando una nueva fuerza proporcional al horror que enfrentamos. Creo en la humanidad y en la fuerza de nuestra patria” concluye esperanzador Seré.