Según un reciente informe del capítulo argentino de Unicef, la agencia de la ONU para la niñez, en el país, un millón y medio de niñas y niños debe irse a dormir sin cenar.

El informe dice también que un millón y medio de niñas y niños "saltea" por lo menos una de las cuatro comidas diarias porque sus madres y padres no pueden proveerles alimentos a causa del desempleo. 

El siniestro plan de empobrecimiento por desposesión en curso que es la continuidad de otros de las últimas décadas, genera estas calamidades.

El capitalismo de especulación financiera y el modelo económico extractivista y de reprimarización acrecienta la pobreza y las miserias. 

Un verdadero esquema filicida ya que la alimentación deficiente o bien la privación alimentaria produce desnutrición, enfermedades diversas y las dificultades de aprendizaje. 

Todo eso condena a una cifra escandalosa de niñas y niños al sufrimiento.

Añadido a todo lo antedicho, la falta de vivienda para una porción muy importante de la población, produce el hacinamiento. Y la carencia de agua potable.

Esto es violencia explícita. 

El gobierno nacional y algunos gobiernos provinciales afirman que las políticas socioeconómicas en vigencia son exitosas. 

Además de falaces, esos discursos solo pretenden ocultar lo evidente, la devastación social y la exclusión están a la vista.

Naomi Klein explicaba cómo las políticas de shock tendían a banalizar las injusticias sociales y a tornar precarias las vidas de cientos de miles de personas.

Si esto no es terror económico, cómo se llama. 

No podemos permanecer en la pasividad y la indolencia ante estos crímenes.

Carlos Solero