SIEMPRE JUNTOS 5 puntos
(Ezra; Estados Unidos, 2023)
Dirección: Tony Goldwyn.
Guión: Tony Spiridakis.
Duración: 101 minutos.
Intérpretes: Bobby Cannavale, Rose Byrne, Robert De Niro, William A. Fitzgerald.
Estreno en salas de cine.
Hay más de una película luchando mano a mano en Siempre juntos. Por un lado, el drama independiente con ligeros toques de humor protagonizado por un padre y su hijo con autismo, en viaje de incógnito desde Nueva Jersey hacia Los Ángeles a bordo de un automóvil de colección. Por el otro, una comedia con toques de road movie que tiene a los mismos personajes en el centro, perseguidos a la distancia por la madre del chico y el padre del adulto. Finalmente, el relato “inspiracional” de hondo contenido humano donde todos los conflictos se resuelven a pura fuerza de voluntad y cariño. Desde luego, esas tres posibles descripciones le caben al mismo largometraje dirigido por el actor Tony Goldwyn, quien se reserva un pequeño espacio en ese rubro, y protagonizado por Bobby Cannavale. El neoyorquino es Max, un comediante de stand up que está a punto de dar el gran salto profesional cuando los conflictos escolares de su hijo Ezra (William A. Fitzgerald, un joven actor con autismo) terminan con la expulsión y un pedido de las autoridades competentes de que sea enviado a una institución especial.
Es que Ezra está en un extremo del espectro: a la par de su inteligencia y extraordinaria memoria para las citas conviven la imposibilidad de abrazar a sus padres, comer banana o utilizar cubiertos de metal, amén de los violentos arranques de emocionalidad que lo empujan a salir corriendo sin medir las consecuencias. La madre del chiquito de once años, Jenna (Rose Byrne), separada de su esposo y con nueva pareja, acepta las condiciones de la sanción, pero Max decide que ya ha sido demasiado y se apresta a “secuestrar” al hijo, saliendo a la ruta en busca de algo en principio inasible, aunque ese algo se parezca bastante a un escape hacia ningún lugar. El padre de Max, interpretado de taquito por Robert de Niro, con quien Max mantiene una tensa relación desde tiempos inmemoriales, no cree que el viaje sea una buena idea y así lo expresa, pero hacia nuevos horizontes parte el dúo, prólogo de inevitables frustraciones, pero también de circunstancias y encuentros que podrían propiciar un renacimiento emocional.
Si los primeros cuarenta minutos de Siempre juntos armonizan con cierta efectividad los diferentes tonos agridulces del relato, el guion de Tony Spiridakis echa por la borda ese equilibrio merced a cambios de registro inesperados que no le sientan del todo bien. Hay asimismo una obsesión por hacer que el protagonista tome en casi todos los casos las peores decisiones imaginables, rompiendo el hechizo del famoso verosímil narrativo hasta el mismísmo clímax. En el camino, antes del cameo de Jimmy Kimmel previo a los títulos de cierre, Ezra conoce e interactúa con seres humanos y animales y se lanza, como es de imaginar, a dar algunos pasos que parecían vedados a su personalidad (sí, hay un caballo que gusta de ser acariciado). Una película con algunas buenas ideas y mejores intenciones que, a diferencia de los personajes, llega a destino algo magullada.