El 23 de agosto comenzará el Curso Anual “La transferencia y las locuras de la época”, a cargo de María Marciani, de la EOL Sección Rosario. Fernando Vitale será el encargado de dictar la conferencia inaugural, De la transferencia sin el Nombre del Padre a la transferencia sin el Otro. El disertante es AME (Analista Miembro de la Escuela) y Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. 

-Le pregunto sobre las locuras de esta época. ¿Cómo describirlas, cómo situarlas en nuestra práctica?

-Que la época incide en la forma que se presentan los síntomas, es algo indudable. Sin duda, la práctica freudiana se inició en el campo de las llamadas neurosis. Pero que haya visto la luz bajo esas coordenadas, no significa que haya que concluir por ello que el discurso analítico sea algo que sólo resulte eficaz y aplicable en dicho terreno.

Decimos muchas veces que la ultima enseñanza de Lacan implica como cambio de perspectiva que en vez de pensar las psicosis desde lo que le enseñó al psicoanálisis, la práctica en el campo de las neurosis, debemos invertir ese punto de vista y pensar las neurosis desde lo que le enseñó al psicoanálisis la clínica de las psicosis. Eso es verdad en un cierto sentido, pero lo más novedoso que planteó Lacan en su última enseñanza es la propuesta de reconfigurar la práctica a partir de su última noción de síntoma. Conversaremos sobre eso.

Como Ud. sabe, Jacques Lacan planteó, luego de una vida dedicada a la práctica y a la enseñanza del psicoanálisis, que la conclusión que se podía extraer de ello es que “Todo el mundo es loco, es decir, delirante”. Pienso entonces que para acercarse a extraer las consecuencias que tiene para nosotros esa formulación, debemos en primer lugar tomar distancia de cualquier idea de normalidad. Solo a partir de allí podremos acercarnos con más precisión a poder escuchar la singularidad del sufrimiento de aquellos que se acercan a nuestra consulta.

-Cuando hablamos de transferencia hablamos de amor. ¿Cómo se presenta en la actualidad ese amor de transferencia, en el marco de las locuras de nuestra época?

-Lo primero que puedo decir al respecto es que efectivamente lo que Freud llamó transferencia es algo indistinguible de eso que nombramos con la palabra amor. Ahora bien, en dicho terreno, es necesario poder diferenciar su vertiente real, de constante y mortífera ilusión de hacer de dos uno. Si hay algo nuevo que introdujo la práctica del psicoanálisis, hay que buscarlo justamente por allí y no como se podría creer en una primera aproximación que era en el terreno de la sexualidad. Lo que llamamos la transferencia, no es un dato de partida, es a partir de su acto que el analista puede eventualmente transformarse en el partenaire que introduce la otredad capaz de alojar el sufrimiento subjetivo y ayudar al sujeto a encontrar los recursos para hacerle frente.

-En nuestra época de devaluación del padre y en el que el mundo simbólico ni predomina ni ordena como antes, ¿cómo pensar las transferencias, es decir el amor hoy?

-Esa pregunta me parece fundamental y va a ser uno de los puntos centrales que vamos a poner al trabajo en el encuentro del viernes 23. Si hay algo de lo que debemos tomar distancia, es a quedar atados a pensar nuestra práctica como relevo de la función paterna. Eso es algo que aún hoy genera muchos malentendidos y no sólo eso, sino que limita profundamente las coordenadas con las cuales pensar hoy la operatividad del acto analítico.

La conferencia será el viernes 23 de agosto, a las 19.30, en el Hotel Presidente (Corrientes 919). La inscripción está abierta.

 

*Psicoanalista. Coordinador de la página de Psicología de Rosario/12