Camila Conte Roberts y Clara Saggin se conocieron en la Diplomatura de Procesos Editoriales como Práctica Artística de la Unsam. En uno de los talleres armaron un grupo juntas y realizaron, junto a otras tres compañeras, una publicación. Allí nació una amistad que también se convertiría en proyecto: una editorial y después, un oráculo.

Conte Roberts tiene una trayectoria ligada a la actuación y las letras, y Saggin viene del universo de la ilustración. Ambas unieron sus fuerzas y crearon Guaranga Ediciones, editorial con la que publicaron “el oráculo de la crisis” con tweets de Carlos Busqued. Se trata de un conjunto de tarjetas a modo de mazo con frases del autor.

Carlos Busqued fue una de las voces más originales de la literatura argentina del siglo XX. Sus lectores extrañan el humor corrosivo del autor nacido en Chaco, y fallecido a los 50 años en un accidente en Buenos Aires. Era un autor inédito y desconocido cuando a fines de 2008 su nombre apareció como finalista del Premio Herralde, que otorga la editorial Anagrama. El verano de 2009 vio la publicación de ese libro, una novela que se volvió un clásico de culto: Bajo este sol tremendo.

Sin embargo su nombre sigue en boca de todos en otro ámbito, la red social X, dónde se viralizaron muchos de sus tweets escritos hace varios años como si fueran opiniones recientes por su lectura tan certera sobre la política actual, en particular sobre el tratado de la Ley Bases. Están quienes creen que Busqued es un viajero del tiempo, un personaje de ficción y quienes piensan que ciertos políticos se repiten a sí mismos y a su hacer contra el pueblo, aunque se disfracen.

“Elegimos el formato de oráculo porque nos parecía que iba de la mano con el fenómeno premonitorio y que para cada evento coyuntural había una opinión de Carlos”, explica Conte Roberts.

Fue a fines del 2023 que empezaron con la tarea cuando descubrieron que ambas compartían un gran interés por la red social, que disfrutaban leer lo que pasaba en ese ámbito.

En la diplomatura, les habían insistido, relatan, con pensar en la edición de contenidos que a primera vista, no parecieran pertinentes o editables. Fue así como se dieron cuenta de que había un material que circulaba, se leía y generaba interés. Entonces, pensaron, ¿por qué no? también al estar subidos a las redes sociales, funcionaban como parte del dominio público, por lo cual no tenían que conseguir los derechos.

La editorial se llama Guaranga Ediciones, este es su primer proyecto y prometen nuevos. “Le pusimos Guaranga a la editorial, porque somos dos enanas, cuchilleras, bravas y guasas. Nos encontramos en este registro y por eso nos convocó el cinismo de Busqued. Su irreverencia” dice Conte Roberts.

La diplomatura

La Diplomatura en Procesos Editoriales como Práctica Artística se propone habilitar la pregunta acerca de dispositivos en papel que permiten volver públicas diferentes prácticas artísticas: la escritura, la gráfica, la fotografía y el diseño. Se trata de pensar el proceso de la edición como una práctica artística no industrial, que habita en el ecosistema del libro de un modo particular. Tiene una duración de seis meses y una modalidad híbrida, virtual sincrónica y presencial.

Ambas son egresadas de la primera camada de la Diplomatura en Procesos editoriales como práctica artística. “En el transcurso de la diplomatura armé mi primer libro, con mi editorial, Proyecto Kraken. Se me abrió la cabeza y me dio muchas herramientas. Conocí a colegas y personas relacionadas con el mundo de la gráfica, la edición artesanal, la ilustración” recalca Conte Roberts.

Ambas relatan que una vez por mes tienen clínicas inmersivas que duran seis horas, dónde trabajan con artistas y editores del medio de forma intensiva. Ellas se conocieron en la clínica de Lucas Di Pascuale, maquetador, diseñador e ilustrador cordobés.

Saggin recalca la impecabilidad y excelencia de la diplomatura y la labor de su directora, Agustina Triquell. “Cuenta con un plantel de docentes federal. Eso me parece muy importante. Tuvimos profesores de Rosario, Córdoba, La Plata, entre otros y esto permite también trazar alianzas federales en nuestro oficio, compartir ferias, pasarnos información, armar una red más grande” dice Saggin.

Ambas coinciden en que son tiempos para pensar sus profesiones como espacios de resistencia. “Se sigue produciendo con lo que está disponible, hay que seguir haciendo. El oráculo de la crisis como punto de partida nos pareció un puntapié para sentar las bases de una mirada política aunque no solemne en la editorial” concluye Saggin.