A primera vista, Arranger: a Role-Puzzling Adventure es "otro" juego de puzzles, u otro de aventuritas con obstáculos. Pero a medida que pasan los minutos, empieza a quedar claro que el desarrollo de Furniture & Mattres -sí, un nombre raro para un estudio de videojuegos- es de una excelencia inusual en su ejecución.
"Arrange" significa "arreglar" o "acomodar". Es, en definitiva, la mecánica del juego: Jemma "acomoda" el universo a su alrededor para abrirse paso en su camino de autodescubrimiento. Porque suceden dos cosas: la primera es que a Jemma la abandonaron de pequeña y quiere salir del pueblo en el que vive para conocer el exterior, la peligrosa "Naturaleza", como le dicen todos ahí. Lo segundo es que sus poderes innatos causan bastantes problemas, porque le alcanza caminar por un espacio para perturbarlo, mutarlo y correr las cosas de lugar, aunque estén lejos.
Ahí entra el ingenio de quien juega, pero también y muy especialmente del equipo de desarrollo. Porque la magia de Arranger no está sólo en la mecánica de juego (que por otro lado, está bastante transitada) sino por la naturalidad con la que la integraron a la historia del personaje y su quest. Todo fluye.
Esa naturalidad se extiende a todos los aspectos del juego. Por ejemplo, Arranger no necesita tutorial. No necesita marcar nada más que unas flechas indicando una dirección general a la que ir para resolver el siguiente paso de la aventura, pero no hay ninguna pista sobre cómo resolver cada escenario ni qué variantes aplican sobre la mecánica de base del juego. Así todo, es fácil intuir qué hay que hacer, aunque no se curta juegos de este estilo.
De rolero en términos estrictos tiene poco, pese al nombre, y es difícil llamar combate a los enfrentamientos de Jemma contra los diablillos y otras criaturas que pueblan su mundo. "Limpiar obstáculos a machetazos pasteurizados" es una mejor descripción y, aunque suene lo contrario, ahí también hay algo de magia. No es la fuerza bruta de los espadazos lo que resuelve una contienda, sino el uso pertinente de los poderes de la protagonista. Si caminar por una plaza puede provocar la caída de alguien de una escalera, también puede atravesar el cuerpo de un demonio con una espada.
¿Es difícil? No particularmente, pero aquí está lo interesante: tampoco es fácil. Porque ser Jemma no es fácil, una chica con poderes que descontrolan todo a su alrededor, de quien desconfían sus vecinos y que ni siquiera está muy segura de quién es. Aprender a manejar ese poder (e incluso, abrazarlo) es parte del arco narrativo del personaje, sí, pero también del jugador.
Si a eso se le suman diálogos simpáticos (y que no tratan de pasarse de piolas), una ambientación cuidadísima en lo estético (sus muchos estilos y recursos gráficos también se funden, igual que se funden perfectamente mecánica e historia) y un sonido agradable de escuchar, es fácil entender por qué Arranger resulta una experiencia agradable de experimentar y por qué resultó premiado en la GamesCom, donde se lo reconoció como el "mejor título latino" del año. Tiene, sencillamente, una de las mejores resoluciones de desarrollo vistas en el último tiempo.
Un crédito para el desarrollo argentino, porque detrás del proyecto están Nico Recabarren y Tomás Batista (los de Ethereal), que se aliaron al artista de Braid y al guionista de Carto. El juego está disponible en PC, Mac, PlayStation 5, Switch y Netflix, para quienes tienen suscripción en la N roja.
La única contra que tiene es que resulta corto: se resuelve en sólo cinco o seis horas, si uno es ducho en esta clase de juegos, lo cual puede ser poco para los 20 dólares que piden algunas consolas o portales para bajarlo, pero que está perfecto si se aborda desde una suscripción. Mientras la mayoría de las reseñas del mundillo lo llenan de elogios y arengan por una expansión o al menos un parche que agregue más misiones o más escenarios, lo cierto es que el juego tiene todo para una segunda parte en unos años. Que, si es tan buena como ésta, hará que espera haya valido la pena.