Con pobreza en el 56 por ciento de la población, que en el conurbano se eleva al 62 por ciento; con el 22 por ciento de indigencia, por la que millones de argentinos pasan hambre y que en el conurbano ese índice crece al 25 por ciento; con un millón de niños que, según Unicef, se van a dormir todos los días sin cenar, con ese resultado, el gobierno festejó con gran jolgorio el 4 por ciento de inflación de Julio.

Con el cierre de diez mil Pymes en siete meses, que implican 250 mil puestos de trabajo que se pierden, con salarios y jubilaciones entre los más bajos de América Latina, el presidente es un piola bárbaro que se engancha a la Yuyito.

La inflación núcleo aumentó un decimal, cuando el gobierno esperaba que bajara. El número cuatro de la inflación mensual general es altísimo con semejante recesión. Los medios corporativos celebraron que sea la inflación más baja en 30 meses. Pero a costa de destruir la economía con la recesión más baja en 30 años. Peor que la del 2001 y que la de la pandemia.

En teoría, con la brutal caída del consumo por el aumento de los precios y el atraso de salarios y jubilaciones, la inflación tendría que haber sido mucho más baja. El gobierno esperaba que rondara los tres puntos. Aún así, la sensación es que la carestía de la vida aumentó más del cuatro por ciento. El ciudadano de a pie que pagó servicios y fue al súper en junio y volvió a hacerlo en julio siente que perdió bastante más del 4 por ciento. El numerito sirve para los que sacan cuentas, pero no para los que van a hacer las compras.

Los pequeños y medianos empresarios sufren al borde de la quiebra, pero el círculo rojo mantiene su respaldo al gobierno. “Tengo la convicción de que los argentinos estamos haciendo progresos sustantivos” afirmó este jueves el titular de la Cámara Argentina de Comercio, Mario Grinman, en la reunión del Consejo de las Américas. “El gobierno Nacional ha adoptado el camino correcto y reafirmamos nuestro compromiso para acompañar esa gesta”.

Grinman no figura en las encuestas de pobreza. Pero los seis millones o más de clase media que ahora pasaron a la pobreza, y los millones que antes eran pobres y ahora indigentes, seguramente tienen más dudas que el presidente de la CAC.

Algunas encuestadoras aseguran que la caída de la imagen de Milei se detuvo por el escándalo que produjo la denuncia por violencia de género de Fabiola Yáñez contra el expresidente Alberto Fernández. Sin poner en duda las afirmaciones de la mujer, es evidente que sus denuncias han sido tomadas como parte de una campaña mediática masiva y excluyente que busca ensuciar a los que impulsaron políticas institucionales contra la violencia de género. Estos personajes de los medios que ahora se rasgan las vestiduras han sido los que denigraron y se opusieron a las políticas de género.

Son los mismos que promovieron los discursos de odio que culminaron con el intento de asesinato de Cristina Kirchner. Al declarar en la causa que investiga ese atentado, la expresidenta denunció que no se investigaron a los autores intelectuales ni a quienes lo financiaron.

Más que francotiradores bobos, como los quieren presentar, los tres acusados interactuaban como la célula de una agrupación que se reunía para discutir política y planificar acciones. El cuento de los vendedores de copitos como espontáneos resulta demasiado infantil y opuesto a lo evidente. Alguien les bajaba línea y alguien los financiaba. Al principio de la investigación aparecieron los nombres del diputado de Juntos por el Cambio y colaborador de Patricia Bullrich, Gerardo Milman y de la familia Caputo. Pero esas líneas de investigación no se siguieron y fueron borrados los teléfonos de todos los que estaban relacionados con el hecho.

Lo real es que a Cristina Kirchner los fondos buitre no le encontraron cuentas offshore, destrozaron sus domicilios en Calafate y en CABA y no encontraron nada, excavaron en la Patagonia y no encontraron nada, todo lo que tiene está en blanco, declarado y justificado. La condenaron por suponer que debía tener conocimiento de las obras que había aprobado el Congreso de la Nación en una de las 24 provincias del país, función que, además no es competencia del Presidente. Cualquiera puede sospechar lo que se le ocurra, pero no se puede condenar a nadie sin pruebas, como hicieron con la expresidenta.

El Partido Judicial –dijo Cristina Kirchner-- que funciona como instrumento del poder económico, como antes lo hizo el Partido Militar, no solamente está conformado por funcionarios judiciales –jueces y fiscales--, sino también por periodistas y servicios de inteligencia. De ese ámbito se propalan los discursos de odio, que son tomados por los funcionarios judiciales para abrir causas. En el caso más brutal, el de Cristina Kirchner, además de una condena sin pruebas culminó en el intento de asesinato.

Salvo algunos oportunistas y algunos ingenuos, todo viene siempre en el mismo paquete. Los gobiernos que promueven la transferencia de riqueza de los pobres a los ricos, son los que procuran la impunidad y la justificación de los genocidas.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y el de Defensa, el radical mendocino Luis Petri, rechazaron enviar documentación que había requerido la Unidad Especial de Investigación que funcionaba en la Comisión Nacional de la Identidad (Conadi) cuya función es la búsqueda de los niños apropiados durante la dictadura.

Esta semana fracasó el intento de investigar la vergonzosa visita de legisladores libertarios a los genocidas. Los legisladores de Unión por la Patria volverán a intentarlo la semana que viene. Pero además, esta semana, el gobierno eliminó por decreto a esa Unidad Especial de Investigación, sin la cual la Conadi se convierte en un sello inoperante. La medida implica que se abandona la búsqueda institucional de estos niños y de esa manera se evitan nuevos juicios contra los implicados en sus secuestros.

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, se reunió con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien decidió crear en el ámbito provincial una unidad especial que procure la recuperación de los niños secuestrados.

En este cuadro, Kicillof aparece en la actitud de hacer lo que deja de hacer Milei. Son cara y contracara. Milei se pelea con el socio principal de la Argentina y Kicillof viaja a Brasil para reunirse con los ministros del área económica y con el presidente Lula. Milei se pelea con el segundo socio comercial y principal economía mundial, China, y Kicillof participa en un Congreso provincial sobre China junto al embajador de ese país. Milei destruye el consumo y el Banco Provincia lo promueve a través de la cuenta DNI.

La relación de fuerzas es desfavorable. Kicillof no puede evitar los efectos catastróficos de las medidas del gobierno nacional, pero sus acciones de gobierno buscan achicar el daño y ponen en evidencia las inconsistencias de las políticas libertarias.