Luego de un par de oportunidades desaprovechadas, que por cierto le pusieron alguito de presión al equipo y al cuerpo técnico, Racing ganó y finalmente se subió a la cima de la Liga Profesional con 20 puntos. Claro que su estadía en la cima ya no dependerá de sí, sino de varios. Vélez e Instituto (18 cada uno) que juegan el sábado; Huracán (20; recibe a Belgrano) y Atlético Tucumán (19; va a Estudiantes) el domingo; y Unión (19), el lunes con Argentinos, como para terminar el largo recuento de los que vienen bien en el fútbol argentino.
Uno que no está ni cerca de ser incluido en esa numerosa lista es Newell's (11). La de este viernes por la noche ante Racing fue su tercera derrota al hilo y su quinto partido seguido sin ganar. El equipo dirigido por Sebastián Méndez fue recibido por un no tan motivador "que se vayan todos, que no quede ni uno solo" antes del partido, el primero tras la derrota en el clásico rosarino de la fecha pasada. Una vez terminado, la cosa sólo recrudeció, potenciada también por el penal que tiró a las nubes el uruguayo Ramírez a cinco minutos del final.
De todos modos, vale la pena rescatar las intenciones ofensivas de Newell's. No así las vías elegidas. Entre las primeras fue muy interesante el inicio del atrevido Lucas Besozzi -a préstamo desde Lanús-, desbordando a puro enganche y engaño. Entre las segundas, sobraron centros y de los malos.
Racing, con algunos suplentes pensando en la vuelta de octavos de Sudamericana contra Huachipato el martes en Avellaneda (2-0 en la ida), aprovechó muy bien la desesperación de Newell's y, sin hacer demasiado, encontró el gol antes de la media hora de juego.
Lo que era una jugada inmirable -despejes varios, piques indescifrables por el pésimo estado de la cancha y pifies- evolucionó con un tremendo caño de Agustín Almendra. La pelota le llegó a Roger Martínez y el colombiano sacó un derechazo desde lejos con más fuerza que dirección para vencer el manotazo de Hoyos.
Si Newell's estaba desesperado por ganarlo desde antes de iniciado, con la desventaja cayó directamente en la locura. A más minutos en el reloj, menos defensores en el local. Racing no aumentó solamente por la impericia de Solari, quien después de comerse un mano a mano saltó a cabecear con los ojos cerrados en área propia y le dio a la pelota con el brazo.
A lo insólito del penal sólo lo superó el mencionado yerro de Ramírez. En la última jugada del partido, un gol anulado a Newell's por una falta previa de García para indignación de la platea que terminó revoleando proyectiles al campo de juego.