La justicia federal ordenó 25 allanamientos contra la organización liderada por Fabián Gustavo “Calavera” Pelozo, un violento líder narco alojado en el penal de Ezeiza, con fuertes vínculos con Esteban Lindor Alvarado. La banda intentó traficar 464 kilos de cocaína, pero la carga cayó en San Justo en julio pasado. Sin embargo en medio de la pesquisa apareció un macabra venganza ordenada por el jefe narco, quien mandó a quemar vivos a dos hombres que le habían robado una camioneta cargada con drogas, dólares y oro de la puertas mismas del penal donde está detenido. Hace solo unos días, la mano derecha de Pelozo, Carlos Suárez, cayó junto al segundo de la barra brava de Rosario Central "Pitito" Martínez, a quienes si bien se lo dejó en libertad, le fue secuestrado su teléfono, que está siendo peritado. El aparato podría arrojar información sobre alguna otra pata local de la banda. Entre los 14 detenidos del viernes está Gregorio Gómez un abogado rosarino, que podía ingresar a la cárcel para contactar a "Calavera"  así pasar las órdenes al resto de la banda.

Los operativos fueron ordenados por el juez federal Carlos Vera Barros, titular del Juzgado N° 3 de Rosario, por solicitud de los fiscales de la PROCUNAR, Diego Iglesias, Matías Scilabra y Matías Álvarez, y Juan Argibay de la Procelac.

 Pelozo también había sido mencionado en la causa por el triple crimen de Iván Maximiliano Giménez, su hija Elena de un año, y su pareja Érica Vanesa Romero, ocurrido tras un casamiento en enero de 2022 en Ybarlucea. Las víctimas, según trascendió, estaban sindicadas como “cuarto escalafón” de la banda de Pelozo. “Están quienes venden, los proveedores, proveedores por mayor y arriba de ellos estaban Giménez y su pareja. Se encargaban de la distribución a mediana escala”, dijo por entonces el fiscal provincial Gastón Ávila, a cargo del caso. El motivo del triple crimen del 29 de enero de 2022 tampoco está determinado. La hipótesis de que se trató de una represalia contra Maximiliano Giménez por la pérdida de 42 kilogramos de marihuana que aparecieron a la deriva en el río Paraná a la altura de Puerto de San Martín, qunue no fue probado judicialmente. En este caso también quemaron el auto con una de las víctimas en su interior.

Ahora por la investigación federal de la droga de San Justo y el doble crimen de los mecánicos también se requisó la celda de un preso de Piñero que en agosto del año pasado fue condenado junto con Pelozo por la Justicia federal de Salta, que los encontró responsables del tráfico de 389 kilos de cocaína que fueron llevados desde Salta hasta Ramallo con la participación del famoso clan Loza de la provincia del norte.

Pero la parte de la pesquisa que causa más impacto, es sin dudas la "vendetta" ordenada por Calavera Pelozo hacia la Banda de Los Lindos, un grupo que le había robado la Toyota Hilux, con cocaína, dólares y oro. Con ese objetivo un grupo de soldados rosarinos protagonizaron un raid violento para dar con los autores, el 22 de diciembre pasado, en el conurbano bonaerense. El grupo se movía en cuatro autos y camionetas para ubicar a Silvio Vitullo y Diego Segura, dos de los hombres que cometieron el robo, y los quemaron vivos dentro de un utilitario Berlingo. Los cuerpos estaban maniatados y, según las pericias, los dos hombres fueron incinerados cuando aún estaban con vida.

Para los investigadores federales este doble crimen está vinculado con el cargamento de cocaína secuestrado el mes pasado en la ruta nacional 11. Pero lo indubitable para los fiscales federales es que Pelozo ganó peso y poder dentro del narcotráfico en la Argentina al “mover” grandes cantidades de cocaína con destino al exterior, a través de los puertos de Rosario y Zárate, provincia de Buenos Aires. Una muestra del volumen de droga que manejaba Calavera desde la cárcel es un cargamento de 460 kilos de cocaína que fue secuestrado el 1º de julio pasado por Gendarmería a gente de su banda en la ruta 11, a la altura de San Justo, en Santa Fe. En las escuchas telefónicas, los miembros de la organización hablan que ese cargamento era de 900 kilos. Es probable, según creen los investigadores, que una parte de la carga haya ido por otra ruta o en otro momento y no lograron secuestrarla. Según la investigación judicial, Pelozo siempre se las arregló dentro de la cárcel para utilizar celulares y tener contacto con los miembros de su banda. Pero tras los mayores controles que implementó el Ministerio de Seguridad de la Nación contra los presos de alto perfil de los penales federales, Calavera tuvo que usar el ingenio para no perder el contacto con la organización. Usó a un abogado rosarino, que defendió hasta el año pasado, Gregorio Gómez, para que fuera el mensajero. Por su rol de abogado, Gómez podía entrar a la cárcel y tener contacto con Pelozo cualquier día. Gómez era quien luego informaba de las directivas a los otros miembros de la banda, entre ellos, Carlos Suárez, que fue detenido el 21 de julio en Rosario, acusado de ser el que lideraba el cargamento de 460 kilos de cocaína que fue secuestrado en San Justo.