El represor Juan Carlos Alzugaray sumó una nueva condena, esta vez por las torturas que aplicó al militante político Eduardo José Porcel, quien estuvo detenido de manera irregular más de siete años, desde febrero de 1975.
Por decisión unánime, el jueves último el Tribunal Oral en lo Federal Nº 2 de Salta integrado para este caso por las juezas Gabriela Catalano y Alejandra Cataldi y eljuez Federico Díaz, condenó a Alzugaray a cinco años de prisión "por resultar autor material del delito de imposición de tormentos agravado por resultar la víctima un perseguido político".
El Tribunal también declaró la detención ilegal de Porcel y los suplicios que sufrió en su paso por distintos lugares de detención de la provincia y el país "como crimen de lesa humanidad".
El represor, de 76 años de edad, también fue juzgado en este proceso por privación ilegal de la libertad agravada, pero el Tribunal lo absolvió "por aplicación del principio de la duda".
La fiscalía federal, representada por los fiscales Carlos Amad y Juan Manuel Sivila, había pedido una condena de ocho años de prisión, por ambas acusaciones. Del otro lado, el defensor oficial Federico Petrina, había pedido la absolución, ya fuera porque se entiende que no tiene nada que ver con el hecho o por la duda, y de no ser así, que se lo condenara dos años de prisión de ejecución condicional. El Tribunal se inclinó por la postura de la fiscalía.
Como es de rigor, antes de pasar a deliberar la jueza Catalano le preguntó a Alzugaray si quería decir algo. Dijo que no, "todo lo que dijo el defensor es lo que podría haber dicho yo", se justificó.
En Salta, Alzugaray, que inspector de la Policía Federal y alcaide del Servicio Penitenciario de Salta, integra el grupo de represores frecuentemente recordados por los sobrevivientes del terrorismo estatal, que padecieron sus prácticas violentas.
En 2011 fue condenado a 20 años de prisión por su participación, el 6 de julio de 1976, en el fusilamiento de 11detenidos por razones políticas conocido como Masacre de Palomitas.
En diciembre de 2022 fue condenado a prisión perpetua por el secuestro, el 10 de octubre de 1975, y la desaparición del abogado boliviano Gustavo Manuel Medina Ortiz.
Además, está procesado por el secuestro y la desaparición del prefecto mayor del Servicio Penitenciario provincial, Héctor Ramón Pérez, que había cuestionado la Masacre de Palomitas.
Las 11 personas asesinadas en Palomitas estaban detenidas en el penal de Villa Las Rosas, donde Pérez cumplía funciones de director de Seguridad y Alzugaray era el jefe de la Guardia Externa de esta cárcel. Según se pudo reconstruir, Pérez había discutido con Alzugaray y otros guardiacárceles a raíz de la matanza y había sido advertido sobre el peligro que corría. El 7 de noviembre de 1977 fue puesto en disponibilidad y ese mismo día desapareció.
Torturador y violador
Ex detenidos, y sobre ex detenidas políticas, dieron cuenta de la participación de Juan Carlos Alzugaray en la tortura, y en hechos de violaciones.
La referente de derechos humanos Mirta Josefa Torres, que fue detenida en 1975 en su lugar de trabajo en el Departamento Personal de la Dirección Provincial de Vialidad, contó que la Delegación Salta de la Policía Federal fue torturada por el comisario Ernesto Federico Livy y Alzugaray, y presenció también las torturas a otros detenidos, entre ellos Virginia Guzmán y Lucas Flores.
Además de golpearla y aplicarle picana, Torres fue atada en el patio, bajo la lluvia. En ese lugar Alzugaray hacía simulacros de fusilamiento disparando en su dirección. Mirta Torres también sufrió Alzugaray cuando fue trasladada a la cárcel de Villa Las Rosas, donde el federal, ya reconvertido en guardiacárcel de la provincia, cumplía también funciones de inteligencia.
Graciela López, que fue detenida en marzo de 1975, también pasó por la Federal, junto a su hija pequeña, y fue interrogada por Livy y Alzugaray. En la Delegación vió a Rodolfo Usinger (asesinado en Palomitas), “a quien evidentemente habían torturado de la manera más terrible”, incluso lo vio “arrastrándose”.
En la Federal fueron torturados también, a principios de 1975, Carlos Arturo Benito Holmquist, Eduardo Fronda y Luciano Jaime. De los tres, solo el primero sobrevivió, y lo contó. Holmquist fue detenido el 10 de diciembre de 1974; una madrugada lo llevaron a la Federal, con los ojos vendados. Sentado en el piso de un pasillo, escuchó: “Me pegaron. Soy Eduardo”, era Eduardo Fronda, con quien compartían militancia en el peronismo revolucionario.
Al amanecer de ese día, en el que fue torturado e interrogado por Livy y Alzugaray, Holmquist pudo ver a Fronda cuando lo llevaban al baño, estaba con “su torso desnudo, con la camisa tirada al hombro, descalzo, pero con medias y esposado a un banco tipo de plaza”. Luciano Jaime fue visto en la Federal por Eduardo Porcel. Recordó lo estaban golpeando.
También Eduardo Tagliaferro declaró que en la Federal fue torturado por Alzugaray y Livy, que falleció sin ser juzgado por sus crímenes.
En juicio oral en la conocida como Megacausa Salta, iniciado en 2012, por primera vez ex detenidas políticas se animaron a denunciar los abusos sexuales perpetrados por los represores, otra forma de tortura. La primera primera en hablar acusó a Alzugaray de haberla sometido a abusos sexuales y de haber violado a otra detenida, Marta Evangelina Botta de Linares, que terminó perdiendo un embarazo como consecuencia de los abusos a los que fue sometida. Evangelina también fue asesinada en la Masacre de Palomitas.
La misma sobreviviente que se atrevió a hablar de los abusos sexuales relató dos momentos particularmente dolorosos vividos durante su estadía en la cárcel de Villa Las Rosas y que también exhiben, una vez más, la degradación del represor Alzugaray: un día él y otros carceleros las torturaron,
a ella y a Evangelina, tras descubrir que un preso común les dejaba el diario debajo
de una piedra. Sin embargo, el dolor físico no le provocó a la sobreviviente tanto sufrimiento como la paliza
que recibió el preso, del que no supo más.